Iniciaba mi último año de secundaria, pronto iría a la universidad y cumpliría mi meta de estudiar medicina. Mi día iniciaba de lo más bonito, desperté temprano para apreciar la belleza del amanecer desde la comodidad de mi cuarto. Saqué mi cámara y disfruté los hermosos colores que teñían el horizonte: amarillo y naranja.
[…]
—Hija no demores, no querrás llegar tarde en tu primer día —dijo mi papá mientras le daba un mordisco a su tostada.
—Vamos papá. Un nuevo inicio, voy más que bien al instituto. —Terminé de beber el jugo de naranja y salí en camino a la secundaria. Hoy hacía una hermosa mañana, en uno de los árboles de mi vecindario, había un nido de pájaros y los progenitores cuidaban a sus crías, Pero mis ojos se desconcentraron y observaron la silueta de un chico. Caminaba desde el otro lado de la calle con una sonrisa. No pude evitar mirarlo, era lindo. Venga Emm, no dejes que tus hormonas te distraigan. Respiré hondo y tomé fotos de esa pequeña familia de aves, quedé fascinada al ver la belleza natural que había captado. Con una sonrisa de oreja a oreja, guardé la cámara y continué con mi camino al instituto. Una vez que estaba a punto de llegar; vi como el bus ya giraba en la esquina, ¡genial!
—Primer día y no logro llegar a tiempo con el bus, a caminar se ha dicho —suspiré. Cuando logré llegar a la calle principal, pasó un taxi, mi boleto de ida.
—Buenos días. ¿Al instituto central?
—Claro, sube —sonreí agradecida.
En el camino fui escuchando música; mis bandas favoritas: Coldplay e Imagine dragons.
—Ya llegamos señorita.
—Gracias, tenga. El cambio es suyo.
El señor sonrió agradecido y asentí en su respuesta.
Inhalé profundo y entré en lo que sería mi nuevo instituto. Caminé por los pasillos plagado de adolescentes de distintas edades, hasta que encontré la información de mis clases, tengo: matemáticas; ¡aburrido! Luego literatura; interesante, biología; más interesante, bellas artes; ¡hermoso!
Mi horario de las materias me gusta, leí una hoja que mencionaba que todos los estudiantes debíamos ir a la sala de medios general, una charla "motivacional". Genial, me dormiré ahí dentro.
—Genial, aburridooo —mazcullé.
—Ni que lo digas, recibir una charla todos los años es desesperante. ¿Eres nueva, verdad? —una chica de mi estatura, ojos celestes y cabello castaño rubio se encontraba a mi lado, la primera amiga que hice.
—Sí, me llamo Emma, Emma White y ¿tú?
—Me llamo Evelyn Jones, un gusto —sonrió—. Por cierto, me encanta tu sombrero.
—¡Gracias! —sonreí—. Había olvidado que lo tenía puesto— lo guardé en mi mochila—, dime: ¿qué tal el instituto?
—Es tranquilo y a la vez no, los maestros son de gran variedad: algunos son aburridos, otros son agradables y otros son cascarrabias. Y los alumnos somos diversos también.
—Me agrada. ¿Cuáles son tus gustos?
—Escuchar música, bailar y socializar, y ¿tú?
—Me gusta la música, las fotografías y conocer cosas y gente nueva —sonreí.
—Cool, eres una chica creativa y aventurera —sonrió.
—Un poco —reí apenada. Nunca me gustó que las personas me llamaran aventurera.
Caminamos juntas hacia el salón de medios, platicando del instituto y nos dimos nuestros números de teléfono, es una chica increíble y simpática. Cuando llegamos a la puerta del salón se detuvo y miró su celular.
—Mierda... debo irme Emma, nos miramos luego, ¿ok?
—Claro, no hay problema.
Me abrazó y caminó rápido hacia el pasillo oeste. La miré extrañada y entré al salon, era increíblemente enorme y ya se encontraba aquí la mayoría. Me senté en uno de los asientos ubicados en el centro del salon, saqué mi libro "El elemento" de Ken Robinson y comencé a leerlo mientras esperaba que iniciara el acto.
—Este será un año increíble, al fin se hará una guerra de bandas —dijo el chico detrás mío y no pude evitar escucharlo, me gustaría participar si tuviese banda. Tengo la voz, me hace falta un equipo. Alcé los hombros y seguí con mi lectura, lo pensaría luego. Una llamada interrumpió una vez más mi lectura; saqué rápido mi celular y contesté al ver el contacto "papá" en la pantalla del mismo.
—¿Hola?
—Hola hija, estoy afuera del instituto, olvidaste tu cuaderno de biología.
¡¿Qué?! Mierda.
—Vale papá, ya voy saliendo.
—Vale —colgó.
Me levanté rápido y caminé hacia la salida mientras seguía con mi lectura. Sin embargo, no sabía que sería la razón de un accidente en el momento. Accidentalmente, por mantener los ojos en el libro y no por donde caminaba, colisioné contra un hombre, el cual se asustó al ver que me había empujado.