En la mansión de los Hilton todo estaba listo para recibir a los invitados.
Scarlett estaba ansiosa por conocer a sus nietos; nadie podía imaginar la emoción que la recorría cada vez que pensaba en ellos.
Tanto tiempo soñando con ser abuela...pero ya no debía de pensar en eso.
No estaba segura de cómo serían las cosas de hoy en adelante, después del engaño de Stephen nada sería igual; pero lo mejor de todo es que conocería a sus nietos.
Y de momento era lo único que le importaba. Poder conocerlos.
Ehan estaba preocupado por el encuentro, no sabía que pensar respecto a su padre, pero el tener a su madre de su lado y le daba tranquilidad porque no estaría el solo contra toda su familia.
Marco y Giselle estaban en un sofá, juntos. Su hermano ya lograba caminar más pero todavía debía de ocupar las muletas. Y Giselle...esa era otra historia, desde que se enteró de la verdad sobre Hanna y los gemelos no le había generado ni la más mínima simpatía.
Ella odiaba a Hanna, por culpa de ella no se logró casar con Ehan, esa mujer le había arrebatado su sueños y los había hecho pedazos, no le importaba ni ella ni los niños. Jamás le perdonaría a esa estúpida rubia lo que le hizo.
La convirtió en el hazmerreír de su círculo íntimo; todos comentaban que la habían plantada en el altar por culta de una pobretona oportunista. Por suerte Marco estaba ahí para salvar su reputación pero el odio que sentía hacia esa mujer nunca desaparecería.
Ehan estaba parado cerca de una ventana alejado de todos, decir que estaba ansioso era poco, sentía que en cualquier momento se pondría a gritar del estrés.
—Todo saldrá bien, hijo— le dijo su madre acercándose a él, ella notaba lo notaba nervioso.
—No estoy seguro. Hanna está muy sensible por lo ocurrido mamá. Cualquier comentario o mala actitud de papá la hará enojar. Y si la quiero recuperar algún día no puedo dejar que eso suceda.
Ehan estaba muy estresado, esa reunión era un error completo, si su padre abría su estúpida boca todo lo que ha logrado se iría a la mierda.
—Escucha hijo. Si tu padre llega a hacer algo parecido, ten por seguro que lo hare pagar por ello. Yo...yo sé que no soy quien para decirte esto porque en el pasado yo también trate mal a Hanna— le dijo con sus ojos acristalados, le tomo su mano entre las suyas y siguió— desde que entraste por esa puerta con ella de la mano yo...bueno yo no la quería; siempre te imagine casándote con alguien de nuestros circulo de amistad como Giselle. Sé que me equivoque al juzgarla, era indiferente con ella pero jamás se me hubiera ocurrido alejarla de ti. Yo conozco la diferencia entre querer lo mejor para mis hijos y respetar las decisiones que ellos decidan tomar...
Calló un momento y le lanzo una mirada rápida a su esposo.
—Amo a tu padre Ehan, siempre lo he amado. Tú sabes que nuestros padres arreglaron nuestro matrimonio y en nuestro caso, fue lo mejor, pero juramos jamás hacer eso con ustedes. Cuando Hanna llego a tu vida me sentía preocupada por sus intenciones contigo y la marcada diferencia social. Mi mayor error fue decirle a tu padre mi disgusto por que se empeñó en separarlos. No te digo que lo perdones...solo déjale demostrar que hará ahora que Hanna ha regresado y todos tenemos una segunda oportunidad para remediar el daño que le causamos.
Mientras Scarlett hablaba con Ehan; la familia Clark-Kelly estaba llegando a la mansión Hilton.
— ¡Wow! Parece un castillo— dijo Matt emocionado; Hanna no dijo nada ya que opinaba exactamente lo mismo, pero es ese castillo no había ningún príncipe de armadura blanca.
En cambio se encontraba un ogro dispuesta a hacer todo por verla miserable.
Porque ¿Conque más podría comparar a Stephen Hilton?
Los cuatro se acercaron a la entrada y Dony tocó el timbre con ayuda de Sebas.
En ese instante Hanna se dio cuenta que no había vuela atrás. Estaba a punto de reencontrase con el hombre que destruyo su vida hace años.
El mayordomo abrió la puerta y los gemelos lo observaron con curiosidad.
— ¿Usted es el rey del castillo?— pregunto Dony con una sonrisa.
—Eh.... ¿Disculpen?— dijo en anciano confundido. Los Hilton no habían explicado quienes serían los invitados y Gerard, el mayordomo; se impresiono al ver a dos niños iguales que el joven Ehan.
—Buenas tardes Gerard— intervino Hanna— no sé si me recuerda, soy Hanna Kelly. Amiga de Ehan.
Gerard la observo con los ojos abiertos. Claro que la recordaba.
La pobre chica que destrono a la señorita Giselle en el puesto de prometida del primogénito de sus patrones. A todo el personal le agradaba y cuando se comprometió con el joven Ehan fue una alegría para todos.
—Claro señorita Kelly, como olvidarle. Pasen adelante— dijo moviéndose a un lado un poco aturdido por la sorpresa.
Observo a los pequeños y noto que debían de tener alrededor de cuatro o cinco años. El tiempo exacto de cuando estaba con el joven Ehan. Y si los pequeños se parecían entonces...los niños eran...