Había sido mucho más difícil de lo que pensamos, nuestra gatita estaba sacando sus garras con nosotros y la tuvimos que detener. Era necesario detenerla ahora que todo estaba empezando, y cortarle las garras para que no se lastimara a ella misma.
Anoche había aceptado tan bien el biberón, que pensamos que iba a ser mucho más fácil. Pero ahora nos dimos cuenta de que, en efecto, no.
Jonathan apareció con la comida de Emilia en un hermoso plato hondo de panda. Esta la observo un tiempo, y cuando quiso tomar la cuchara negué, colocando una de las sillas al frente de ella, tome la cuchara con un poco de líquido, acercándosela, ella me observó como si fuera un juego.
— Yo puedo hacerlo sola —. Comentó sin más.
— No. Eres una bebé, y necesitas de mis cuidados —. Declaré — Ahora abre grande —. Dudó un momento, y antes de hacer algo su estómago retumbó, observándome sus mejillas comenzaron a ponerse rojas, y sus orejas también.
Lentamente, abrió la boca, dejando pasar la cuchara. Se veía tan hermosa.
Nuestra princesa, por fin estás en casa.
[ . . . ]
La comida no había sido tan horrible, como esperaba, hace tanto que no comía algo tan sabroso.
Después de que Axel me diera la crema, que aún no sabía de qué era, Jonathan se levantó, cambiando lugares, aparentemente había estado comiendo mientras Axel me daba de comer a mí. Ciertamente, era completamente capaz de alimentarme por mí misma, pero tal parece que ellos no querían eso. Jonathan cambio mi plato a uno con pollo y un poco de arroz, comenzó a alimentarme, esta vez Axel era el que estaba comiendo.
Después de terminar todo, jaló un poco la mesa, levantándola, luego me tomo a mí en brazos, no me gustaba que me cargaran, no me permitía sentir los movimientos del piso al caminar, me hacía sentir más sola, en silencio.
Pero ellos no me querían dejar en el piso. . . tal vez fuera por mis pies un poco lesionados.
Un poco desorientada me llevo a otro lugar, tenía un escritorio amplio y un sofá negro con una tumbona, supuse que era su oficina, caminando hacia el sofá me dejó sobre la tumbona.
— Toma —. Dijo entregándome el control — Puedes ver televisión por 30 minutos —. Aviso alejándose un poco. ¿ Quién se cree que es ? ¿ Televisión por 30 minutos ?
Cuando volvió me arropó con una suave y esponjosa manta. Dejándome sobre el sofá, se acercó a su escritorio, sentándose, empezó a hacer su trabajo, o lo que estuviera haciendo. Era claro que en este momento no era el ideal para tratar de volver a escapar. Debía tener paciencia y cuando pudiera, volvería a intentar ganar mi libertad una vez más.
Con el control encendí la televisión, pasando canal tras canal me di cuenta de que la mayoría (los que no fueran de niños) tenían control parental, iba a empezar a quejarme cuando encontré Disney Channel, estaban transmitiendo Lilo & Stitch, tarde un poco en lograr encontrar el botón de los subtítulos, al ya tenerlos activados le baje completamente el volumen a la televisión, no servía de nada si igualmente no podía escuchar.
Mis ojos empezaron a dormitar al acercarse el fin de la película, antes de cerrarlos por completo, observé como Axel entraba, observó a Jonathan y luego a mí. Definitivamente, esté no era el momento para permanecer despierta, ciertamente, no quería verle las caras a ambos. Cerrando los ojos me quedo dormida.
Había dudado si levantarme y apagarle la televisión a Emilia, ya habían pasado treinta y cinco minutos y ella seguí observando Lilo & Stitch, pero al moverme un poco noté que estaba más dormida que despierta, lo cual era bueno, era la hora de su siesta. Debía comenzar a adaptarse a su nuevo horario. Cuando ella por fin cerró los ojos, Axel entró. Teníamos que hablar.
— ¿ Cómo es posible que sea sorda ? —. Susurre a él cuándo se sentó al frente del escritorio
Axel río un poco, mi cara se frunció, ¿ le resulta gracioso ?
— Tú mismo lo acabas de decir, es sorda, habla normal —.
— Mierda —. Solté, pobre Emilia, no me puedo imaginar lo que es estar sin escuchar ni siquiera tu propia voz
— Es obvio que su padre se quería deshacer de ella —. Soltó de repente haciendo que lo viera.
— La forma en la que actuó cuando se le propuso aquello —. Indicó.
— No sé negó ningún momento a dárnosla, e incluso no aumentó la cantidad de dinero de la deuda —. Continuo.
— Como si no valiera nada —. Recité con los dientes apretados
Axel me observo. — Es obvio que una persona enferma tiene necesidades especiales, ella está sorda, no sabemos qué le sucedió. Si tiene otra condición o. . . —.