Había olvidado por completo lo cansado que son los viajes en avión, y sobre todo lo fastidioso que se vuelven cuando viajas dentro de Estados Unidos, aún no puedo creer que no exista ningún vuelo directo de un estado a otro sin escala. Definitivamente, no entendía la razón por la que esto ocurría.
A las 8:40 de la noche llegamos a Austin, Texas. Aún faltaban dos horas para tomar el vuelo hacia Florida. Emilia estaba cansada y de mal humor, tal vez yo también esté un poco más gruñón de lo habitual, así que la acompañaba en ese sentimiento. Jonathan había tratado de hacer que se espabilara, no permanecía despierta mucho tiempo, pues ella seguía recostándose en cualquier lugar, habíamos logrado mantenerla despierta para que comiera, dos pedazos de pizza y un poco de fruta había bastado para llenar su estómago, luego mientras esperábamos que nos permitieran entrar al avión se había vuelto a quedar dormida. Definitivamente, el cambio en su rutina estaba haciendo estragos.
Llegamos a Orlando sin ningún problema, Emy había pasado todo el vuelo durmiendo, y cuando aterrizamos no había dado ninguna seña de que se despertaría, por lo que decidí cargarla mientras Jonathan llevaba las maletas.
Sabíamos que los hoteles de Disney tenían su propio transporte desde y hacia el aeropuerto, pero nosotros habíamos decidió contratar un transporte privado. Esta ciertamente era la primera vez desde que tenemos a Emilia que ella está fuera de la casa por tanto tiempo, no queríamos agobiarla más de lo necesario.
En el camino trate de darle del biberón que traía listo en su bolso, por un momento se quejó entre sueños, acariciando un poco su mejilla logre hace que lo aceptara, despertándola en el proceso ella comenzó a tomar de él después que reviso con la vista en donde se encontraba, tal vez confusa por los cambios de escenarios cada vez que despertaba, un poco antes de terminar el contenido de este había vuelto a cerrar los ojos cayendo un poco adormilada. Fue así como llegamos al Hotel, después de mandar a Jonathan a chequearnos y que este volviera con la llave de la habitación, fue que volví a cargar a Emilia para dirigirnos hacia el que sería nuestro cuarto por los siguientes nueve días.
— ¿ No habías reservado habitación con tres camas ? — . Es lo primero que digo al entrar al cuarto y ver que en vez de tener tres camas solo hay dos, una grande y otra más pequeña en una esquina, con una muy bonita decoración de Disney.
— Si lo hice — . Reprocha confundido. — Iré a arreglarlo, tú solo quédate aquí — . Suspiro al ver como sale de la habitación. Emilia no es la única cansada, a decir verdad ambos lo estamos también.
— No puede ser — . Suelto para mí mismo en un tono bajo, a pesar de saber que Emy no se despertaría incluso si gritaba, me gustaba mantener la armonía del momento hablando en un tono bajo.
Recostando a Emilia en la cama, trato de evitar que se ponga muy cómoda, ya que si nos mandan a cambiar de habitación tendré que volverla a cargarla.
Solo cinco minutos pasan cuando Jonathan vuelve un tanto enojado.
— ¿ Qué sucede ? — . Pregunto al verlo llegar con las maletas y sin ningún sobre con las otras llaves de la que sí sería nuestra habitación.
— Hubo un error en el sistema con nuestra reserva, el hotel está a toda capacidad y hasta el miércoles no pueden hacer el cambio de habitación — . Termina de informar mientras abre la maleta de Emilia y saca un bonito body de estrellas.
— Entonces nos quedaremos en esta habitación de dos camas y tres personas — . Finalizó la conversación. En los próximos minutos, ambos nos disponemos a cambiar de ropa a Emilia, tratando de hacerlo lo más suave posible, logramos que no se despierte en ningún momento, terminando de colocar los botones de su body/pijama, Jonathan abre las mantas de su ahora cama.
Ciertamente, la cama que le tocaba a Emilia era un tanto pequeña, a pasear de esto, cuando Jonathan la acostó, ella no quedó por fuera de esta, aunque no tenía mucho espacio para moverse, parecía funcionar.
Emilia se veía completamente adorable.
En medio de la madrugada despierto, Jonathan está del otro lado de la cama abrazando una almohada.
Saliendo de la cama, me dirijo al lugar donde recuerdo haber visto dos botellas de agua, destapando una de ellas, tomó un largo trago hasta saciar mi repentina sed, con planes de dirigirme de nuevo a la cama, cierro la botella y la vuelvo a dejar donde la fui a buscar.
Logrando escuchar un quejido cuando volteo a ver a nuestra bebe en su cama, su cuna en casa es mucho más grande, dándole el espacio para moverse todo lo que quiera sin ningún problema, el colchón en el que está es pequeño, puesto que está diseñado para ser usado por niños. La cama en ella se ve un poco incómodo ahora que la veo tratando de moverse, los bordes de madera no están cubiertos con ninguna envoltura acolchada por lo que sé que si se golpea al moverse definitivamente le dolerá y probablemente le salga algún moretón.
Acercándome a su lugar de descanso, trato de acomodar la manta que habíamos puesto contra la pared para evitar que, si se llegaba a golpear, no fuera un golpe tan fuerte. Después de arreglar los costados de su cama, estoy a punto de volver a la mía cuando ella se mueve y me deja ver el abultamiento en su pañal, decidido a evitar que alguna irritación se produzca, buscó lo necesario para cambiarlo antes de volver a la cama.
Ya con todo listo para realizar un cambio express, la levantó en brazos para dejarla en la cama, colocando un chupete en su boca cuando empieza a soltar leves quejidos, me muevo lo más rápido que puedo, desabrochado, quitando, limpiando y volviendo a colocar otro pañal, termino el cambio antes que ella empiece a quejarse de verdad.