Nubes de amor

28| La leyenda: Elaine Foster

Félix Holfman:

No supe nada de ella durante todo el día de ayer.

Hoy ya era por fin viernes, finales de semana.

Tenía unas ganas tremendas de llegar a casa y descansar.

Estos días la veo más radiante. En una de las clases que nos toca, la de matemáticas mientras el profesor Hugo está tomando unos apuntes decido hablarle.

— ¡Eh, Savannah! ¿Qué tal te fue el día de ayer? — susurro gritando.

— Me fue muy bien, luego en la cafetería se nos juntaran mis amigos del club de periodismo.

Amigos, había dicho amigos.

Sonreí, poco a poco se estaba abriendo más a la gente.

Ya no parecía la chica tan cerrada y arisca que conocí antes.

Me alegraba mucho por ella.

Me parecía extraño que Case no la hubiera molestado, intentado hablar con ella.

— Recuerda, mañana en mi casa para lo de las películas. —su sonrisa daba miedo.

— Claro —dije tragando grueso, sonreí de manera torcida. Nunca he sido fanático de las películas de terror, no me dejan dormir.

Creo que traeré mi peluche a escondidas.

Tedy es uno de mis peluches, sé que es vergonzoso que a mis 18 años tenga uno, pero solo es en caso de emergencias.
Tedy me ha acompañado en momentos difíciles desde que tenía unos 12 años, es un oso marrón, me lo regaló mi madre para burlarse de que me comportaba como un bebé.

Pero siempre lo he conservado, me ayuda a calmarme de una manera inexplicable.

Mi madre y mi hermana lo saben.

Por culpa de eso, mi hermana a veces me chantajea con fotos que tiene de mi durmiendo semidesnudo que con el oso entre mis brazos.

— Smith y Holfman, ¿Tienen algo interesante, que aportar a la clase? Si quieren nos lo pueden contar a los demás para que nos echamos unas risas. —nos mira serio el profesor, todas las miradas están en nuestra dirección.

— Lo sentimos —decimos avergonzados.

— Esperemos que si, no querría tener que echar a alguien a dirección —sigue apuntando cosas en la pizarra.

Me paso el resto de la clase, mirando aburrido la pizarra, y mirándola a ella.
Tiene el entrecejo arrugado, no deja de apuntar lo que dice, está muy concentrada.

Me gusta todo de ella, desde su cuerpo, hacia su personalidad.

Todavía recuerdo sus labios y los míos danzando en sincronía.

Necesito decirle lo que siento, mi hermana me dijo que soy muy lento, y que si sigo así alguien me la quitará.

« Tiene razón. Te la pasa babeando por ella, pero no tienes la decencia de decirle lo que sientes. Somos unos cobardes» me dice mi voz interior.

El timbre suena, y me despierto de mi ensimismamiento, y me pongo a recoger las cosas.

— Para la semana que viene tendrán examen de los temas uno y dos, espero ver buenas notas —dice, pero la mayoría ya no lo están escuchando.

— Mierda, voy fatal en la asignatura —maldice Savannah, metiendo sus libros en la mochila.

Creo que está es mi oportunidad para estar con ella.

— Si quieres puedo ayudarte —ya hemos salido u nos dirigimos a la cafetería.

— ¿En serio? —pregunta esperanzada.

— Claro, sería un placer —le sonrío, mientras pedimos algo para comer.

Después nos vamos con nuestras bandejas a nuestra mesa, que está llena de rostros desconocidos para mí, excepto dos.

Los de Byron y Emily.

— ¡Hola, chicos! —dice ella animada.

— Hola —le responde una chica de cabello negro corto, con mechones morados en él.

— Este es Félix —me presenta hacia los tres que me miran con curiosidad — Félix, estos son James, Elaine y Cassie, vamos juntos al club de periodismo.

Asiento, y les saludo.

Me siento a su lado, y ella no pone una objeción.

— Emily debo hablar contigo —le dice Sav.

— No te preocupes, ya se lo he contado —dice Byron tranquilo.

— ¿De qué estáis hablando? —pregunto y Emily se pone a hablarme de ello, con todo lujo de detalles.

Escuchando atento mientras me tomo un café.

— Ajá, ¿Pero no creéis que es un poco arriesgado? Conozco a Andrew, ya que tiene trato con algunos de mis amigos de natación —me pongo a pensar — Si queréis puedo ayudar, fui una vez a una de sus fiestas. Son increíbles, pero puede pasar de todo.

— No te preocupes chico con cara de ángel, ella y yo nos ocupamos — me dice Elaine.
Le agarra del brazo y vemos todos cómo van hacia una mesa.

— ¿Qué van a hacer? —mu pregunta es absurda, ya que se ve de lejos lo que harán.

— Va-van a la mesa de los populares —dice Cassie con una cara de temor que me da gracia, pero después veo la gravedad del asunto.

— Debemos detenerlas —dice Emily levantándose del banco, pero Byron la hace sentarse.

— No hay vuelta atrás, debemos confiar en ellas —dice Byron.

— Casi todos aquí conocemos como es Elaine, esa chica es capaz de tumbar a un gigante si se atreve a llamarla guapa —dice James — esa chica da miedo. Con solo verla se te ponen los pelos de punta. ¡Hay que detenerla! —grita asustado.




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