Nuestra Historia

CAPITULO 33: Descubiertos: El fin del secreto

El destino nos dio una semana de felicidad con nuestro nuevo pacto, y luego, el mundo se vino abajo de nuevo. Nos habíamos escondido en las gradas del colegio, ese rincón que parecía olvidado por Dios, pensando que nadie nos vería. Estábamos hablando en voz baja, a una distancia que creíamos segura, cuando escuché un ruido seco detrás de nosotros.

Al girar, la vi. Era la coordinadora de la escuela, con el rostro encendido de furia. Sus ojos nos taladraron. No hubo gritos, solo una frase seca y cortante: "A la dirección, ahora mismo." En ese instante, supe que habíamos perdido. El plan de ser "aburridos" había fallado. El miedo me invadió, pero era un miedo diferente: era la frustración de ser descubiertos de nuevo.

La oficina de la rectora era un cubículo de paredes blancas y silencios sepulcrales. Ya rectora había llamado a la madre de Sullys, Y allí estaba su madre, con la cara pálida y una mirada que era un puñal. Su decepción era más hiriente que la rabia de la coordinadora.

La conversación fue un monólogo de reglas rotas y confianza traicionada. La rectora hablaba de las normas de la escuela, pero la voz de su madre era la que me congelaba la sangre. No tuve voz para defendernos; cualquier palabra que saliera de mi boca solo confirmaría su peor temor. Su madre me miraba como si yo fuera la única causa de su dolor. Y de nuevo, la amenaza flotó en el aire, más real y más pesada que nunca.

Cuando la reunión terminó, y logramos salir de ese infierno de oficina, la presión de meses de escondite me explotó en el pecho. Vi tu cara, llena de miedo y lágrimas, y no pude soportarlo más. Todo el dolor, la frustración de la rodilla, de la distancia, del miedo de tu padre, me impulsó a tomar la decisión más grande de mi vida.

La detuve justo al borde de la puerta de un salon. "Estoy harto, Sullys," le dije, mi voz temblando por la rabia y la desesperación. La miré a los ojos, con la certeza de que no había otro camino. "Voy a hablar con tus padres."

Me miro en shock, con los ojos como platos. "Kevin, no... ¡no lo hagas!"

"Sí, lo voy a hacer. Estoy harto de que nos escondamos como delincuentes. Ya no puedo más con esto." El miedo a lo que vendría era inmenso, pero el dolor de ser un secreto era aún mayor. Sentí que si íbamos a estar juntos, sería a la luz, o no sería en absoluto. La guerra no había terminado; solo estaba a punto de volverse formal.



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En el texto hay: romance accion aventura

Editado: 10.10.2025

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