CAPITULO 17: LA REVELACION DEL SECRETO

Todo marchaba bien. Los días se habían convertido en una rutina de felicidad y amor. El sol de la tarde, el fútbol, las risas, todo era perfecto. Mi vida se sentía completa. Sin embargo, en el fondo, sabía que este paraíso no podía durar para siempre.

Y mi presentimiento se hizo realidad. Un día, mientras estaba ayudando en la tienda, vi a mi exnovia. No venía a hablar conmigo, sino que caminaba directamente hacia la casa de Sullys, con una sonrisa maliciosa en el rostro. Mi corazón se detuvo. Sabía lo que iba a pasar.

Llamó a la puerta de Sullys y fue recibida por su padre. Se sentaron a conversar en el porche, y mi exnovia, con una voz llena de falso lamento, le contó todo sobre Sullys y yo. “Ellos están saliendo a escondidas”, le dijo. “Kevin me dejó por ella, y ahora andan por ahí riéndose de todos”. El padre de Sullys, que se había sentado a escucharla, frunció el ceño. Sus ojos se oscurecieron y su rostro se tornó más serio.

Al escuchar el chisme, Sullys bajó las escaleras. Su padre la miró con una decepción que le rompió el alma. "Kevin y yo somos amigos", dijo Sullys, intentando defenderse.

"¿Amigos?" le preguntó su padre. “¿Me estás diciendo que no me mientes?”

Sullys bajó la mirada, incapaz de mirarlo a los ojos. En ese momento, su padre lo supo. Su mirada se volvió más fría. “¿Por qué lo hiciste?”, le preguntó, con una voz que casi me rompe el corazón. “¿Por qué me mentiste?”

Mi exnovia se marchó, pero el daño ya estaba hecho. La felicidad que habíamos construido se desvaneció en el aire. Los padres de Sullys la regañaron y la castigaron en su cuarto. No la dejaban salir, solo para ir a la escuela. El mundo, que antes se sentía tan brillante, se había vuelto oscuro. Y mi vida, que antes era un paraíso, se había convertido en un infierno.

Mis padres también me llamaron la atención por lo sucedido. Su amistad con los padres de Sullys, que había durado toda la vida, se había roto en segundos. “Por tu culpa, una relación que duró toda una vida se arruinó”, me dijo mi padre. No pude responderle. Mi mente estaba en blanco, y solo podía pensar en Sullys, encerrada en su cuarto. El silencio se hizo eterno en mi casa, y solo pude pensar en cómo iba a hacer para arreglar este lío en el que me había metido.