Nuestra Hermosa Melodía

Cap. 20

—Mamá, ¿mi tío no había fallecido, cuando era niño?

—Hijo, estoy igual de confundida que tú, Mike había fallecido, Andrew lo cremó sin hacerle un velorio porque él prefería morir sin llamar la atención, o al menos eso nos hizo creer —suspiró.

Me senté en las escaleras lleno de preguntas sin respuesta, sólo me queda esperar a que vuelva. Pero la carta no especifica cuando vendrá. Que situación más confusa.

—Mañana platicaremos sobre esto, no te preocupes y mejor ve a dormir. Creo que tengo guardado su número antiguo, espero que aun lo use.

—Bueno, mamá. Buenas noches —me despedí y subí a mi cuarto con el único fin de intentar conciliar el sueño.

[…]

—Excelente cover, Dylan.

—¡Buen espectáculo!

—¡Hacen buena pareja!

—Gracias —sonreí nervioso a todos esos comentarios de personas que no solía conocer. Nunca antes me habían saludado tantas personas al mismo tiempo. Gané unos minutos de fama por hacer algo que amo, no me imagino como debe ser la vida de las personas que se ganan la vida con este arte.

—¡Todos amaron nuestro cover! —se unió Matt junto a Jade.

Ella solamente pudo asentir.

—¿Y Emma? No la he visto.

—No tenemos ni idea, posiblemente la veremos luego. Si nos disculpas, debemos irnos a Literatura.

Asentí pensativo y me dirigí a mi clase: Francés.

—Bonjour, aujourd'hui nous terminons le sujet précédent (Buenos días jóvenes, el día de hoy terminamos el tema anterior).

—Hola Dylan.

—Hola Dy.

—Hola chicas, ¿cómo están?

—Estamos bien, ¿Cómo te va con tus 15 minutos de fama? —bromeó Caro.

—Pues, me siento demasiado extraño a decir verdad —admití sin tomarle importancia.

Miré a mis alrededores y la mayoría miraba en mi dirección.

—Qué incómodo.

Ambas rieron a lo bajo.

—Mlle Caro, Mlle Gwen, pouvez-vous s'il vous plaît prêter attention? (Señorita Caro, señorita Gwen, ¿podrían poner atención por favor?)

Ambas asintieron apenadas y sus risas se esfumaron. Al menos podré recibir la clase en paz.

[…]

No tengo idea alguna de como acabé aquí, pero aquí estoy. En una fiesta organizada por el popular del instituto, en su casa mientras sus padres están fuera, toda nuestra banda fue invitada. Matt y Jade disfrutan de la música mientras bailan juntos, Emma y yo estamos platicando mientras disfrutamos de la cena que había elaborado Wesley, el anfitrión de la fiesta.

—Es una fiesta muy movida, ¿no crees?

—Demasiado, cosa que no me sorprende. La bebida principal es el alcohol, así que es probable que la mayoría esté borracha, como ese de ahí —señalé al tipo que con costo podía mantenerse en pie.

Rio ante mi comentario y agarró mis manos.

—Vamos a bailar —se levantó y me llevó a la pista (la sala).

Al inicio me mostré temeroso. Pero, su carácter carismático logró que esta estatua bailara.

La noche estuvo hermosa. Bailamos, platicamos, reímos. Incluso acaba de iniciar nuestra canción favorita: Say you won´t let go.

Emma sonrió emocionada tras escuchar la canción. Imité su gesto y enlacé nuestras manos. Colocó su otra mano en mi hombro y terminé por rodear su fina cintura, para luego movernos al ritmo de esa hermosa canción.

Compartimos miradas y nuestros cuerpos se unían cada vez más mientras la canción avanzaba, hasta tal punto que nuestros labios se juntaban para mostrarse afecto una vez más.

—¡Wesley! ¡¿Qué es esto?! —aparecieron los padres de Wesley.

—¡CORRAN PERRAS, CORRAN! —gritó un tipo de manera aleatoria y todos comenzaron a salir en manada.

—Hora de irnos, hermosa —extendí mi mano.

—Guíame, joven apuesto —siguió mi juego y salimos de la casa mientras escuchábamos al padre de Wesley gritar lleno de ira.

Corrimos una cuadra y media hasta llegar a una cafetería.

—Menudo lío —dijo entre risas.

—Pobre Wesley, espero que mañana llegue entero.

—O al menos con vida —siguió riendo.

—Sí que disfrutas huir de fiestas, ¿eh?

—¡Primera vez que lo hago, lo juro! Pero admito que fue divertido, especialmente por aquél tío que gritó “¡Corran perras, corran!”. Fue asombroso.

—No lo dudo. Oye, ¿Te gustaría beber un pequeño batido?

—¿Serías tan gentil de invitarme luego de un escape fiestero?

—Claro que sí, linda —sonreí.

Luego de ese pequeño bocadillo nocturno, la llevé a su casa y regresé a mi hogar. Encontrándome con una enorme sorpresa.

—Dylan, cuanto has crecido, muchacho.




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