Él la vio y se quiso acercar a ella, pero la vio tomada de la mano de otro hombre, que no era él.
Por un momento lo envidio, por no ser él el que sostuviera aquella mano tan delicada y de no poderle ofrecerle aquel amor que ella siempre se mereció, amor que él nunca supo ofrecer.
Pero después vio que aquel hombre la hacía reír como nunca y eso le gusto, así que mantuvo la distancia.
Porque entendió que ella había vuelto a ser feliz, aunque él no fuera quien estuviera a su lado para ser él quien provocara esa felicidad, supo que estaba feliz.
Ella se hallaba feliz y contenta al lado de un hombre que si la valoraba, protegia y sobre todo la amaba con todo su ser, y no a medias.
En un momento ella volteo y lo vio, sus miradas se encontraron para quedarse allí en un trance que nadie los pudo disolver, rápidamente ella sonrió y fue hasta donde estaba él.
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Editado: 04.06.2019