Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: Nyc N° 3

Capítulo 12

La Pared.

Las Personas.

El beso.

Todo era igual al primer beso que compartieron, esa pasión y esa energía seguía intacta a pesar de los años.

Hanna trato de luchar pero esta vez estaba segura que Ehan no la soltaría; él, la besaba con fuerza y determinación evitando que ella se negara a no responderle el beso.

Los dos sentían sus cuerpos pegados y sus respiraciones aceleradas. Desde hace 5 años que no estaban juntos y de repente se encontraban ahí, besándose en la oficina como si no hubiera un mañana.

Ehan le soltó las manos para abrazarla por la cintura mientras su lengua entraba en su boca para probarla como llevaba años anhelando.

La alzo sin despegar su boca y camino hacia el escritorio, la sentó en el borde pero no se despegó ni un centímetro.

Hanna sintió su cuerpo chocar con el escritorio y la boca de Ehan moverse a su cuello. Trato de separarlo pero su mente no coordinaba sus movimientos.

Todo se sentía delicioso pero ella levanto su mano para enterrarla en el cabello de Ehan cuando sintió su anillo.

Sebastien.             

En ese instante sacó toda su fuerza y empujo a Ehan con toda la fuerza que tenía separándolo de ella.

— ¡Dios! ¿Que hice?— dijo en estado de Shock.

Su vida.

Su matrimonio.

Acababa de arruinarlo todo por un estúpido beso; sus ojos se cristalizaron al pensar en la manera en la que le diría a su esposo lo sucedido.

— ¡Eres un maldito! — Grito Hanna bajando del escritorio y golpeando a Ehan— Te odio, Te odio. Eres una basura.

Hanna lo odiaba. Lo odiaba por todo. Odiaba el día que lo conoció y odiaba el día que su estúpida familia los separo. Odiaba su existencia.

Ella estaba segura que está era la venganza de Ehan para la supuesta infidelidad que ella le hizo. Él quería que ella hiciera lo mismo con Sebas.

—Di lo que quieras pero me correspondiste el beso...

— ¡Cállate!...

— ¡No lo hare!— rugió— acéptalo Hanna. Todavía te Atraigo como hombre.

— ¡Estoy casada! ¡Imbécil!— dijo dejando salir las primeras lágrimas— estoy casada con un hombre maravilloso al cual acabo de engañar.

—No es engaño porque tú me Amas, Hanna...

—No siento nada por ti Ehan. Amo a Sebas...

—Mentiras— refuto— si lo amaras no me hubieras correspondido...

— ¡Cállate!...

— ¡NO!— Ehan se acercó a ella y la tomo del rostro— No lo haré. Hanna. Por quedarme callado te perdí hace 5 años; no cometeré el mismo error dos veces.

Esa afirmación dejo a Hanna confundida. El, la había echado de su lado. Fue él, el que decidió creer en su familia antes que en ella.

— ¡Aléjate!— ordeno empujándolo— deja de mentir Ehan; tú me echaste; me botaste como si fuera un basura; me trataste de puta cuando yo no había hecho nada...

— ¡Lo sé!— le grito el haciéndola callar— lo sé todo—lamento.

“Lo sé”

Hanna estaba sorprendida; ahora entendía todo… Ehan sabía la verdad.

—Lo sé todo Hanna. Sé que tú nunca tuviste nada que ver con Marco, cariño.

—No me llames así— dijo ella con un nudo en la garganta— perdiste ese derecho en el momento en que no confiaste en mí, cinco años atrás.

Los ojos de Hanna se secaron; ella había soñado con ese momento durante años pero hoy estaba segura que hubiera preferido que nunca pasara.

El silencio en la ala era aplastante; ninguno de los dos hablaba, habían llegado a un callejón sin salida debido a los problemas del pasado.

Ella quería escapar pero la puerta seguía cerrada.

Ehan no podía defenderse; ella tenía razón; él había sido un canalla con ella.

— ¿Que hubieras hecho tu Hanna? Si tú hermana; la persona en la que has confiado toda tu vida te hubiera entregado pruebas de que ella y yo estábamos manteniendo una relación. ¿En quién hubieras creído?

Ella lo medito un momento. Ehan la observó analizar todo y ver su cuerpo temblar en cólera.

—Hubiera creído en ti— susurro con enojo en su voz— o al menos te hubiera dado el beneficio de la duda.

—Mientes— dijo Ehan seguro.

—Por supuesto que no. ¡Eras mi vida! El hombre con el que me iba a casar. Al menos me hubiera tomado el tiempo de saber la verdad antes de juzgarte. En las grabaciones, mi vos se escuchaba un poco cortada y ni por ese mínimo detalle me brindarte la minina confianza— declaro con fuerza.

Ehan se pasó la mano por el pelo desesperado, ella tenía razón. Tenía malditamente toda la razón, si él hubiera investigado lo más mínimo hubiera descubierto la verdad y ahora no sería un extraño para sus hijos.

—Entonces ¿Cuál es mi pecado? ¿El haber confiado en mi familia?

Ella lo observó con la furia ardiendo en sus pupilas.



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En el texto hay: hijos, celos, amor

Editado: 07.02.2019

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