Capítulo 13. ¿Novios por conveniencia?
Si algo le estaba comiendo la cabeza a Darren era sin duda esa absurda idea que se le ocurrió hace algunos horas cuando todos bailaban y Grace lo hacía con su hermano y sus amigos, la vio reír y sintió algo de recelo al saber que con él no era así de ninguna manera aunque el intentara que se llevaran bien, aun con el tal Cristian, Grace de vez en cuando le sonreía y parecía tan sincera que eso le molestaba. Una vez que tuvo la oportunidad, la busco y solo pudo agradecer a Dios que estuviera sola y un tanto lejos de las personas que bailaban de manera descontrolada.
Parecía en su propio mundo así que no perdió la oportunidad y se sentó junto a ella, al instante lo noto pero poco o nada le importo a que solo lo vio y volvió a mirar al frente , eso estuvo a punto de a hacer enojar a Darren pero intento controlarse sino nada de lo que pensaba hacer resultaría. Se aclaró la garganta y logro al fin que ella volverá a fijar su vista e el, al instante sintió como su corazón actuó de manera extraña y comenzó a palpitar algo agitado, ¿Qué lee estaba pasando?
― ¿Y estas aquí por…?― se estaba quedando sin palabras y no le gustaba así que solo dio lo primero que paso por su cabeza.
―Seamos novios por conveniencia―los ojos de Grace parecían como si se le iban a salir de sus cuencas cuando escucho la tontería que le decían.
Era obvio que se trataba de una broma porque era imposible que lo dijera de verdad, ambos no eran los que menos e soportaban en el mundo y por ningún motivo eso les iba a ocurrir a ninguno de s dos, y entonces porque Darren parecía estar diciendo las cosas en serio y no se reía del chiste que se supone tendría que ser.
― ¿Qué?, obviamente es una broma ¿verdad?―la negación fue como un balde de agua fría que le helo hasta el último huesito del cuerpo.― ¿Por qué estás diciendo esto?, ¿Estás loco o qué?― si antes estaba nervioso ahora se encontraba pero que antes, esta chica sí que era difícil, pero no retrocedería cuando ya lo había dicho una vez.
―No te asustes no lo digo en broma ni nada de eso, solo estuve pensando en lo que nuestros padres nos dijeron y creo que la única forma en la que dejaran de molestarnos con el asunto es que les digamos que estanos juntos y después de tu tiempo podemos fingir que rompemos y que nonos llevamos bien ya así dejaran que hagamos nuestras vidas a como lo queramos ―la explicación que hizo casi sin pestañar la sorprendió, era algo que no parecía tan descabellado pero no le gustaba porque significaba que tendría que convivir mas con el.
―Realmente no me convence lo que me dices, quien me asegura que no usaras eso para dejarme en ridículo en algún momento―ambos sabían de que eran capaces y muchas de las bromas que anteriormente se habían hecho eran cada vez más y más estructuras que Grace pensó que era una de ellas.
―La verdad no tengo ninguna intención de pelear contigo, solo quiero que este asunto que mis padres han inventado entre los dos no me siga perturbando, no sabes lo insoportable que se ha vuelto mi madre esperando que te invite una y otra vez, no es que sea lo pero que me pueda pasar pero si somos novios seria conveniente para ambos ―Grace lo pensó, pero no respondió nada, estaba loco si creía que cedería a ese absurdo tan fácil.
―No lo sé, te respondo después… tengo que ir a dormir y tú también asique es mejor que te vayas―y de esa sutil manera lo corrió.
Esa pesadilla que fue su cumpleaños se había terminado y solo subió a su recamara, leo estaba sentado en la puerta y se levantó apenas la vio llegar a su lado, era lo mismo cada año estuvieran o estuvieran sus padres, se iban a dormir juntos y el silencio se abrazaban toda la noche aunque no habían lagrimas ambos compartían esa tristeza que más allá de lo que parecía era inmensa.
―Mañana vendrán no te preocupes―trato de tranquilizar a su hermana, ella no lloraba pero bien sabía que lo hacía en su corazón el que debía estar tan triste como él lo estaba.
Grace no dijo nada y lo abrazó a un más hasta que se durmió con esas ganas de desaparecer para siempre que poco a poco se instalaba en su cabeza, era más y más esa tristeza que aunque a la mañana siguiente que Marie entro a dejarles un delicioso desayuno solo fingió dormir para no enfrentar nada de lo que estaba pasando, eran la diez de la mañana y ellos aún no habían llegado.
―Los señores ya vienen en camino, el vuelo tenía que estar como a las cinco de la mañana pero se retrasó un poco―escuchó de Marie que le comentaba a su hermano, sus pasos desaparecieron poco a poco y al fin abrió sus ojos, debían estar hinchados así que tenía que esperar que pareciera más o menos presentable.
Suspiró y entró al baño para dejar atrás sus preocupaciones con una ducha tibia, seguramente ahora estarían viniendo hacia la casa y lo único que no podía permitirse es que la vieran como un zombi, esta vez se vistió lo más bien que pudiera y utilizo un poco de maquillaje para ocultar sus ojeras, sabía que la señora Deborah iba a adorar que su hoja se pintara así como ella siempre lo hacía. Bajo así de manera tan natural y sonrió cuando los vio, no era la misma sonrisa real que a algunas personas les daba sino que tenía algo de falsedad porque aún no estaba feliz de verlos como se supone que tendría que estarlo.
Deborah al igual que Greg llegaron y abrazaron a su hija, ya que a Leo ya anteriormente lo habían hecho.