— ¡Otra vez Papá! Por favor ¡otra vez! — rogo Matt para que Ehan lo lanzara por los aires por décima vez.
El observaba a su hijo con sus ojos emocionados, sabía que por la noche su espalda lo haría lamentarlo, pero no le importaba con tal de ver a su hijo así de alegre. Lo tomo nuevamente y lo alzo hacia el techo haciéndolo reír.
— ¡Estoy volando! Papá. Mira estoy volando— reía— ¡Mamá, Mamá! Mírame— grito cuando vio a Hanna aparecer en la entrada del salón.
Ella los observo con una sonrisa en los labios, Ehan se había quitado la chaqueta y la corbata para poder jugar con Matt.
— ¡Cuidado!— advirtió al ver como Ehan alzaba a su hijo nuevamente por los aires.
— ¡Estoy volando!
Al ver a Matt riendo sin parar, ninguno de sus padres pudo evitar contagiarse de su alegría. Hanna se acercó a ellos cuando Ehan bajo a Matt y lo deposito en el sofá.
—Por la noche, tendrás dolor de espalda— afirmo mientras se sentaba en él apoya brazos del sofá.
—Pero fue muy divertido, Mamá— dijo Matt sentándose en el sofá y acercándose a su madre.
—Habrá valido la pena— le guiño un ojo a su hijo— ¿Cómo esta Dony?
—No es nada grave, está un poco irritado. Después de una siesta estará mejor— sonrió— ¿Y tú? ¿Regresaras a la empresa?
—Sí, estamos próximos al fin de mes y debo revisar los presupuestos para las promociones de fin de año— se acercó a ella y le tomo el rostro— me gustaría quedarme para pasar la tarde con ustedes.
—Pero debes ir a trabajar— lo abrazo por su torso— en cambio yo...tengo permiso especial de mi jefe— bromeo haciéndolo reír.
—No sé por qué...pero creo que tu jefe tiene preferencias por ti— bajo su rostro— y eso me pone muy celoso.
Ehan acerco un poco más su boca para besarla pero la voz de Matt lo detuvo.
— ¡No. No por favor! Eso es asqueroso— exclamo con una mueca.
— ¡Ten!—Ehan tomo un cojín del sofá y se lo lanzo con cuidado— cúbrete los ojos.
El pequeño obedeció el consejo de su padre y así evitó ver el beso que este le dio a su madre.
— ¿Por qué siempre se tienen que besar?— se escuchó la voz amortiguada del pequeño – es asqueroso.
Sus padres se separaron debido a la risa.
—Cuando seas grande— Hanna le quito el cojín del rostro a su hijo— no te parecerá asqueroso besar a una niña.
—Iugh...jamás besare a una niña. Son muy raras— se quejó el pequeño al imaginarse a una de sus compañeras de la escuela.
—No todas las niñas son raras.
—Si lo son mamá.
— ¿También la hija del tío Alex es rara?— pregunto Hanna mirando a su hijo con diversión.
—Ella es una bebe mamá, no una niña.
—Él tiene un muy buen punto— le dio la razón Ehan.
Hanna estaba a punto de refutarle el comentario cuando Cony entro al salón con el teléfono.
—Perdón por interrumpir, pero es la organizadora. Quiere hablar contigo Hanna.
—Gracias Cony.
Dejo a su prometido con su hijo y se adentró en el despacho de este para atender la llamada.
Era para coordinar la cita del vestido, debido al poco tiempo, Hanna había seleccionado algunos vestidos de una serie de diseños de presentación y al día siguiente tenía su primera prueba, solo esperaba no arrepentirse de su elección al ser tan apresurada.
Se sentía un poco nerviosa, con cada arreglo, con cada detalle o decisión, su boda se acercaba más a la realidad. Faltaba poco tiempo para convertirse en la señora de Ehan Hilton.
Se sentó un momento sobre el sofá que Ehan tenía cerca de su escritorio para tomar un respiro de todo.
Su boda.
Su familia.
Su vida... todo.
En el último año habían sucedido tantas cosas que todavía le costaba asimilarlas. Su vida era muy diferente ahora, pero...
Si las cosas hubieran sido diferentes desde un principio ellos se hubieran casado hace años...se hubieran ahorrado tanto...dolor y sufrimiento.