Y con esas palabras, el infierno se desato...
Los fotógrafos invitados al evento, comenzaron a tomar fotografías mientras que los representantes comenzaban a hacer las llamadas para la exclusiva. Esa noticia sería una bomba al día siguiente.
"El primogénito de los Hilton es padre de gemelos"
Pero para nadie era más impactante que para Sarah James. La cual estaba en estado de shock sin poder creer todavía todo lo que ahí había pasado.
Los gemelos.
Los pequeños hijos de Hanna eran hijos de Ehan.
Todos los presentes estaban con la impresión tatuada en la cara. Muchos recordaban haber visto a los gemelos alguna que otra ocasión, pero nunca les habían prestado atención como para establecer cierto parecido.
— Espero que está situación tan lamentable no vuelva a ocurrir — dijo Ehan como amenaza clara para todos sus empleados.
— Ahora, dejare la decisión en tus manos Sarah. ¿Quieres quedarte y disfrutar por última vez con tus compañeros? o puedes decidir irte. Pero te aviso que no estoy dispuesto a que está situación se repita— bajo la voz— Un insulto o una acción en contra de mi mujer y ten por seguro que llamare a seguridad.
Sarah lo observó con recelo y asintió sin decir nada. Sentía un nudo inmenso en la garganta.
Hijos...Ehan tenía hijos con Hanna.
¡Dios! No podía creerlo. Todo ese tiempo...Ehan estuvo detrás de Hanna. Y ella como estúpida pensando que él de verdad estaba interesado en ella. Pero lo peor es que ella les había dado la oportunidad perfecta.
Todavía recordaba cuando Ehan le pidió su opinión para escoger a su secretaria...y ella como estúpida había escogido a Hanna confiando que entre ellos jamás pasaría nada. ¡Qué idiota había sido!
Ehan, ordenó a los de seguridad regresar a sus puestos e invitó a todos los demás a pasar al área de mesas, mientras él y Hanna encabezaba el grupo.
— ¿Sabes algo? Creo que nunca olvidarán esto — rio Ehan sin importarle nada más, caminaron con la frente en alto y una sonrisa en el rostro. Él no estaba dispuesto a separarse de ella ni un segundo.
Las luces de las cámaras que los fotografiaban los seguían en su recorrido. Ellos sabían que esa noche, no sería una simple noticia todo el asunto sobre su relación si no que los medios invitados se encargarían de notificarle al mundo que ellos estaban juntos.
Llegaron al área de mesas y se dirigieron a la mesa de los directivos. Obviamente como Sarah organizó los espacios, había colocado a Hanna en el área de Gerencia y el asiento de ella se encontraba junto con la directiva.
Sarah esperaba sentarse junto a Ehan y pasar la velada junto a él pero los planes le salieron muy diferentes.
Cuando el empresario se dio cuento de esto se molestó por el atrevimiento de Sarah. Ya que a pesar de que ella desconocía su relación con Hanna, era ella la que por derecho administrativo debía ser la asignada a ese asiento al ser la secretaria de presidencia.
— Ignora ese papel cariño. No dejes que ella nos amargue más la noche — le susurró Hanna.
Ehan relajo los hombros y giro su rostro hacia su chica. Jamás comprendería como Hanna siempre sabía que decir para darle paz.
— Tienes razón. No dejaré que me arruine más la noche— beso a Hanna rápidamente Y la tomo de la mano antes de alejarse de la mesa principal y caminar hacia la mesa de gerencia.
— ¿Qué haces?— le susurro Hanna al ver que la llevaba a otra mesa.
— Sarah no te coloco en la mesa principal, y como no estoy dispuesto a alejarme de ti tendré que cambiarme de mesa. Además, quiero reír al ver la cara de todos cuando nos vean ahí.
Ella le dio una sonrisa y camino con seguridad junto a él. Al llegar a la mesa, Ehan mando a James Tomsom hacia la mesa principal ante la atónita mirada de todos y él se sentó junto a Hanna.
En otras circunstancias, los dos hubieran estallado en risas pero en ese momento estaban conteniéndola, no querían parecer más impulsivos de los que ya se estaban comportando.
Ellos comenzaron a hablar pero un silencio en la sala los hizo girar a ver qué ocurría. Sarah acababa de entrar al salón y la atención de todos estaba nuevamente en ellos.
Ehan frunció el ceño. El creía que ella no tendría el valor para quedarse a la cena.
— Por tu cara veo que tú tampoco esperabas que ella se quedara — le dijo Hanna en su oído.