Narrado por Sullys
Esa noche, el silencio de mi cuarto era un castigo. Las sombras de los muebles se alargaban por la habitación, y cada una de ellas parecía un recordatorio de la trampa en la que estaba. Pero en mi mente, no había silencio. Mi cabeza era un torbellino de rabia, de frustración y de un amor tan grande que me asustaba.
Caminé hacia la ventana y miré la luna, que iluminaba la vereda. La idea de que mis padres o la ex de Kevin pudieran acabar con lo que teníamos era insoportable.
No me lo iba a permitir. No íbamos a permitirlo. Y en la oscuridad de mi cuarto, una idea comenzó a formarse. Un plan para proteger lo nuestro, incluso si eso significaba un sacrificio.
El encuentro en la escuela
El día siguiente se sintió como un infierno. La buseta me recogió y me llevó a la escuela, pero el camino no fue el de siempre. El miedo a lo que Kevin me diría, a lo que me dirían mis padres, me hacía sentir ansiosa. Me sentí como una prisionera en mi propia vida.
Llegué a la escuela y lo busqué con la mirada. Mis ojos lo encontraron de inmediato, su rostro reflejaba la misma tristeza que yo sentía. Le hice una seña con la cabeza para que me siguiera, y nos escondimos detrás de los salones, lejos de la mirada de la gente. El lugar, que antes era nuestro refugio, se sentía como un escondite.
"Kevin", le dije, y mi voz sonó más fuerte de lo que esperaba. "Lo siento por todo lo que pasó".
Él me miró y me tomó de las manos. "No es tu culpa. La culpa es de ella".
"No", le dije. "La culpa es de ambos. Nosotros sabíamos lo que hacíamos. Y ahora, debemos pagar por ello".
Sus ojos se llenaron de miedo. "No entiendo, Sullys".
"Escúchame", le dije, y la voz me salió más fuerte de lo que quería. "No podemos seguir así. Nos están vigilando. Necesitamos darnos un espacio. Necesitamos guardar distancia".
Él me miró, con el miedo en los ojos. "No, Sullys. No quiero perderte".
"No me vas a perder", le respondí. "Te lo juro. Solo necesitamos un mes, o hasta que las cosas se calmen. Nos vamos a ver en la escuela, nos vamos a hablar, pero sin que nadie se dé cuenta. Es la única forma de que podamos seguir con nuestro amor".
Él me miró, con una tristeza en los ojos que me rompió el alma. Y en un susurro que me llegó al corazón, me dijo: "Está bien".
Sabía que lo que estaba haciendo era lo correcto. No podíamos permitir que la ex-novia de Kevin arruinara lo que teníamos. Y en el silencio del pasillo, sellamos nuestro pacto. Nuestro amor ya no era solo un secreto. Era una promesa. Y la íbamos a cumplir.