Capítulo 25

— Vamos nena, no seas mal educada —. Jonathan habla, al menos es lo que puedo ver desde esta posición, pegándome aún más al armario, intento esconderme, aún no me han encontrado, pero saben que estoy aquí.

Después de ver a la tutora, Susy, entrar, algo dentro de mí se alteró. Axel intento agarrarme cuando escape, no lo logro, por lo que se fue corriendo detrás de mí por las escaleras, fui rápida, pero no tanto, Axel me atrapo, luego llego Jonathan y se distrajo, logre deslizarme por sus brazos y volví a correr, al entrar a su cuarto mi primer pensamiento fue esconderme debajo de la cama, fue la primera opción, pero al notar lo baja que estaba y que posiblemente iba a quedar atorada, decidí ir al closet, uno muy grande, escondiéndome detrás de unas camisas colgadas espere que no me encontraran tan fácil, pero de todas maneras, ellos no tardaron mucho en saber donde estaba. Ahora, puedo decir que, estoy asustada, e incómoda, asustada por las consecuencias de haber salido corriendo de esa forma, incómoda por la posición en la que decidí esconderme… buena idea Emilia.

Por una pequeña franja entre las camisas logro ver los pies de Axel caminar por el Closet, escurriéndome aún más hacia adentro tapo mi boca con una de mis manos, en este momento detesto aun más ser sorda, no puedo saber si estoy haciendo algún ruido que les indique mi ubicación, ahogando un sollozo cruzo los dedos para que no sé haya escuchado… no sé por qué estoy tan asustada, una vibración se forma en mi garganta al Axel remover las prendas del otro lado del closet, sus movimientos paran, luego se acercan hacia donde estoy escondida, es cuando descubre donde me escondo, arrastrándome aún más atrás intento evitar que me vea, pero es imposible.

Ahora tanto Axel como Jonathan están intentando hacer que salga por mi cuenta propia, pero no quiero, no quiero que me castiguen.

— Emilia, Hermosa —. Jonathan habla mientras Axel intenta disimuladamente acercarse a donde estoy yo

— Corazón, el tiempo pasa y a tu tutora le pagamos por hora —. Axel reprocha.

No quiero desperdiciar su dinero… pero tengo miedo de salir

— No… no quiero —. Un ojo, un ojo es el que llora cuando tomó valentía y hablo. Traicionero.

— ¿No quieres qué? —. Jonathan pregunta, no he estado mucho tiempo aquí, pero lo que he aprendido es que Jonathan tiene mejor paciencia que Axel, pero ahora ambos están molestos, y su paciencia se encuentra muy baja, tomando aire, intento tranquilizar mi respiración

— No quiero que me vea así —. solté, aún 'escondida' en el closet, al menos sus caras ya no estaban tan enojadas.

— Nena, pero si estás hermosa —. Axel alaga

— No lo estoy —. Respondo irritada — Ella —. — yo —. Intento hablar, pero el ocultar mis ganas de llorar hace que no pueda decir mis ideas en una forma ordenada, mis cuerdas vocales se sienten apretadas.

— Ella me vio —. Sollozo. Tanto Axel como Jonathan me ven confundidos, la posibilidad de que me obliguen a recibir clases vestidas de esta forma me hace soltar el llorar que he estado intentando reprimir — Yo… —. Respiro — A… a mi… se me ve todo el… el trasero… y ella… me vio —. Las lágrimas tapan mi vista, por lo que no me doy cuenta de que tan cerca está de mí hasta que sus manos me agarran. Sentados en el suelo del closet, limpio las lágrimas de mis ojos.

Jonathan está ahora frente a mí.

— Reina, ¿Quieres que te ponga unas medias pantis? —. Pregunta, dejando salir el último sollozo asiento, al menos espero que sean de un color potente que logre tapar lo que este vestido no.

Después de eso, Jonathan me cargo hacia mi cuarto, y Axel buscó las medias pantis.

— Nena, pudiste haber mencionado que te sentías incómoda cuando te vestí esta mañana —. Jonathan reprocha suavemente mientras Axel se encarga de pasar las pantimedias por mis pies, eran negras y acolchadas, muy cómodas.

— Es que —. Me detengo — No estaba incómoda —. Revelo — No con ustedes —.

Apoyándome en el hombro de Axel dejó que suba por completo las pantimedias, antes de salir de la habitación, Jonathan toma mi mano, luego Axel toma la otra

— ¿Lista, Bella? —. Asintiendo con la cabeza, comenzamos a caminar, devuelta a la planta baja, esta vez más cubierta.