Nuestra Adolescencia From Juan Josh

5 LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LA MADUREZ MENTAL EN LA ADOLESCENCIA.

 

Oscarín se sentía nervioso, inquieto, esta ba apurado, y tenía la necesidad imperio sa de ver a Martha, quería saber si ella sentía lo mismo que él, y como Oscarín poseía  un colmillo retorcído, solo buscarí a con su vista el cruzar su mirada con la de ella, y si Martha le sostenía a esta justo en el momento de que se lograran encontrar sus miradas, una a una, y Osca rín consiguiera ver una chispa brillar, y destellar, o centellar en los ojos verdes claros de Martha, perfectos, e intensos, Oscarín sabría en aquel instante, en que se toparan sus vistas, si es que Martha le correspondía, y si ella lo había echado de menos durante las pasadas vacaciones de verano, de por aquellos tiempos perdidos en el pasado, pero atrapados en las múltiples dimenciones temporales así como espaciales que conforman al espacio-tiempo, parte complementaria de todo universo paralelo. 

-Debo de verla de cerca, es necesario que lo haga, pues quiero conocer de inmediato si ella siente lo que yo ya siento, lo que estoy viviendo por el fabuloso hecho de el yo ya llevarla en mi mente y en mi corazón, debo percibir si me extraño durante las vacaciones de verano, a como me paso a mi, y en fin deseo enterarme de si soy correspondido por Martha, por mi vida, por mi nueva y fantástica ilusión.  

Pensaba Oscarín internamente y para él. 
Oscarín ya había tomado su portafolios samsonait, en el cual llevaba solo los útiles que le eran necesarios, y no todos los que utilizaría  para cada día de la semana,  pues aunque ese tipo de portafolios andaba de moda por aquellos vivires de adolescentes, solo tenían una pequeña capacidad de carga para útiles escolares,  y así pasaba que Oscarín salía del  “Taller” y comentándoles a sus cuatachos  : 

-Hasta luego chavos, nos vemos mañana. Les comunicaba Oscarín a sus cuates del 32, que compartirían con él a la disciplina del “Taller de Estructuras Metálicas” y que no eran otros más que Alberto, Alejandro, Cesar, José Luis, José, a quien se le conocía más como ”Pepe”, así como de igual forma lo fueran sus brothers más allegados del Oscarín : Toño, Emiliano, y Asencio. 

Toño tenía al igual que Roberto, Marcelo, y niñas de la talla de Gaby, quien fuera de las adolescentes más bellas de la # 68, y que tuviera en Mónica, quien tenía unas muy bellas piernas, a su inseparable amiguita, pues ocurría que Gaby, Mónica, Roberto, Marcelo, y Toño, poseían una Inteligencia emocional tan deseada por parte de todos sus amiguitos del grupo 32, ya que a estos últimos, tal inteligencia les procuraba a muchos amiguitos  en aquel plantel escolar, de la secundaria “Profesor Gávino A. Palma” haciendo todo ello, honor a aquel dicho popular “Dios los cría y ellos se juntan”. 

Toño había cursado la primaria en la escuela “General Juan N. Álvarez”, al igual que Oscarín, Asencio, Edith, Sandra, y Sergio, quien estaba dotado por dos tipos de inteligencias a destacar, una la emocional, y la otra la intelectual. Por su parte el “Bola de grasa” provenía de un plantel también público pero bastante pequeño, a como lo era la escuela primaria “Alberto Lenz”. 

Toño era más bien alto y espigado, siempre se preocupaba por su presentación personal, y pasaría que de entre de los cuatro chavales que se juntaban más entre si, por esos tiempos, era que por esta última razón, fuese quien tenía un grado de cierta madurez, con respecto del resto de sus cuates, y tan así casi de igual, a la de Oscarín, solo que Toño no había encontrado en la 68, a su niña de sus gustos, amores, sentimientos, deseos y necesidades emocionales, cosa que experimentaban algunas mujercitas, y al gunos chavos también en aquella escuela de fábula, mas no tanto como para haber alcanzado ni por un ápice, en cuanto a madurez personal, al grueso de las niñas, estos últimos perfiles de varoncitos que pertenecían a la afamada y gloriosa #68.



 SUS PADRES

Varios de estos hermanos ya habían logrado terminar sus estudios “univer sitarios”, esto aunque no se pudiera creer, pues al haber sido la camada de hermanos de Asencio  muy numerosa, se pensaría que no hubiera el suficiente “capital” como para que si quiera alguno de ellos se alcanzara a graduar en “estudios superiores”.

 

-No se como le hagas “chango” para a probar tus examenes, porque yo si le tupo a la estudiada. Acertaba en decir Asencio directamente al Oscarín.

 

-Claro, ¿Pues sino de donde sacas el estar en “el cuaderno, vamos en el cua dro de honor” de la secundaria”, mi estimado Asencio?. Se apuntaba otra vez en la plática Oscarín.

 

-Bueno, si Oscarín, pero no me mato co mo “Nerd”. Le hacia conocer la situación él Asencio al Oscarín.

 

La cosa en la familia de Asencio, un niño ni gordo ni delgado, sino más bien un chaval de complexión normal, paso a ser que su señor padre había sido un militar de carrera, mismo que no pasara por alguno de los planteles militares, y que iniciara su carrera “castrense”, desde abajo, desde haber sido un soldado raso, pero disciplinado, buen militar, así como un excelso ser humano, pues nunca les hubo de poner la mano encima a ninguno de sus hijos, siempre bien uniformado, prestigiado y rasurado, quien usara locio nes muy baratas, y talco para sus pies, igual barato, pero ambos artículos de calidad, ya que él “Capitán segundo”, Jesús Baeza Rocavado, era un tipo cono cedor como todo militar, de las cosas buenas de la vida, alguien al que nunca se le veía ebrio, y al que no se le conoció algún lio de faldas, alguien fiel a “Doña Lucerito”, su mujer, y madre de Asencio, él adolescente destacado y honrado en el cuadro de honor de la # 68, y de quien su padre se sintiera muy orgulloso :




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