Nuestra Hermosa Melodía

Cap. 11

Emma

Todavía siento sus labios sobre los míos, siento sus hermosos ojos mirándome con amor. Me costó dormir en esta noche; el beso de ayer no me permitía cerrar los ojos. Esa fue la gota que colmó el vaso, lo había logrado. Ansío tenerte, ansío que me tengas y me ames tal y como lo has hecho sin siquiera ser algo más que amigos, y no; no dejaré que Allen destruya aquello que amo.

~8:30~

Las luces del sol entraban por las ventanas e iluminaban mi cuarto. Luego de hacer mis estiramientos, entré a la ducha y me bañé para bajar a desayunar. «El lunes pienso decirle a Dylan que quiero ser su novia. ¡ansío que sea lunes!», pensé entusiasmada. Dylan se había vuelto en la clave para mí, se ha vuelto en alguien esencial en mi vida, sin él; no puedo ser yo misma.

Me vestí con mi blusa blanca favorita y unos shorts negros junto a mis botines negros, arreglé mi cabello y mi sombrero negro favorito para luego maquillarme ligeramente.

—¡Buenos días!

—Buenos días hija —dijeron al unísono.

—¿Cómo amanecieron?

—Muy bien.

—Excelente.

—Hace un hermoso día, ¿no creen? —los abracé y besé sus mejillas.

—Un hermoso y radiante día —dijo mi mamá mientras preparaba la mesa y papá los platos.

Decidí ayudarles un poco y serví las tazas, llenándolas con un delicioso café con leche. El aroma invadió mi nariz y ya lo saboreaba en mi mente

—Mamá, te quedó delicioso el café con leche.

—No lo hice yo, lo hizo tu padre.

—Wow, te quedó rico —reí.

—Gracias, aprendí de la mejor —guiñó el ojo.

—Ya basta, Matt —rió sonrojada.

Luego servimos los platos y desayunamos en familia.

—Hija, casi se nos olvidaba. Tu padre y yo iremos a la empresa para una reunión del personal. Es para tratar un proyecto financiero que estamos realizando. Posiblemente llegaremos tipo 21:00.

—Posiblemente un poco más, a veces el presidente de la empresa habla más de lo usual, debido a la importancia del asunto —mordió su tostada.

—Te dejaremos dinero para que compres algo a domicilio, cariño. ¿Vale?

—Entendido mamá, ¿a qué hora se irían?

—A las 16:00.

—Excelente, quería mencionarles que al fin dominamos Linger. Costó un poco pero por fin lo logramos y... conocí a un chico. Se llama Dylan y es el baterista del grupo, he hablado con él y es buena gente.

—Te gusta hija, ¿no es así? —bajó sus lentes y me miró, atento.

—... sí que me conoces bien —suspiré rendida.

—Eres mi dulce niña, claro que te conozco.

—Descríbelo —dijo mamá con curiosidad.

—Su piel es blanca, no es pálido pero casi lo es, su cabello es castaño y tiene unos lindos ojos verdes. Sin mencionar que compartimos gustos musicales. Es un amor —sonreí enamorada.

—Aun no son nada, ¿verdad?

—Todavía no... pero ambos sentimos lo mismo, quiero que lo conozcan. Tal vez la próxima semana —di mi último bocado.

—Quiero conocer al hombre que por el momento, es probable que cuidará y amará a mi hija. Debe pasar mis pruebas.

Estoy seguro que ambos se llevarán bien, tienen cosas en común.

Luego arreglamos nuestro desorden y tuvimos una mañana tranquila en familia, escuchamos música, platicamos sobre temas comunes y miramos una película; uno de los pocos días que ellos pasaban conmigo y los atesoraba bastante. Hasta que llegaron a ser las 14:30 y comenzaron a prepararse para su reunión. Saqué mi celular y revisé mi buzón de mensajes, tenía uno de Evelyn.

—Buenos días Emm

—Buenos días Eve, ¿Cómo amaneciste?

—Excelente cariño, me debes un cuento

—¿Cuál?

—No te hagas la desentendida, ¿Qué hablaste con Dylan?

—Aaah cierto

—Duh

—Vale... intenté hablar con él e ignoré lo que pasó, pero me lo dejó claro. Quería hablar de lo que ocurrió esa tarde; le pedí perdón por haber sido mala con él… la culpa me mataba por dentro.

—Sigue, sigue

—Pero dijo que no era mi culpa y que la culpa era suya por haberse alejado de mí por una semana sin darme razones, y me las dio. Su causa es que necesitaba alejarse una semana de mí para no olvidar que sólo somos amigos, lo hizo para tratarme como una amiga y no como una amante, lo hizo por que le pedí que fuera así, lo hizo por mí.

—(*-*)

—Pero todavía sentía la culpa... así que dije que por eso le debía un beso. La verdad, no lo besé en la tarde porque se lo debiera; eso fue un pretexto para esconder mi verdadera razón: deseaba besarlo una vez más, expresarle mi amor. Y así fue.

—Woaaa. ¡Qué belloo! Eso si es amor del buenoo




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