—Muy bien clase. Hoy tendremos un modelo voluntario. Quiero que dibujen cada detalle. Traten de hacerlo lo más realista posible —miré a la profesora ansioso. Dibujaríamos a una persona por primera vez.
Acomodé mis utensilios lo mejor posible y esperé a que nuestro modelo apareciera.
La puerta se abrió y un pequeño chico entró por ella. Su cabello azabache era algo largo y estaba alborotado. Tenía la mirada fija en el suelo.
—Bienvenido. Gracias por colaborar con nosotros. Sube a la plataforma, por favor —le indicó la mujer amablemente.
Mi mirada siguió al chico hasta que estuvo en la plataforma frente a nosotros. Y me quedé de piedra cuando sus ojos encontraron los míos.
Castaños, preciosos.
Y tuve la sensación de que no era la primera vez que lo veía.
Sonreí sin poder evitarlo.
El chico me observó extrañado por unos momentos, hasta que sus mejillas se colorearon como las manzanas y una preciosa sonrisa se dibujó en su rostro.
Se colocó en posición para que empezáramos el cuadro.
Mis manos se movieron solas por el lienzo, no tuve que mirarlo demasiado. Sus facciones estaban grabadas en mi memoria por alguna razón, me sabía cada aspecto de su rostro, la forma de sus manos, todo.
Y cuando hube acabado, sentí que había encontrado la fuente de mi inspiración.
Había encontrado a mi musa.
Cuando todos terminamos de dibujar, no pude evitar acercarme al chico y tomé su mano antes de que pudiera irse.
Me presenté con una sonrisa y él hizo lo mismo. Cuando lo vi salir por la puerta sentí una presión en el pecho.
Sentí que no podía dejarlo ir.
Sentí que debía ser su amigo, que debía cuidarlo... que debía quererlo. Y que haría todo lo posible por ver esa sonrisa todos los días.
Así que eso fue lo que hice.
Y fue la mejor decisión de todas.
...
Espero hayan disfrutado esta pequeña historia tanto como yo lo hice al escribirla (y lamento si lloraron, aunque sea un poco :3)
Gracias por leer ❤.