Nuestra Hermosa Melodía

Cap. 2

Dylan

~7:00~

Ha pasado dos semanas. Aún no sale de mi cabeza el hermoso momento que tuve en la clase de música con Emma, su hermosa voz al compás de la batería que yo tocaba, para mí eso es el paraíso. Mi mente no paraba de recrear esos momentos. «Debo conocerla a como dé lugar. Quiero conocerla más a fondo y estar seguro de que ella es lo que mi cerebro cree y lo que mi corazón siente, no creo en el amor a primera vista; por lo que siento ahora sólo es una atracción; que dependiendo de la situación, irá evolucionando.»

—Gracias por el desayuno mamá, volveré en la tarde —besé su mejilla y comencé mi camino hacia la parada.

—Ten cuidado cariño. No confíes en nadie, ¿Ok?

—Ok.

Las calles estaban solitarias, no se escuchaba ningún ruido, excepto los pequeños susurros del viento y los cánticos de las aves que ya volaban a estas horas. Al llegar a la parada del bus, me senté y saqué mis cascos para escuchar música. Me adentré en mi mente y me mantuve pensativo por unos minutos.

—Al fin, llegué temprano esta vez —se sentó una chica a mi lado.

Abrí mis ojos y miré en su dirección, encontrándome con la enorme sorpresa de ver a la radiante Emma sentada a mi lado. Su cabello estaba oculto tras un lindo sombrero. Sacó su celular junto a sus casquillos y reprodujo su música, hasta que notó mi presencia.

—Qué casualidad —sonrió.

—Hola Emma. No tenía idea que vivías por aquí.

—Vivo a unas manzanas —se acercó.

—Oye... quería decirte que tienes una voz hermosa, no me sorprendería que hoy el maestro Connor diga que fuiste elegida para ser la vocalista —sonreí nervioso.

—Gracias.

El bus hizo su aparición y esperamos a que se detuviera. Cuando las puertas se abrieron, le di espacio a Emma para que subiera.

—Vaya, que caballeroso —bromeó.

—Un hombre caballeroso vale por dos —le guiñé el ojo con una sonrisa. Provocando que soltara una dulce risa, parecía que no fuera de este mundo o estoy loco, hasta su risa me parecía encantadora.

Nos sentamos juntos durante todo el transcurso del viaje mientras escuchaba el álbum Evolve de Imagine Dragons, miré a Emma y notó que música escuchaba.

—Un momento... ¿te gusta imagine dragons? —sonrió.

—Sí.

Abrió la boca emocionada y selló sus labios para no gritar y molestar a las demás personas del transporte colectivo.

—¡Es mi banda favorita desde que tengo 12! Recuerdo cuando escuché su primera canción —sonrió con nostalgia.

—¡Yo igual! la primera canción que escuché de ellos fue radioactive. Su música despertó mi pasión por la percusión.

—Por eso te emocionaste ayer —rió.

—Claro, mi canción favorita y tu voz me transmitieron una emoción increíble al tocar.

—Lo mismo me pasó contigo —dijo en un susurro.

La observé lleno de sorpresa y había bajado la mirada. Nunca antes me había pasado con alguien al tocar una canción. Mi corazón volvió a latir a un ritmo rápido y miré el paisaje con una sonrisa.

—Espera... ¿dije eso? —sus ojos se abrieron llenos de sorpresa y ocultó su rostro entre sus manos—. Que vergüenza.

Quedé confuso con su reacción. Pues, es lo más tierno que había visto en una chica. Con delicadeza, aparté sus manos de su rostro y conectamos nuestras miradas.

—No sientas vergüenza, la música es arte, la música transmite emociones y sentimientos, la música... une personas —estreché su mano.

Sus ojos quedaron perplejos ante mis palabras, su mirada descendió hacia nuestras manos y una pequeña sonrisa se presentó en su rostro. La calidez de su mano y su sonrisa lograron meterme en un trance, hasta que se detuvo el transporte.

Miré por la ventana y ya habíamos llegado.

—Ya llegamos Emma.

—¿E-Eh? Ah cierto, bajemos.

En mi mente surgieron muchas ideas sobre su reacción pero decidí callarlas, ese no era el momento para fantasear.

—Hey, ¿recibimos música hoy?

—Sí, ahora tengo biología, nos vemos luego —se colocó de puntillas y besó mi mejilla.

La abracé y besé su frente como despedida.

—Nos vemos.

Sonrió y con un gesto de despedida fue a su salón. Mientras yo, quedé ahí; totalmente perplejo. Podía sentir la calidez de sus labios en mi mejilla todavía. Acaricié la zona y fui a mi salón con una sonrisa de bobo enamorado.

—Hola Dylan, hace un hermoso día, ¿no crees?

—No te lo niego Zack, es un hermoso día.

Sonreí al recordar la sonrisa de Emma.

—Alto ahí vaquero, tu sonrisa boba me dice que una chiquilla te trae loco. Cuenta le a tu buen amigo Zack —me abrazó por el hombro.




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