Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: Nyc N° 3

Capítulo 23

A pesar de los esfuerzos de Scarlett la situación era incomoda.

Giselle observando de menos a Hanna; Hanna y Sebas felices haciendo a Ehan infeliz; Marco tratando de mantener la boca cerrada y Stephen tratando de ignorar a todos...

Pero Scarlett lo veía observar a sus nietos de reojo con anhelo. Pero lo que más le molestaba era que Stephen no se acercará a los gemelos por orgullo; el jamás aceptaría su error delante de Hanna. Ella lo conocía bien y sabía que su esposo  quería abrazar a sus nietos.

La comida fue servida y todos caminaron a la mesa de la terraza. Esta era abierta con vista total al jardín junto a los ventanales de la mansión.

Stephen se colocó a la cabeza de la mesa con Scarlett a su derecha. Junto a esta se sentó Ehan con los gemelos y Hanna seguida por Sebas.

Todos hablaban en la mesa menos Giselle y Stephen. Marco trataba de dar su comentario sobre cualquier tema que trataban para amenizar la situación, pero la tensión era palpable.

Los sirvientes colocaron los platos en posición y todos comenzaron a comer.

Hanna estaba ayudando a sus hijos a comer. A pesar de ser grandes los niños siempre tienden a ensuciarse.

—Dime Hanna. Me gustaría saber cómo fue tu embarazo— le preguntó Scarlett tratando de entablar una conversación.

Inmediatamente Ehan y Sebas dejaron de comer para observar a Hanna; los dos sabían lo delicado que era ése tema para ella.

— ¿Mi embarazo? — preguntó cautelosa.

—Sí. Me encantaría saber todo sobre tu embarazo. Ya que no pude presenciarlo—le mandó una mala mirada a Stephen — me gustaría escuchar los detalles.

Ella giró su cabeza y le mandó una mirada a Ehan pidiéndole ayuda.

—Mamá. No creo que ese un tema adecuado para charlar en el almuerzo.

—Es el embarazo de tus hijos Ehan y mis nietos; es algo muy natural hablar sobre ello.

Hanna tragó salida, esa era una situación en la que nunca espero encontrarse.

—El embarazo... fue algo nuevo. Las náuseas no me dejaron hasta en quinto mes y los dolores de cabeza eran horribles. Pero todo valió la pena por los pequeños.

— ¿Sufriste antojos? — pregunto Scarlett curiosa.

— ¡Sí!, los antojos eran asquerosos; a veces tenía deseo de aceitunas. Odio las aceitunas pero en ese momento fueron maravillosas.

Hanna sonrió pero Scarlett abrió los ojos desmesuradamente antes de reír.

— ¿Aceitunas? Eso fue lo mismos que sufrí por culpa de Ehan, y los peor fue que una vez afuera del vientre al niño no le gustan las aceitunas.

—Lo sé— le dijo Hanna riendo— con los gemelos fue igual— era bonito sentir que alguien la entendía.

— ¿Tuviste dificultades en el parto por ser gemelar?

—Algunas, los embarazos múltiples siempre tienen complicaciones —dijo tratando de zanjar el tema, no quería continuar con la historia.

A pesar que la mayoría trataba de parecer indiferente, todos estaban pendientes del relato.

Giselle estaba celosa, no podía comprender cómo esa zorra roba novios había logrado tener hijos y ella no, la vida era muy injusta.

Marco se arrepentida cada vez más al escuchar todo lo que su hermano se perdió y Stephen... bueno, el todavía no estaba seguro de cómo se sentía.

A pesar de todo, el no creía que Hanna Kelly fuera lo suficientemente buena para su hijo; Ehan siempre ha sido el mejor y el más brillante en todo. El merecía a alguien que este a su altura, no a una pequeña chica de Alabama.

— ¿Nacieron por cesárea?— preguntó Scarlett con duda y eso alertó a Stephen quien estaba pendiente de la respuesta.

—Sí, nacieron por cesárea...

Una risa hizo a todos girar y observar a Stephen tratar de disimular su risa.

Ehan se puso en tensión esperando cualquier comentario o reacción de su padre, en cambio Hanna se giró a observar a sus hijos para saber si eran ajenos a todo lo que ahí sucedía.

—Mi madre decía que una mujer que aceptaba una cesárea para evitar el dolor del parto no podía considerarse una mujer de verdad— dijo Stephen con toda la malicia posible.

Giselle soltó una pequeña risa burlándose de Hanna hasta que Ehan la hizo callar con una mirada.

Hanna no lo soporto y se levantó sin pedir permiso y camino hacia el baño de la casa; sentía la cólera en su cuerpo y sus ojos picar por las lágrimas que querían salir.

Ehan observó cómo se alejaba y notó a los gemelos hablando entre ellos siendo ajenos a lo que estaba ocurriendo en esa mesa.

Se giró y observó a su padre con todo el odio que jamás hubiera imaginado sentir por su progenitor.

—Hanna no tenía el dinero para un buen hospital papá, debido al estrés de perder a su madre y estar sola se le genero diabetes gestional, sus probabilidades de sobrevivir eran bajas. Le tocó dar a luz sola, sin nadie a su alrededor en un hospital tan negligente que no poseían anestesiólogo local. No había nadie que la durmiera para evitar el dolor; la abrieron ahí, sin medicamentos para salvar a los pequeños y Hanna estuvo a punto de perder la vida por eso—Se puso en pie— No te atrevas a decir que es menos mujer por que sufrió más que si hubiera abortado como tú ordenaste.



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En el texto hay: hijos, celos, amor

Editado: 07.02.2019

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