En la cocina de la empresa. Había un pequeño silencio extendiéndose cada vez más cuando Ehan salió por la puerta sin decir nada.
— ¿Problemas en el paraíso? — le pregunto Kenton a Sarah solo para molestarla.
—Cállate Rivers. Solo esta... un poco tenso. Ha sido una semana estresante para él con todos los preparativos del baile.
Hanna no evito rodar los ojos antes las mentiras que salían de la boca de Sarah. —“¿cuándo aprenderá que la mentira no sirve de nada?”
Termino de tomar su café y salió de ahí lo más rápido posible, quería alejarse de Sarah y su burbuja de sueños, camino hacia el baño sin darse cuenta que su ex amiga iba tras ella.
Sarah quería hablar con Hanna para aclararle que no quería que le dijera a Ehan nada sobre los problemas que había entre ellas.
Pero los planes de Sarah estaban cada vez peor ya que en el baño se encontraban varias de las chicas de la oficina.
—Sarah. Justamente estábamos hablando de ti— dijo una con alegría.
Ella coloco una sonrisa falsa y observó como Hanna se metía en uno de los cubículos.
— ¿Que ocurre ahora? — les pregunto con indiferencia.
—Nos ha dicho un pajarito que tú y Hilton han terminado.
Sarah evito que su rostro mostrara sorpresa y las miro a todas con falsa confusión.
—Ehan y yo, seguimos juntos.
— ¿Ósea que los veremos mañana juntos?
Ella abrió la boca sin saber que decir. ¡Demonios!
—Em... no. Él y yo... — en ese instante una idea llego a su cabeza — les diré la verdad chicas— suspiro falsamente.
Hanna, que estaba dentro del cubículo pego su oído a la puerta para escuchar todo.
—Hace unas noches... Ehan y yo fuimos a cenar y el...bueno...el me pidió matrimonio.
—“¡¿QUE MIERDA?!”— pensó Hanna
— ¡Felicidades!
— ¡Que suerte tienes!
— ¡No lo puedo creer!
—Chicas. No acepte su propuesta— dijo rápidamente callando con ello las felicitaciones.
— ¡¿estás loca?!
— ¡Claro que no! Es solo que...soy una mujer independiente y no me quiero casar tan rápido— mintió.
Todas comenzaron a atacar con preguntas a Sarah y esta trataba de responderlas.
Hanna salió del cubículo y evito hacer contacto visual con Sarah. Sus mentiras no tenían límite. ¿Un matrimonio? Eso era demasiado. Si Ehan se enteraba de eso era seguro que la despediría y nadie podría hacer nada para evitarlo.
Salió de ahí sin poder creer lo que acababa de escuchar. Le era imposible de creer. Las mentiras de Sarah eran cada vez peores, pero ella sabía que la mentira cae por si sola. Siempre es así, si no... Pregúntenle al padre de sus hijos.
Llego a su cubículo con la esperanza que el resto de su día fuera tranquilo. No quería más drama ni mentiras, pero antes de que lograra sentarse; Ehan ya la había llamado a su oficina.
Cerró los ojos y se tranquilizó, estabas más que segura que Ehan le diría algo sobre Kenton, cualquiera pudo haber notado los estúpidos celos que tenía. Se aliso la falda y entro a la oficina con toda la tranquilidad que logro reunir a esa hora de la mañana.
— ¿Que necesita señor Hilton? — dijo Hanna con desinterés.
Pero este no le dijo nada antes de tomarla por sus mejillas y besarla.
—“¿Por qué siempre la tomaba por sorpresa?”
En un principio, ella trato de empujarlo pero era inútil. Era como empujar a una pared de musculo puro en un traje de Dolce&Gabbana.
Con cuidado, Ehan la fue empujando hasta apoyarla en la puerta, con su lengua, logro que ella abriera sus labios y le diera el acceso que el ansiaba, sentía como la respiración de ella se aceleraba con cada toque de su lengua y como sus manos ahora se sostenían de sus hombros.
Tal vez eso estaba mal, él sabía que de esa forma jamás la recuperaría pero en ese instante estaba nublado por los celos y solo quería sentir que esa mujer era suya.
Su mujer.
Su amor.
Su vida.
Ella era su todo.
La tomo por la cintura y con cuidado movió sus manos para desabrochar la chaqueta de ella, dejando su camisa de botones a la vista.
Hanna tenía ya sus manos enterradas en el cabello de Ehan. Estaba enojada pero la lujuria le nublaba el juicio en ese momento. Solo quería sentir a Ehan presionándose sobre ella como si no existiera nada de qué preocuparse.
El desabotono un par de botones de su camisa mientras ella enrollaba su pierna en la cadera de él.
—Odio ver como otros hombres te comen con la mirada — dijo entre dientes sobre la boca de ella— no me importa que lo niegues ¡TU! Eres mía.
Hanna lo observo con la respiración agitada y sus labios hinchados. Lo observo sorprendida pero rápidamente esa mirada cambio por cólera.
—No soy tuya...
— ¿Acaso dejarías que otro hombre te besara como yo?
Hanna solo lo observo furiosa y le tomo el rostro para besarlo dejando a Ehan confundido, ella se separó un poco y siseo entre dientes— Sabes que no podría.