Nuestra pequeña familia. [en edición]

CAPÍTULO 2: Copas y hermanos. ✔️

Michael.
—¿Tú también te marchas? —preguntó Sam, uniéndose a mis pasos hacia el ascensor.
—Estoy algo cansado —contesté—. Además, ya hemos solucionado la crisis —intenté excusarme.
En realidad, estaba ansioso por llegar a casa. Pero eso él no tendría por qué saberlo.
Sam sonríe y niega levemente, como si no pudiese creer lo que ve.
—Deberías invitarme a unas copas pronto —asegura—. Creo que deberíamos ponernos al día.
Me giro para verlo y, al ver su expresión, sonrío.
—Puede que tengas razón —aseguré, y ambos sonreímos.
Justo entonces, el ascensor llega a nuestro piso y ambos entramos en silencio. Ninguno de los dos tiene nada de qué hablar. Aún no es el momento.
El viaje a mi apartamento transcurre tranquilo. A pesar de ser fin de semana, el tráfico está calmado.
Llevaba toda la tarde intentando solucionar una crisis en la empresa cuando, en realidad, deseaba permanecer junto a mis chicas en casa. Pasar la tarde jugando con Noa o estando, aunque fuese en silencio, con Mía sin necesidad de nada más. También hubiésemos podido ver alguna que otra película o salir a dar un paseo.
Pero mi trabajo había necesitado de mí y no pude decirle que no a eso.
Cuando llegué a mi edificio, entré por el estacionamiento subterráneo y cogí el ascensor desde allí. Era parte de mi rutina y más si era yo quien conducía. Casi siempre evitaba entrar por la entrada principal para evitar a los periodistas o a las simples personas. No me agradaba que se metiesen en mi vida.
El trayecto en el elevador fue rápido y enseguida me encontré en el recibidor de mi penthouse. Me sorprendió encontrar a Thony deambulando por el salón. También me extrañó no ver a Mía por ningún sitio.
—Thony —llamé su atención. Pronto se giró en mi dirección y me observó confundido—. ¿Qué haces por aquí? —pregunté mientras me deshacía de mi abrigo y me acercaba a él.
—Esto... Mía me ha invitado para ver una película.
Volví a buscar por el salón e incluso intenté captar si había alguien en la cocina, pero volví a llegar a la misma conclusión. Mía no se encontraba cerca o no se encontraba en absoluto.
—¿Dónde está Mía?
Vi en sus ojos cómo dudaba al responder y cómo intentaba desviar la mirada.
—Ha subido a la habitación —explicó—. Yo iba en dirección al salón —señaló hacia esa zona.
Volví a recorrer la estancia con la vista buscando algo inusual.
—¿Dónde está Noa?
—En el salón. Jugando con sus muñecas —explicó Thony mientras recobraba su andar y se acercaba al salón.
Enseguida le seguí ansioso por ver a mi hija y abrazarla, preguntarle qué había hecho en mi ausencia y después ir en busca de Mía. Aún había algo que no me agradaba.
Nos encontramos a Noa, justamente como había dicho Thony. Jugaba tranquila con sus muñecas, ignorando todo a su alrededor. Aunque sí notó mi presencia, pues enseguida tenía sus ojitos puestos en mí.
—Papá —gritó y vino corriendo hacia mí.
—Hola, princesa —la tomé en brazos y la acomodé en mi cintura mientras repartía besos por toda su carita y ella se retorcía entre mis brazos porque mis caricias le causaban cosquillas.
—Para papi —pidió mientras continuaba retorciéndose. Yo había pasado de besarle la cara a hacerle cosquillas y ella se retorcía aún más.— Paraa —pidió a gritos.
Esta vez sí me detuve ante sus súplicas de perdón y me acomodé en uno de los sillones con ella en mi regazo.
—¿Qué has hecho hoy? —pregunté acomodando uno de sus rizos, que se habían escapado del peinado, tras su oreja.
—Sali con la abuela Miriam —la sorpresa no tardó en llegar—. Nos divertimos mucho y comí dulces.
—¿Saliste con la abuela? —Asintió enseguida con una sonrisa.
—Me porté como una princesita —aseguró.
—No lo dudo, cariño —aseguré—. ¿Y qué hizo mamá?
—El tito Thony vino a ver una película. Abuela se enfadó y se fue. —explicó— Mamá, se fue a la habitación, estaba triste.
Busqué la mirada de Thony por la habitación y no la encontré. Al menos no en mí. Miraba a través del cristal hacia las vistas de la ciudad. Sabía que había oído la conversación y me sorprendió que no comentara nada.
—¿Mamá está en la habitación? —pregunté intentando que no me afectara el comentario de mi hija de que Mía estaba triste o de que mi madre había salido corriendo enfadada.
Alguna parte de mí sabía que esos hechos estaban relacionados.
—Sí —asintió frenéticamente.
Dejé un beso en su frente y le regalé una sonrisa.
—Continúa jugando, cariño. Voy a ver a mamá. —le expliqué mientras la dejaba en el suelo.
Justo después de ver que Noa asentía, salí corriendo del salón y me propuse subir las escaleras lo más rápido posible. Necesitaba ver a Mía y comprobar que se encontraba bien.
No iba ni por el tercer escalón cuando Thony me llamó.
—Yo puedo explicarte lo que pasó. Déjala descansar. —dijo antes de continuar su camino hacia la cocina.
Lo seguí sin dudar.
