Nuestra Eternidad

Prólogo

Evan siempre había sido frágil.

Supe que debía protegerlo apenas vi sus mejillas regordetas y esos ojos brillantes en aquel salón de quinto grado.

A partir de ahí, yo siempre cuidé de él.

Yo era su héroe. O al menos eso me decía constantemente.

Cuando sus piernas empezaron a fallar, yo estuve allí para sostenerlo. Cuando sentía que su cabeza iba a explotar, yo lo abrazaba y le susurraba palabras consoladoras al oído hasta que se dormía en mis brazos.

Cuando los tratamientos eran dolorosos y quería darse por vencido, yo le daba fuerzas y sostenía su mano en todo momento.

¿Por qué?

Porque Evan era mi mundo.

Por él me levantaba día a día de la cama. Soportaba las burlas de mi padre y los regaños de mi madre, las miradas de decepción en sus rostros al ver que su único hijo, prefería cuidar de su amigo enfermo que asistir a sus clases de pintura.

Porque Evan siempre será lo más importante.

Por eso… no esperé dormirme tan pronto en aquel día nevado.

 



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En el texto hay: alma, romance, amistad

Editado: 22.10.2020

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