Nuestra Hermosa Melodía

Cap. 12

Dylan

—Hola mamá, disculpa la tardanza.

—Hijo... —soltó el teléfono—, creí que te había pasado algo malo, ya habías dilatado demasiado —me abrazó con fuerza.

—Mamá... no te preocupes, no me iré antes que tú; el que llorará en el futuro seré yo… y por tu partida —correspondí su abrazo.

—Disculpa mi preocupación, pero ya lo perdí a él; no quiero perderte también —limpió sus lágrimas y agarró una de las bolsas con las compras e intenté mantenerme en las sombras. «No quiero que vea mis moretones. Se preocuparía aún más y no quiero que eso pase. Ya provoqué muchas emociones negativas en mi madre», pensé.

—Bueno, mama. Tengo sueño —fingí un bostezo.

—Vale hijo, descansa —exclamó con amor.

Sonreí y a paso rápido subí a mi cuarto, dejé caer mi cuerpo sobre la cama y agarré mi celular; busqué el contacto de Emma y le mandé un mensaje por WhatsApp.

—Buenas noches, linda.

Coloqué mi celular en la mesa y me detuve a ver el techo. Recapitulando lo que había vivido hoy: una mañana de ensayo para Linger, una tarde con mi madre, salida al supermercado, imprevista casi violación de Emma, pelea contra el imbécil de Allen, momento incómodo con Emma al curarme, momento reconfortante en la calidez de sus brazos, descubrimiento sorprendente sobre nuestro pasado y por ultimo; nuestro primer beso sin miedos ni inseguridades, donde pude disfrutar todo el amor de Emma.

Una sonrisa boba se formó en mi rostro mientras recordaba lo último, pero me vi interrumpido por un mensaje, era un mensaje de voz de Emma.

—Buenas noches. En serio, ya duerme, estás herido y quiero que descanses... amor.

Ya sé que sonaré estúpido al recalcarlo pero; me dijo amor, esa palabra volcó mi pecho. Le mandé un mensaje de voz en respuesta del suyo.

—Ok... descansa linda

—Descansa, amor —y mandó el emoji de un corazón rojo.

Después de leer su mensaje, cerré mis ojos y entré en un sueño profundo.

[…]

Los rayos del sol entraban a través de mi ventana y lograron despertarme. Parpadeé por unos instantes y me levanté lentamente de la cama; con cada movimiento me ardía el abdomen. Los golpes y cortes de Allen comenzaban a surtir efecto en mi cuerpo. A base de quejidos, entré al baño, me desvestí y revisé cada herida de mi cuerpo; los moretones eran casi invisibles mientras que los cortes aún ardían y todavía debo bañarme. Al salir limpio y sin rastros de sangre caminé hacia mi armario.

"Quiero amarte el resto de mi vida, quiero estar contigo..."

Comencé a recordar los momentos que viví ayer, mi mente sólo sabe recrear mis momentos con ella; como si fuese lo más importante que tengo. Dejé la ropa en la cama y me vi interrumpido ante la notificación de un nuevo mensaje.

Una hermosa foto del amanecer se extendió en la pantalla de mi celular.

—¡Buenos días! Mira que hermoso se vio el cielo en esta mañana.

—Buenos días, que bello, ¿A qué hora estaba así?

—A las 5:00, me gusta despertarme a esa hora para ver el amanecer y tomar fotos.

—No me sorprende, es una excelente forma de empezar el día, por cierto. ¿Tu cámara recibió daños?

—Muchos daños, el lente se fracturó y es imposible tomar fotografías. Esta foto tuve que tomarla con mi celular, pero salió bien.

—Es una pena

—Sí, te quiero regalar algo —en unos segundos mandó nuestra foto en el parque, cuando éramos niños, un sentimiento de nostalgia me invadió junto a muchos recuerdos de aquella época, unos eran dulces; otros eran amargos, pero ambos forman parte de mí.

—Gracias.

—No me lo agradezcas, ese fue un hermoso día. ¿Podrías llegar hoy a mi casa? Quiero que conozcas a mis padres.

Me estremecí en esos instantes tras leer su mensaje. Conocer a sus padres. No sé como actuar en esas situaciones. ¿Si lo hecho a perder todo?

—¿Estás segura? ¿Y si no les agrado? Ya lograste ponerme nervioso.

—Ja, ja, ja, no te preocupes Dylan. Créeme que te llevarás bien con ellos, especialmente con mi padre.

—Ok... confiaré en ti.

—Me enorgullece tener tu confianza —bromeó.

—A mí me asusta conocer a tus padres el mismo día en el que me lo notificas, ¿Cómo debería ir?

—Sé tu mismo, les gusta la honestidad en las personas; no finjas ser alguien que no eres.

—Mmm, bueno. ¿A qué hora llego?

—A las 4:30. Te escribiré luego, te amo <3

—También te amo <3

Guardé mi celular y luego de estar listo, bajé a desayunar.

—Buenos días Dylan —me abrazó con fuerza.

—Buenos días mamá. ¿Qué cocinaste esta vez? —sonreí.




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