Cuando llegué a la cocina, se estaba sirviendo una copa de vino de una botella ya abierta y bastante vacía. Supuse que la película se había desarrollado muy bien solo por el poco contenido de la botella y me preocupé aún más por lo que hubiese ocasionado que el humor del ambiente cambiase.
Me acomodé en uno de los taburetes y esperé a que él también hiciera lo mismo.
—¿Qué pasó con mi madre?
Thony se aclaró la garganta antes de soltar:
—Nos encontró viendo una película y malinterpretó un poco la situación.
Vale, puede que me haya sorprendido un poco demasiado.
—¿Qué? —pregunté incrédulo.
¿Quién carajos malinterpretaría algo entre Thony y Mía si son casi hermanos? Por no hablar de los gustos de Thony para una relación.
—Pues sí. Esta tarde Mía me llamó para tomar un café porque tu madre se había llevado a Noa —contó—. Después del café le propuse ver una peli en mi casa y ella prefirió venirse aquí por si tu madre regresaba antes. Entre una cosa y otra, o debería decir una copa y otra, nos pusimos a hablar y ver una peli. Así nos encontró tu madre y malinterpretó la situación.
—¿Por eso está triste Mía?
Thony bebió de la copa y unos segundos después negó.
—No creo. Aunque puede que haya influido un poco. Ellas estuvieron unos minutos hablando, pero no pude quedarme pues me hice cargo de Noa —lo escuché atentamente, teniendo presente que luego tendría una buena conversación con mi madre—. Luego tu madre salió corriendo y Mía se encerró en la habitación alegando que estaba agotada.
Dejó la copa en la encimera, ya vacía, y volvió a intentar rellenarla buscando un poco más dentro de la botella que ya estaba igual de vacía.
—Tengo que hablar con mi madre —aseguré pasándome las manos por el pelo y dejándolo completamente despeinado.
—Puede que tengas razón —dijo Thony, mirando incrédulamente la botella vacía como si no se lo creyese—. Aunque primero deberías hablar con Mía. Sí que está un poco triste.
—Lleva algunos días así —dije—. Aunque no sé la razón.
—Está agobiada —respondió Thony, aún sin que yo le preguntara si él conocía la razón—. Todo el tema de la mudanza la tiene muy agobiada.
—Me lo imaginaba —aseguré escondiendo la cabeza dentro de mis manos—. Lo hemos hablado un par de veces y sé que ha aceptado solo porque yo he insistido.
—No es tan así —aseguró Thony dejando de lado la botella y la copa para mirarme atentamente—. Ella te ama, así que eso simplifica la ecuación. Pero casi que eres su primera relación tan seria como para vivir juntos. Solo necesita tiempo.
La observé incrédulo por su confianza.
—Puede que tengas razón.
—Eso sí —agregó un poco después—, la situación de hoy con tu madre no ha ayudado mucho —asentí, completamente de acuerdo con su punto de vista y intentando pensar en algo para aminorar esta situación—. Ahora sube y haz que baje. Dile que no pienso irme de aquí sin cenar.
Se bajó del taburete y volvió al salón. Pronto escuché el murmullo de su voz y la de Noa mientras charlaban animadamente. Me bajé del taburete unos segundos después y volví a subir las escaleras, esta vez un poco más calmado.
Encontré a Mía recostada en la cama, abrazada a una de las almohadas. Se veía muy en paz, aunque sí se notaba la tensión.
Me acerqué a ella y me recosté junto a ella, atrayéndola a mí. Pronto se giró buscando mi contacto y me sobrecogió ese simple gesto. Aún cuando no estaba del todo consciente, su cuerpo reaccionaba automáticamente a mi presencia y me buscaba.
La abracé contra mí y me relajé junto a ella. Me sorprendió ver que ella también se relajaba y que la tensión desaparecía.
Unos minutos después observé cómo sus ojos se habían suavizado y cómo se removía contra mí como si quisiese volver a dormir. Cuando me vio a su lado y se percató de que estaba lo bastante despierta como para que no fuese un sueño o una imaginación, me observó quedándose quieta. Poco después, una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Hola —susurró.
—Hola —respondí antes de inclinarme y dejar un dulce beso en sus labios.
Mía pronto correspondió y se abrazó más fuertemente a mí.
—¿Hace cuánto has llegado? —pregunté cuando dejamos nuestro beso atrás.
—Hace unos minutos. He visto a Noa antes de subir —ella asintió y se volvió a acomodar como si planease volver a dormir. Me odié por romper esa idea y traer la tensión de vuelta—. Noa me ha dicho que mi madre ha venido —susurré, evitando mencionar a Thony.
Inmediatamente, Mía se tensó entre mis brazos y escondió su mirada.
—Sí —apenas logré oírlo.
—Thony me ha comentado algo —le dejé que supiera—. ¿Qué ha pasado?
Mía suspiró agotada y me apretó aún más contra sí.
—Nos ha encontrado viendo una película. Mencionó algo de querer hablar contigo.
Me quedé callado esperando que mencionase algo más de todo lo que pasó en la tarde, pero Mía prefirió no decir nada más relacionado con mi madre.
—Cariño, no tienes por qué preocuparte. Ya hablaré yo con mi madre —intenté darle su espacio para que ella misma decidiese qué hacer. Ya sabía lo que había pasado y suponía que Mía no quería hablarme mal de mi madre. Ya me encargaría yo de aclararle esta situación a mi madre y dejarle claras algunas cosas—. Bajemos. Thony ha mencionado algo de no irse hasta cenar.
Mía volvió a sonreír y se deshizo de las sábanas mientras juntos nos poníamos de pie y salíamos de la habitación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.