Nubes de amor

20| El cine II

Savannah Smith:

La película empezó,  y con ello mis nervios. Hacia mucho tiempo, que no salía a divertirme, me encerré estos meses en mi cápsula, que me olvidé de divertirme.

—Yo no quería ver una película de romance. Todas son iguales—me quejé en voz alta.

—¡Shh!—escucho que me mandan a callar, unas chicas que están detrás de mi. Iba a decir algo, pero Felix me susurro algo al oído.
—No todas son iguales, cada una de ellas, tiene su esencia —el solo sonido de su voz, me erizaba la piel. La cercanía entre los dos, me estaba dando calor.— Nuestra historia podría ser una de ellas.— no se notaba como el Felix de siempre, parecía mas atrevido. ¿A qué se refería con nuestra historia?, ¿Se había dado un golpe o algo?

—¿Pero que dices? Por favor, no digas tonterías — cometí el error de girarme en su dirección, nuestros perfiles, nuestros rostros estaban muy pegados el uno del otro. Me acarició la mejilla, sus ojos morenos me miraban de manera intensa.
No podía apartar la mirada de sus ojos, no estábamos viendo la película, era como si solo los dos estuviéramos solos, parecía que lo que había a nuestro alrededor no existía.

Mis ojos bajaron a sus labios, el se los mordió y paso la lengua por ellos.

— Zara, ¿Me acompañas al baño?
—me pidió Emily, nuestro contacto se cortó, y volví a la vida real.
Parecía como si me hubiera transportado a otro lugar en el que solo existiamos los dos.

—Cla...claro, te acompaño —le susurre, un poco avergonzada de mis impulsos.

Me levanté, y bajamos las escaleras con cuidado, ya que estaba oscuro.

Cuando ya estábamos en el baño,  me agarró de la mano y me obligó a entrar con ella.

—Dime, ¿Qué esta pasando entre los dos? —. Me cuestiona Emily cruzándose de brazos. Miro hacia otro lado, quiero pasar del tema, pero va a ser que no me libraré —. Te conozco, no sueles ponerte roja. Y estos días has estado hablando con él, mas de lo normal.

—No...no pasa nada. So-solo somos a-amigos— trago saliva, ya que me cuestq hablar.

Ella entorna los ojos, y me agarra de los hombros.

— Ya claro. Como soís amigos, cada vez que le ves hay un brillo en tus ojos, da igual que lo intentes ocultar, se nota a distancia que te atrae. Vamos, soy tu amiga. — levanto los ojos del suelo.

— ¿Por qué mi corazón late tan rápido,  cuándo estoy cerca de él? ¿Por qué me pongo nerviosa, cuando estamos demasiado juntos? ¿Qué me está pasando? Siento revoloteos, como mariposas —no me puedo creer que esté diciendo algo así— De solo decir mariposas, me dan ganas de vomitar.

— Está claro, estás enamorada de Felix —no me sorprende su teoría, me paso una mano por el pelo desordenandolo más.

Tenía miedo, de un sentimiento como este.

— Tengo miedo —le confesé.

— ¿De qué exactamente?

— Tengo miedo de que no funcione, del rechazo. O de que yo no sea lo suficiente buena para alguien. —mire al suelo, tenía ganas de llorar.

— Eh, tu eres única — con un dedo me levanta el mentón —. Eres genial, ya me gustaría ser como tú.

—Mentira —¿Quién querría ser como yo?

— No es mentira, siempre he deseado poder expresar esa indiferencia que das a las cosas que no te importan. Eres lista, fuerte,  pero lo mejor es que eres tu. No te dejas llevar por los demás, cuando vestías esa ropa, que debo de admitir que era un horror. No te importaron las miradas llenas de odio, siempre te mantuviste firme. Esa seguridad que llegas a transmitir, suele dar un poco de envidia —la miro y no puedo evitar abrazarla.

— No siempre estoy segura de lo que hago. Debes saber que eres la mejor. —la abrazo muy fuerte a mi, respirando su aroma.

— Ya sé que soy la mejor —dice con un poco de arrogancia, me pongo a reír.

— Bueno, creo que ya es hora de que detengamos esto. Odio ser demasiado cariñosa, además huele a pis. —arrugo la nariz, ya que estamos en el váter y quién sea que estuvo aquí, no tiró de la cisterna. ¿Qué cuesta tirar de ella?

Cuando se aparta hago una mueca de desagrado.

— Las dos sabemos que te gusto el abrazo — salimos del baño y miro negando — Vayamos antes de que los chicos se preocupen demasiado.

Ya sentadas en el asiento, nos sentamos como si no hubiera pasado nada.
Intento de todas las maneras posibles, evitar la mirada de Felix, ya que noto que se clava en mi nuca.
Noto su respiración en mi cuello, doy un respingo.

— Quería decirte que estas preciosa, como siempre. —miro a Emily con mis ojos pidiéndole ayuda, pero ella me ignora y sigue comiendo palomitas como si yo no estuviera a su lado.

— Ya me lo has dicho, no hace falta que repitas una mentira —le digo de manera susurrante. De lo poco que he visto de la pelicula, debo admitir que me equivoqué con mo teoría, era interesante.




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