Nubes de amor

27| Amigos

Savannah Smith:

— Papá, no pasará nada. Son unos amigos. —intento convencerle, de que estaremos bien el fin de semana.

— Pero no quiero dejarte sola en casa, puedes ir con nosotros si quieres —me dice con un atisbo de preocupación.

— Papá, tú y mamá necesitan un descanso. Aprovecha ese viaje de trabajo, para que descanses — no quiero que se quede solo por mí — Soy mayor, es verdad que todavía no he cumplido la mayoría de edad, pero pronto será.

— Para febrero falta mucho —entorno los ojos, al final acaba resignándose — Está bien, pero te voy a decir las normas.

— Adelante.

— Nada de fiestas. No quiero alcohol. Quiero la casa impecable. No quiero ver a nadie enrollándose en un sofá o quién sabe qué. Te aviso, me enteraré si infringes una norma —me mira y sé que quiere decirme algo más — Cuídate, vale —la voz parece temblarle un poco.

— Pues claro que sí.

—Como tarde, puede que vuelva para el martes o miércoles. Te dejaremos dinero en tu cuenta bancaria.

— Está bien. Debo salir, tengo que ir con los del club de periodismo.

Mis progenitores, me miran un poco asombrados.

— No sé si me acabaré acostumbrando a que mi pequeña salga tanto —le miro mal — Lo siento, pero debo admitir que antes eras una asocial.

— Cierto, muy asocial —concuerda mi madre.

— Gracias, aprecio sus cumplidos — subo las escaleras, recojo mis llaves, una mochila pequeña, y el móvil. Ya he comido, así que solo debo irme.

— ¡Adiós! —me despido de ellos.

Es verdad que he empezado a salir más a menudo, debo admitir que me alegro.

***

— ¡¿En serio esto es tuyo!? —grita Elaine mirando el lugar.

— Si lo es.

— Es-es genial —dice Cassie

— Asombroso — dice James, sentándose en uno de los sofás.

— Me encanta —dice Byron, y me sonríe — Gracias por esto, es increíble y perfecto.

— Hay una pequeña cocina, baño, sofás. Esto tiene casi de todo, pero faltan cosas — dice Elaine, andando y mirando todo con detalle.

— A mí me gusta así —dice James — ¿Qué es eso de arriba? — apunta a dónde se encuentra el proyector de películas, y mi espacio personal.

— Es como mi cuarto, allí es donde duermo a veces. Tengo libros, materiales de dibujo, y también hay un cuarto dónde reveló mis fotos. Ese espacio es personal, pero si queréis entrar podéis — de mi mochila rebusco las llaves, ya que siempre las llevo conmigo.

Subimos, y cuando abro la puerta, sus ojos están que se abren.

— Es bonita a su manera —dice Cassie.

— No has tartamudeado —digo sorprendida.

Se retira los mechones de pelo que quedan sueltos de su coleta.

— Si es-es verdad—dice tornándose su cara roja.

— Suele tartamudear mucho, cuando está nerviosa, o cuando no tiene confianza— dice James dándole poca importancia —Por ese mismo motivo, se suelen meter con ella. —Es bajo comparado con ella, pero le acaricia el pelo — Solo necesita abrirse, cuando está en confianza es más divertida.

— Deja de acariciarme el pelo, como si fuera un cachorro —le dice ella.

— Eres un cachorro, pero asustado.

Les miro, y pienso que se ven bonitos como pareja.

— Sav, ¿Podríamos poner algunas cosas para trabajar y eso? —dejo de mirar a los dos y me giro a mirar a Elaine.

— ¿Qué propones?

— Propongo que busquemos la forma de poner wifi, algún que otro ordenador, más enchufes para cargar, y una cerradura en la puerta —la miro asombrada, pero eso valdría dinero — No te preocupes, uno de mis tíos trabaja en este tipo de cosas, podrá ayudarnos. Y lo que respecta al dinero, no te preocupes.

Parece que me ha leído la mente.

— Esto va aparecer una casa y todo —dice Byron, tomándome por los hombros.

— Está bien, no hay problema.

— También podríamos pintar las paredes, y limpiar todo este polvo —propone James — Mi padre tiene un taller de pintura, en casa tenemos botes y herramientas para ello. Podría pedirle, ya que no le importará con tal de que no se lo eche encima a alguien.

— Yo podría comprar cosas, para llenar esa nevera, y podría ofreceros algún que otro portátil, ya que mi madre tiene algunos que no usa. Nos serían de gran ayuda —dice Cassie entusiasmada, y rascándose un poco el brazo nerviosa.

Abrí mis ojos, nunca pensé que esto llegaría a pasarme a mí.

— Chicos, todo eso es genial. Pero no hace falta que lo hagáis —les miro y sonrío — Esto que estáis haciendo es mucho.

— Claro que no lo es, mujer —Elaine se acerca y me arrima a su hombro, dándome un medio abrazo — Somos amigos, tú nos has prestado este lugar. A la que deberíamos agradecer, es a ti.

Sonrío, estoy por llorar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.