Nuestra Historia

CAPITULO 13: LA CONFESIÓN EN LA TARDE

Mi amor por Sullys creció con cada atardecer que pasábamos juntos. Su presencia se había convertido en mi lugar favorito en el mundo. Me sentía tan cómodo y feliz con ella que, a veces, la rutina de la tienda y el fútbol desaparecía por completo. Solo existíamos ella y yo.

Una tarde, mientras el sol se ponía en el horizonte, nos sentamos en la acera, viendo cómo el cielo cambiaba de color. No había nadie más en la calle, solo nosotros. En medio de un silencio que no era incómodo, sino tranquilo, entonces me armé de valor.

"Sullys", dije, y mi voz sonó más temblorosa de lo que esperaba. Ella volteó a verme, con sus ojos cafés que tanto me gustaban. No podía mentir, no a ella.

"Te quiero", le dije. Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo dos veces, como si estuvieran esperando a ser pronunciadas desde hace tiempo. "Y no como amiga, te quiero de verdad".

Ella no respondió de inmediato. Su rostro, que siempre era tan serio, se suavizó. Me miró, y por primera vez en mi vida, sentí que una mirada podía abrazar. No hubo palabras, solo una sonrisa. Una sonrisa tan sincera que me hizo sentir que mi corazón iba a explotar.

Le pregunté a Sullys si quería ser mi novia. Por un instante, el tiempo se detuvo. Ella me miró con una sonrisa y me dijo que sí, que estaba muy emocionada. Justo cuando nos íbamos a besar, su hermana apareció de la nada y todo quedó en el aire. Me fui a casa con el corazón a mil, pensando en que Sullys había aceptado ser mi novia.

A la mañana siguiente, era hora de volver a la escuela. Fui a buscarla a su casa porque mis padres nos llevarían. Cuando salió, me quedé sin aliento. Se veía radiante con su uniforme, como si fuera a su primera comunión. En ese momento, bajo el gigantesco árbol que estaba justo enfrente de su casa, por fin nos dimos nuestro primer beso, sellando ese nuevo comienzo.

Se acercó a mí, y sin decir nada, me dio un beso. Un beso que me hizo sentir que el tiempo se detuvo. Un beso que me hizo entender que mi exnovia no tenía la culpa de nada, que simplemente no era la persona correcta. Un beso que me hizo entender que mi historia con Sullys no era solo un cuento, sino una realidad. Y en ese instante, en medio del crepúsculo de un día de enero, me di cuenta de que mi vida había cambiado para siempre. El año 2016 ya no era solo un número, era el comienzo de mi historia de amor con ella.




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