RYAN
Mi hermana había llegado la noche anterior a Liverpool. Ella ha estado casi toda su vida en Nueva York; viviendo en la casa de mis abuelos.
Ahora se me hace raro verla en la casa e ir al mismo instituto, nadie —a excepción de Angie— sabe que tengo una melliza y espero que siga siendo así. No quiero lidiar con idiotas que se van a querer acercar a mi hermana.
Unos leves golpes en la puerta hicieron que volviera a la realidad.
— Adelante.
La melena rojiza de mi hermana se dejó ver a través del espejo.
— Ry, ¿Crees que mañana podremos ir a algún sitio, toda la familia?
— No lo sé, ya sabes cómo son nuestros padres. Si los ves entre semana dá gracias.
Mi hermana bajó la cabeza resignada, parecía que mi respuesta la había herido. En ese punto me dí cuenta de que ella no había pasado tiempo con mis padres, en cambio a mí me había tocado escuchar sus peleas y pasar cada semana en casa del otro.
Me acerqué a ella y la envolví entre mis brazos, leves sollozos se escuchaban salir de su parte.
— No quise decir eso.
— No pasa nada.
Los minutos pasaron y mi hermana se separó de mi.
— ¿Crees que ellos por algún segundo de su vida dejarán el trabajo y se acordarán de que tienen una familia?
Le iba a contestar cuando ella decidió salir de la habitación. Cerré la puerta con pestillo y entré a la ducha que había en mi habitación, no tardé mucho en ducharme. Salí de ahí con una toalla envolviendo mi cadera y con algunas gotas de agua cayendo por mi abdomen.
Me puse el bóxer que había dejado sobre la cama, me quité la toalla y fui directo al armario para poder escoger la ropa. Escogí las primeras prendas que ví; un buzo blanco y un pantalón negro roto, acabé de alistarme para la fiesta que se organizaba hoy en la casa de Jackson.
Salí de la habitación y bajé las escaleras hasta llegar al living, donde se escuchaban unas voces femeninas hablando.
— … siempre llega tarde a casa, por eso algunas veces discuten.
Entré al living, sentí que ambas fijaban su mirada en mi.
— ¿Zoe, quieres cenar pizza?
— Sí, aunque mamá se enfadará si lo sabe.
Llamé a la pizzería Vittorio y pedí la pizza preferida de mi hermanita,. La pizza no tardó ni media hora y ya estaban llamando a la puerta.
Iba a abrir yo, pero Holly se me adelantó, los minutos pasaban y ella apareció con la cara pálida y con la pizza.
Zoe ya estaba sentada en la mesa, impaciente, esperando la pizza. Los tres nos sentamos y empezamos a comer, amo las pizzas que prepara Vittorio; son las mejores que he probado en mi vida.
Mi móvil empezó a vibrar, era una mensaje de Ben diciéndome que en un par de minutos estarían en la puerta de mi casa.
Ayudé a mi hermana a despejar la mesa, mientras Zoe estaba en el sofá viendo una película de ¿unas hadas? No sé muy bien qué eran ya que no le presté demasiada atención.
El timbre sonó y ésta vez fui yo a abrir la puerta. Era Ben, quien iba vestido con unos pantalones oscuros y una chaqueta de cuero.
— Nos vamos Ryan.
Asentí con la cabeza, pero antes de irme me despedí de mis hermanas y cogí las llaves que estaban sobre el recibidor.
El auto que conducía Ben era un Honda Civic, de color blanco.
La casa de Jackson se encontraba a media hora de distancia, una cuadra antes de su casa ya se escuchaba la música sonar. Nos tocó dejar el auto lejos ya que por su casa no había ningún sitio libre.
Caminamos hasta llegara a la casa, ahora la música se escuchaba más fuerte. Lo que se veía en el jardín era a un montón de compañeros bebiendo, entramos al interior de la casa donde la mayoría del equipo estaba sentado en los sofás bebiendo latas de cerveza y con alguna de las amigas de Linda sentada en sus regazos.
Jackson se levantó del sofá y vino a recibirnos.
— Al fin llegáis.
La noche se nos pasó volando, entre cervezas, la música y la distancia que intentaba tener de Linda —porque sabía que en cualquier momento cometería alguna estupidez si ella estaba cerca de mí—.
Me desperté con un dolor de cabeza de los mil demonios, sentí que algo me rodeaba, giré mi rostro y ví a Jackson a mi lado sin camisa.