Quede impresionada al ver al doctor, moviendo sus manos en una perfecta comunicación en lenguajes de señas. Lamentablemente, desde que estaba con ellos no había podido practicar, siempre era vigilada, y no podía hacer casi que nada por mí misma. A veces les respondía signando, pero era más lo que no entendía que lo que sí y la verdad me irritaba tener que traducir, así que solo dejé de hacerlo. Ellos habían puesto cámaras en la habitación donde dormía, y casi nunca me dejaban sola.
Empecé a mover mis manos respondiéndole, sin hablar, sabía que Axel y Jonathan podían entender algo, pero no todo, sus caras me lo confirmaban, creo que era más divertido cuando no lograban entender nada en su totalidad, me gustaba burlarme un poco de ellos. Después de unos cuantos movimientos de mi parte, el doctor asintió, y con una leve sonrisa volteó a Jonathan y Axel. Dejando mi vista fija en él, logre obtener la mayoría de las palabras que estaba usando, el resto de palabras en blanco simplemente las llenaba según las otras palabras.
— Emilia —. Llamó mi atención el doctor… el doctor…
Observándolo empecé a mover mis manos nuevamente.
— ¿Cómo te llamas tú? —. Signe, mi vocabulario no era tan amplio, y mis modales mucho menos; sin embargo, intenté ser lo más respetuosa posible, como me había enseñado mamá.
Él sonrió un poco, para luego contestarme.
— Soy Nathanel —. Asentí.
— Ahora, Emilia. Necesito que me cuentes un poco de como perdiste la audición —. Su pregunta me hizo aterrizar. Mi estómago se revuelve un poco al recordar, dirijo mi mirada a Jonathan y Axel quienes están muy concentrados en nosotros, con la mirada les intentó mandar una señal de auxilio, ya no quiero estar aquí.
Sin respuesta alguna de su parte, me remuevo incómoda en la camilla. Mis ojos bajan evitando hacer contacto con el doctor Nathanel, me siento incómoda, mis manos comienzan a sudar y mi saliva se vuelve más espesa. Con sus manos moviéndose al frente de mis ojos, intenta llamar mi atención, sin éxito. Siento como su mano toca mi rodilla suavemente, levantando los ojos, lo observo.
— Vamos, Emilia —. Me intenta alentar a hablar, negando como mi cabeza retrocedo un poco. Con un suspiro vuelve intentar convencerme.
— A ver, ¿fue porque te enfermaste, o recibiste un fuerte golpe? —. Sin ganas de seguir moviendo mis manos, hablo.
— Un golpe —. Murmullo, observando a Jonathan y Axel quienes siguen con sus vistas en nosotros, por alguna razón, que no lograba comprender, quería estar cerca de ellos, no me sentía segura en este lado del cuarto, en esta camilla. Sin lograr entender lo que dice el doctor, observo como Axel se levanta del asiento, acercándose a mí, me levanta en brazos, para luego sentarse en donde estaba yo, sentándome en sus piernas.
Observo a Jonathan buscar algo en el bolso de unicornio que habían traído para mí. Luego veo al doctor llegar con un maletín ancho, el cual abre dejando ver varias cantidades de picos color negro, que se ajustan a un aparato central, y este a una pantalla. Jonathan se acerca a nosotros mientras el doctor se pone unos guantes azules, observando que viene a mí con un chupete en mano, me comienzo a alterar, no, no otra vez. Axel me sostiene a él, pegando un costado de mi cara en su pecho, intento zafarme, pero no puedo, Jonathan intentan que tome el chupón, cerrando mis labios lo más fuerte que puedo, evito que este entre en mi boca. Una cosa es en casa y otra muy diferente es fuera, aún más con un extraño viendo… todo.
Al notar mi defensiva mueve una de sus manos a mis brazos, luego baja un poco y sus dedos empiezan a moverse en mi axila, irritada por tal movimiento me quejo, momento en el que logra insertar el chupete, mi cara se va acalorando poco a poco, estaba consciente que si lo escupía me obligarían a utilizar el otro, con aquella cinta que lo mantenía en su lugar. Y al ser mucho más grande y poco discreto, sería muchísimo, más difícil para mí ocultarlo.
Al notar que el doctor se acercaba con el aparato, moví mi cabeza, escondiendo mi cara lo más que pode en el cuello de Axel, quien me apretó más a él, manteniéndome pegada a su cuerpo, su mano empezó a subir y bajar por mi espalda, en un intento de tranquilizarme.
El doctor Nathanel introdujo algo largo y frío en mi oído, haciendo que me quejara, intente mover mi cabeza, para sacar aquel aparato, unas manos sosteniendo mi cabeza me lo impidieron, quejándome apreté mis dientes. Quería morder algo, y la tetilla de este aparato me ponía más fácil mi objetivo, empezando a mover mis dientes aún con la boca cerrada, pellizco la silicona, al fin de cuentas lograba sacar algo bueno de este chupete, podía morderlo y morderlo hasta que se rompiera. Decidida, me mantuve absorta a lo que estaba ocurriendo.
En un movimiento rápido, Axel y Jonathan movieron mi cabeza, dejando mi otro oído expuesto al doctor, ocultándome del otro lado del cuello de Axel dejé que lo revisara, no tenía otra opción, cerré mis ojos tratando de fingir que no estaba en esta situación. Ser sorda tenía sus ventajas… a veces.
¿Cómo podía estar succionando/mordiendo el chupete cuando la noche anterior estaba tan a la negativa?, tal vez era el hecho de que estábamos en público que me hacía más dócil. No lo sé. No quería pasar más pena.