— ¿Comprendes la razón de este castigo? —. Jonathan pregunta firme. Mi cabeza se mueve en afirmación. La correa aún está en su mano.
— Van a ser 28 nalgadas —. Informa
— ¿Cómo? —. Mi voz sale raspada, mi garganta se siente áspera, estoy lista para volver a escapar.
— Solo cuatro serán con el cinturón —. Ahora es Axel quien habla. Mi estómago se aprieta, me van a golpear. Un sollozo sale de mi garganta, pero sus miradas siguen firmes. Axel es quien avanza hacia mí, agachándose, queda al frente mío.
— Por cada nalgada dirás en voz alta la razón. Los azotes con el cinturón son por haber llamado a la policía—. Dice secando las lágrimas que no he podido detener. Su cara cambia a una de comprensión, pero no dice nada, sus manos se mueven lentamente.
'Te amamos'. Y es cuando todo comienza.
En un movimiento rápido me encuentro sobre las piernas de Jonathan, Axel a un lado de él me toma de las manos, obligándome a acostar mi cabeza sobre sus piernas, aprovechando que mis piernas se encuentran libres, intento patalear, salir. Pero no lo logró, la primera nalgada llega haciéndome temblar. Jonathan mueve una de sus piernas atrapando las mías debajo de las suyas, su mano sube por mi espalda baja, confundida, detengo los sollozos.
Mi llanto empieza más fuerte cuando lo siento tomar el elástico del pantalón que llevo, apretando las piernas lo más que puedo intento evitar que lo baje, pero no lo logró, moviéndose un poco aprieta el elástico del pantalón con su pierna. Rápidamente, va a mi ropa interior.
— No—. sollozó — no... por fa...vor —. Pero no hace caso a mis súplicas. La vergüenza se apodera de mi. La mano de Axel mueve mi cabeza a su dirección, subiendo la mirada intentó descifrar sus palabras
— Habla —. Es lo único que logró percibir. El azote con la correa llega de forma rápida, dejando un ardor en mi piel me quejo, intentando mantener los sollozos controlados, habló. — Por haber llamado a la policía —.
Otro. — Hacer venir a la policía a la casa —.
El cambio de material se siente en el siguiente, su palma soba la nalga magullada mientras murmullo. —Fingir dormi r—. Susurro con mi vista fija en el abdomen de Axel.
— Intentar escapar —
— Gritar —
— No seguir órdenes —
— Tomar el celular sin permiso — rechinó con la última. La piel de mis nalgas arde.
Con el siguiente golpe me doy cuenta de que no llevo ni una cuarta parte de las nalgadas. Mi cuenta vuelve a empezar.
Repitiendo una y otra vez los strikes de la hoja, las nalgadas pasan una tras otra. Catorce, cuento en mi mente mientras hablo. Rápidamente, la posición cambia, mi cabeza está sobre el regazo de Jonathan y mis adoloridas nalgas a la vista de Axel. Solo catorce más.
Con un fuerte sollozo todo acaba. Con la piel erizada y los ojos cerrados siento como la fuerza ejercida en mis manos y piernas se alivia, el pequeño calor que logró atrapar de las piernas de Axel y Jonathan me reconforta. La mano de Jonathan pasa por mi brazo, haciéndome temblar. ´Qué frío´, es lo único que puedo pensar aparte del ardor en mi trasero. Aún temblando, siento como vuelven a subir mi ropa interior y el pantalón, rozando con la piel sensible de mi trasero, me quejo.
Las manos de Jonathan suben completamente por mis brazos, deteniéndose en mis axilas, me levanta. Mis piernas se deslizan por las de Axel cuando Jonathan me sienta en las suyas, aún con los ojos cerrados dejó mi cabeza sobre su hombro. Por alguna razón, algo me hace pensar que esto no ha terminado.