— Lavar… Dado… Mata… Lavar —. Su voz sale muy suave y silenciosa. Lo que dice no tiene sentido… ninguno.
— Lavar —. — Lavar —. — Lavarla —. Repite una y otra vez, un poco confundido, me quedo mirándola, sus ojos no parpadean, sus pies se arrastran mientras mi camisa está en sus manos. Me cuesta comprender lo que está ocurriendo, pero cuando lo hago, todo cobra un poco más de sentido.
— Emy, no debes lavar la camisa. Ven, vamos a la cama, estás caminando dormida, cielo —. Todo lo dicho es más para mí que para ella.
Moviendo mis pies me acercó lentamente a ella, nunca la había visto caminar dormida. Tomando suavemente su hombro intento hacer que venga conmigo, pero no se mueve ni un centímetro.
— Ven corazón, vamos a la cama —.
Mis intentos de hacer que deje la camisa y vuelva a la cama son en vanos. Emilia sigue susurrando repetidas veces "Limpiar" junto con otras palabras sin sentido.
Pasando mi mano por mi cabello, lo rasco un poco, no puedo dejarla así, tengo que hacer que vuelva a la cama, pero ¿qué?, gruño un poco. Tengo que avisarle a Jonathan que tenga cuidado con Emilia y sus caminatas dormida.
— Nena, ya está limpia, ya la limpiaste —. Miento, tal vez si hago que crea que ya limpio la camisa, deje de insistir tanto y me permita llevarla devuelta a la cama.
— Si... ya está limpia —. Repito, sus manos van soltando la camisa lentamente. — Ya está listo hermosa —. Mi mano se mueve cerca de la suya, esta vez si me permite tomarla, acariciando sus dedos con mi pulgar, trato de continuar con el plan… ya me he atrasado con el informe que estaba haciendo, pero no importa, Emilia me necesita ahora.
— Si nena, así —. Felicito muy suavemente al notar que ya no sostiene la camisa, moviéndola con mi pie la dejo escondida debajo de la cama. Ella intenta decir algo, pero las palabras se queda atrapada en su garganta, luego lo vuelve a intentar, pero no lo logra, de pronto una tos seca se ocupa de eliminar el silencio en la habitación. Moviendo mi mano en movimientos circulares en su espalda espero que le pase la repentina tos, a los minutos el ritmo baja, pero aún sigue tosiendo levemente.
Abriendo los brazos en su dirección, espero muy poco cuando ella empieza a caminar hacia mí. Tomándola por las axilas la levantó, ella instantáneamente recuesta su barbilla en mi hombro. En el camino a la cocina tosió unas cuantas veces, rezando que no sea ningún resfriado empiezo a llenar su biberón con agua de la nevera, entregándoselo, ella rodea mi cuello con su brazo, moviendo su cabeza recuesta un lado de su cara en mi hombro, a los segundos empiezo a sentir como va tomando del biberón que le he dado.
Al menos ya dejó de quejarse por el biberón, acercándola un poco más a mí, suelto un beso cerca de su oreja. Después de mantenernos por unos minutos más en la cocina, subo las escaleras llevándola a su habitación, ya es demasiado tarde y Emilia debe ir a dormir.
Al entrar en su habitación pongo la iluminación en lo más mínimo, observando la cuna, veo como las barras definitivamente están arriba, lo que quiere decir que Emilia salió sobre ellas, algo muy peligroso por la altura de la cama, se pudo lastimar al salir… al caminar por los pasillos, con las escaleras. Definitivamente, debíamos rediseñar las barras de su cuna, tal vez barras más altas o…
— Axel... —. La voz de Emilia me distrae, bajando las barras de la cuna siento a Emilia en el colchón, quedando cara a cara.
— Hola hermosa —. El tono de mi voz es muy leve, y al la luz estar en tan baja intensidad me cuesta cree que Emy logró leer mis labios, levantándome un poco intentó caminar hacia el interruptor, pero la mano de Emilia me agarra del brazo, impidiendo mi ida.
— Axel —. Repite, su voz sale entrecortada — Está bien, bebé, solo voy a aumentar la luz —. Intentó tranquilizarla, moviéndome, intentó volver a ir al interruptor, pero esta vez sus dos manos me toman del brazo, al voltear logró ver como sus ojos se están llenando de lágrimas, mis ojos ya se han logrado a acostumbrar a la poca luz.
— Nena —. Con mi mano libre acaricio las suyas, pero ella lo toma como si quisiera alejar sus manos y un pequeño sollozo sale de su garganta.
— Axel… Yo… yo de verdad no quería… que… que… no quería… —. Su voz es interrumpida por un pequeño hipo, sus ojos dejaron caer las lágrimas, pero ella hace el intento de no comenzar a sollozar, sin prestarle atención al hipo que la capturó, continúa hablando — No… No quería lanzar… el helado, en, tu cam… —. Su respiración empieza a volverse irregular, y el hipo no la ayuda mucho.
— Nena, de verdad, está todo bien, sé que no lo quisiste hacer —. Intentó tranquilizarla, pero está tan inmersa en su explicación que no llega a prestar atención en lo que digo, su preocupación me pone alerta o al menos aún más, su respiración me preocupa. Jonathan me había llamado varias veces en el día, Emilia había estado preguntando por mí, varias veces, durante todo el día, y aunque intente venir por lo menos por unos minutos, los socios de la empresa no me dejaban irme. Jonathan la había logrado calmar, al menos lo que me comento. Pero ahora lograba ver que Emilia está mucho más angustiada de lo que en un momento pensé. No es bueno para ella tanto estrés, para nadie. Su rápida respiración me preocupa mucho.
— Hey, hey —. Mis manos se posan en su cara, haciendo que me preste atención, intento tranquilizarla.
— Todo está bien, hermosa —.