Narrado por Kevin
El beso de Sullys me hizo olvidar el mundo. En un instante, las semanas de soledad, de silencio, y de dolor desaparecieron. El mundo se sintió más brillante, más colorido, y la voz de los estudiantes en el pasillo se convirtió en una melodía.
Después de un rato, nos separamos, y el mundo volvió a girar. Nos miramos, y en sus ojos vi la misma determinación que sentía yo. "Tenemos que hablar", me dijo. Y supimos que la conversación que tendríamos no iba a ser fácil.
Nos sentamos en una banca, y la conversación fluyó como si no hubiese pasado nada. Hablamos de todo lo que había sucedido, y de cómo el mundo se nos había vuelto una prisión. Y en ese instante, en medio del caos del recreo, un plan se formó en mi mente.
"No podemos seguir así", le dije. "No podemos seguir escondiéndonos. No podemos seguir viviendo con miedo".
Ella me miró, y en sus ojos vi una mezcla de miedo y esperanza. "Entonces, ¿qué hacemos?".
"Vamos a seguir con nuestro amor", le respondí. "Pero lo vamos a hacer de una forma diferente. No nos vamos a esconder. Vamos a dejar que todos vean que somos amigos, que nos reímos, que pasamos tiempo juntos. Vamos a dejar que vean que somos una pareja normal".
"Pero, ¿y nuestros padres?", me preguntó. "Todavía están molestos".
"Lo sé", le respondí. "Y no les vamos a decir nada. Vamos a dejar que nos vean. Que nos vean juntos, que vean lo felices que estamos. Y cuando vean que nuestro amor es real, van a tener que aceptar nuestra relación".
Ella me miró con una sonrisa. "Me gusta ese plan", me dijo. "Me gusta mucho".
Y en ese instante, en medio del patio de la escuela, me di cuenta de que mi vida había cambiado para siempre. Ya no era solo yo. Éramos nosotros. Y juntos, íbamos a luchar por nuestro amor.