Nuestra pequeña

5

Nos encontrábamos almorzando con la comida que los chicos trajeron.

—Me encanta tu departamento, es enorme —Felipe habla con la boca llena.

—Traga primero animal —Mindi lo regaña.

—¿Vives sola? —me pregunta Katy tomando un trozo de pizza.

—Sí.

—¿Tienes familiares? —continúa dando un mordisco esta vez.

—Unos tíos y un primo pero no me llevo con ellos.

Escucho el tono de llamada de mi celular que estaba sonando en mi dormitorio.

—Permiso —camino hasta el cuarto con la mirada de Ben siguiéndome.

Entro al dormitorio y voy hacia la cama, me siento y contesto el celular.

¿Qué quiere ahora?

—Hola

Hasta que contestas llevo mucho rato llamándote.

—No lo escuche ¿Qué quieres? Tengo visitas.

¿Visitas? ¿Quién es? —dice molesto

—Emma —Ben se aparece por la puerta

¿Es Ben? ¿Qué hace ese idiota ahi?

—Después hablamos ¿Okey? Adiós.

Corto lo más rápido que puedo me levanto y camino hacia Ben.

—¿Todo bien? —apoya una mano en mi mejilla.

—Si —sonrió para convérsenlo, aunque juraría que no lo logre.

Después de un par de horas los chicos se fueron marchando, a excepción de Ben que se quedó.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

Estábamos ambos sentados en los sillones, el enfrente de mí, habíamos estado callados por unos minutos.

—Ya la estás haciendo.

Reímos.

—No debes responder si no quieres... ¿El papa....? —me miro a los ojos.

Pero yo la desvié hacia otro lado.

—Sabe de su existencia pero no quiere saber nada o eso dice hasta ahora.

—¿Hasta ahora?

—Yo opino que si quieres saber, pero teme admitirlo, además un bebe a esta edad donde todos intentamos ver hacia dónde vamos, arruina los planes a futuro.

—Aun así es su responsabilidad.

—No le exigiré nada, si quiere estar en su vida lo aceptare y si no quiere, no lo forzare.

—¿Lo amas? —estaba muy nervioso, jugaba con sus dedos.

—Creía hacerlo, ya no estoy muy segura.

Asiente con la cabeza.

—¿Veamos una película? —propongo.

—Si claro, amo las películas.

Se sienta a mi lado y vemos una película tras otra.

.....

—Ven, debemos hablar —toma mi brazo y me arrastra a donde nadie pudiera vernos.

—¿Qué quieres William? —digo con pesadez haciendo que me suelte.

—¿Que te tres con ese idiota? —pregunta enojado.

—Eso no te importa.

—Si me importa es mi hijo el que llevas ahi.

—¿Ahora es tu hijo? —sonrió sin poder creerlo— Hace un mes y medio atrás dijiste que solo era un bastardo debería abortar.

Aprieta los dientes y las manos las hizo un puño, sé que se está conteniendo para no gritar.

—Ya que lo vas a tener, no puedo evitarlo, no lo diré a los cuatro vientos si eso crees..... No quiero que nadie se acerque a ti y a mi hijo.

—Nuestro hijo —le corrijo— Entiendo que quieras que nadie se entere, pero mi vida personal, es mía.

—Quiero que te alejes de Ben... Si no sabrás las consecuencias —dice en un tono amenazador, acercándose a mi hasta quedar a solo unos centímetros.

—No me amenaces —le advierto.

—Hazlo si quieres mantener al niño contigo.

Dicho eso se fue.

¿Sería capaz?




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