Ryan
La cena en el McDonald’s fue muy divertida ya que pasó entre risas; por algún comentario absurdo que había comentado y alguna que otra broma .
Siendo sincero las ganas que tenía de ir a la fiesta de Max eran nulas. Después del partido estaba físicamente agotado porque ha sido uno de los más duros que me que jugado en estos últimos años.
De ida, a la casa de Max, estaba conduciendo aunque no tengo aún el carnet y me queda poco para poder obtenerlo. Llegamos a la casa, la música estaba fuerte y nada más aparcar las chicas desaparecieron como por arte de magia.
—Mira que llegan a ser rápidas para desaparecerse —le comente a Nadir.
—Ya...—su mirada estaba perdida entre la multitud de personas—; espero ver en qué lío se meten Sam y Angie —fue lo último que dijo antes de que él también desapareciera de mi vista.
Entre en la fiesta, las personas iban y venían de un lado a otro con un vaso rojo de plástico, era difícil abrirse paso entre la gente, pero conseguí llegar donde estaban los del equipo y como no era de extrañar Linda estaba ahí.
—¡Ry! —escuchar su chillona voz por encima de la música, era peor que escucharla diariamente—, enhora buena por lo del partido corazón —me planto un beso cerca de la comisura de mis libio.
—Gracias —me separe unos, grandes, centímetros.
Las horas pasaron y algunas persona de las ques estaban presentes ya no estaban cuerdos, por decirlo de alguna manera.
Angie
Después de que las tres nos desaparecieramos nada más llegar a la fiesta, nos encontramos con uno de los amigos del novio de Sam; quien nos invito a que formaramos parte de Verdad o reto pero con la única diferencia que sí nos negábamos deberíamos de bebernos un shot de Vodka.
De todas formas aceptamos, ya que nada malo podría salir de eso. Así fue durante el tiempo que llevábamos jugando, ya todos llevábamos algunos shots encima.
—Te reto a que bailes sensualmente encima de la barra.
—Okey, pero antes me beberé unos shots que aún estoy sobria.
Y así fue, después de beberme unos cuantos shots, ya estaba lo suficientemente “ebria”, fui a cumplir mi reto.
Moverse entre la gente hasta llegar a la cocina era algo complicado; porque había mucha gente junta y se hacía complicado. Jon me ayudó a subirme sobre a lo que sería “la tarima”, la música volvió a cambiar y ahora era una más animada. Me dejé llevar por la música, mis caderas se movían sincronizadas al compás de ella, hasta que unos fuertes brazos me bajaron y me sacó a rastras de la fiesta.
—¡¡Suéltame, eres un cavernicola!! —mis manos golpeaban su espalda.
—¡Para Angela! —su palabras salían arrastradas.
—¡Suéltame!
Al fin me hizo caso, me depositó en el piso. Me estaba alejando de él, cuando me agarro muy fuerte de la muñeca derecha de manera que hizo que me acercara a él.
—¡Me estás haciendo daño! —me queje, su agarre cada vez se intensificaban más.
Ryan
Salí un rato a fuera para tomar el aire, me estaba sintiendo algo frustrado ante la presencia de Linda; quien no paraba de perseguirme por toda la casa hasta que en un determinado momento la conseguí despistar.
Caminaba tranquilo hasta que ví a una castaña forcejeando con un chico.
—¡¿Por qué no entiendes que no me agrada tu maldita presencia?!
—¡Te amo Angie!
Me acerqué más a ellos hasta que escuche sollozos que provenían de la joven.
—Siempre nos confundes —le reprochó entre sollozos—. Por favor déjame.
—¿Por qué no entiendes que aún te amo Angela?
—¡Soy Angie! —refutó—. ¡Suéltame!
Una vez estuve conseguí separar a Angie, de ese chico, el cual se enfureció cuando solté a Angie de su agarre.
Ella automáticamente se escondió tras de mí, sus manos se aferraban a mi chaqueta. Se podían sentir los latidos de su corazón, que estaban acelerados.
—¿Quien te crees para intervenir en una conversación con mi novia.
—No soy nada tuyo —dijo aún sin salir de atrás mío— ¡Entiéndelo joder!
El chico parecía que se había quedado pensado, aprovechando ese instante cogí de la muñeca a Angie y nos alejamos de él.
—Por favor, llevame lejos —su voz salía entrecortada.
Acepte, como tenía las llaves del auto de Nadie nos alejamos de la fiesta.
Caminamos una cuadra, hasta llegar al auto. Le quité el seguro y le abrí la puerta del copiloto, con un gesto me agradeció y entró, cerraré la puerta. Di la vuelta y entre´.
Nadir me va a matar cuando se de cuenta de que me fui en su auto.
Conducía sin tener rumbo fijo hasta que Angie habló.
—Gracias, por ayudarme con ese idiota.