Nubes de amor

10|Pensamientos

Savannah Smith:

Salgo de casa, todavía es de tarde, el sol sigue iluminando las calles.
Miro con mis ojos que me pican, de las ganas que tengo de llorar. Recordar duele.

Ando por la acera, miro las casas adosadas, cuando llegó a un parque infantil, lo rodeo, observo como los niños juegan y gritan.

Paso la carretera y veo un supermercado, sigo recto.
Veo el callejón, miro a ambos lados, ya que no veo a nadie, paso por allí, el ambiente es fresco, veo la puerta que sí no te fijas está casi oculta, la abro y entro.

Me quedo parada en el cine abandonado, más bien mi refugio.

Hacía mucho tiempo, que no estaba aquí, con los dedos de mis manos, recorro la madera de la mesa del centro, que está rodeada de sofás.
Pulso el interruptor de la luz, todo sigue estando igual que antes.

Lo bueno es que se encuentra mejor decorado, y con más cosas.

Las tripas me rugen, voy hacia la pequeña cocina que mi hermano llegó a hacer, y miro en el pequeño frigorífico si es que hay algo en el.

Veo zumo, agua, pero está el frigorífico casi totalmente vacío.

— Tendré que comprar algo. — digo, ya que hace tiempo que no estaba aquí.

Miro por los armarios, y encuentro galletas de chocolate, nutella, pan de molde.
Estoy por comerlo, pero antes miro la fecha.

— Suerte que no ha caducado — cojo la comida, y subo hacia mi estudio. En él, tengo un montón de materiales de dibujo, mi cámara, y una habitación oscura en la que puedo revelar fotos.

Nunca lo he dicho, pero todo lo que tenga que ver con el arte, en los diferentes sentidos, me atrae y me gusta. Me encanta sacar fotos de cosas en movimiento, animales, personas.
Es un hobby, que me gusta hacer cuando necesito despejarme.
Miro mi estudio, mi hermano hizo un gran trabajo.

Las paredes son negras, con rosas blancas, la mesa que está pegada a un cristal grande como en los estudios de música y en ella se pueden proyectar películas antiguas, es de madera de pino, la mesa está abarrotada de cuadernos, fotos, libros, y demás.
Hay una pequeña cama deshilachada, pegada a una parte de la pared, estanterías y cajones con materiales y cosas que ya estaban antes de que mi hermano me enseñara este sitio, al que considero mi segunda casa.
También hay baño, y eso se agradece.

No sé cómo lo consiguió.

Dejo mi mochila encima de la cama, la comida en la mesa, separando un poco todo el desorden que se encuentra.
Me pongo a ordenar todo, ya que me vendrá bien, perder un poco el tiempo haciendo algo productivo.

Meto libros en estanterías, recojo hojas que se encuentran en el suelo.
Cuando termino, me siento en el sillón negro de cuero.

— Que cansancio— me dolían los huesos de tanto movimiento, me puse a comer tranquila, mirando un cuaderno de dibujo.

Baje las escaleras, y abrí una de las grandes ventanas, el polvo me dio en la cara.

— Este sitio, si que necesita una limpieza. — dije tosiendo.

Me apunte mentalmente, que traería cosas para limpiar.

Dejé que el frescor del viento, bamboleara mi cabello, cerré los ojos.

De mis pantalones, saqué el móvil, ya se hacía tarde.

No me daban ganas de volver a casa, así que mande un mensaje a mi padre diciéndole que estaba en la casa de Emily, y por si acaso le envié un mensaje a ella para que me encubriera.

Pensé en que ropa, me pondría mañana, y recordé que tenía ropa en algún armario.

Y también que por la mañana, me podría dar una ducha.

¿No te has preguntado, como podrías cambiar las cosas?

Siempre me pregunto, que será de mí dentro de unos años, si seré capaz de enfrentarme a mis miedos.

Me pregunto si mi hermano volverá, o si sigue vivo.

Lo peor es que recuerdo los momentos que pasamos juntos, no sé dónde estará solo espero que vea las mismas estrellas que se encuentran en el cielo.

Mi hermano, siempre ha sido unas de las personas que me apoyaba.
Qué me protegía o aconsejaba.

Tengo que admitir que le admiraba, ya que siempre me tuvo paciencia.

Y ahora no está.

No está para reírse, de mis gustos un poco raros a la hora de hacer mezclas raras de comida.

No está para criticar, mi estilo de música.

No está para decirme lo irritante que soy, y que no debo meterme en su vida.

No está para decirme, que soy una insensible, ya que puedo pasarme horas viendo películas sangrientas sin llorar, mientras el salta del susto, y me pregunta si soy humana.

Y sobre todo, no está para abrazarme cuando veo que todo se derrumba.

Un hermano, no se puede cambiar por nada.
Por muy cabezota que llegara a ser, siempre estuvo allí para mí.

Ahora entendía un poco lo que me dijo.

¿Por qué te fuiste, Mark? ¿Volverás? Espero que sea donde estés, no te hayas olvidado de mí. Que sea donde estés, sigas luchando. Porque quiero verte y decirte cuanto te quiero, y te extraño a pesar de no habértelo dicho antes.
Los recuerdos duelen, y más cuando una de esas personas importantes en tu vida, se va. Lo peor en cuando vienen los recuerdos, tu cabeza piensa de diferentes maneras, como habría sido la manera perfecta, para cambiarlo todo.




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