Dolor.
Un dolor de cabeza del demonio fue lo que lo despertó.
Estaba confundido; no sabía dónde se encontraba.
¿Qué había pasado ayer?
Después de dejar a Alex solo en el departamento no recordaba más. Todo era muy confuso. Estiro una mano tratando de reconocer su cama pero palpo un cuerpo junto a él.
Abrió los ojos rápidamente y logro ver como la luz del día se filtraba por unas feas cortinas cafés. ¿Dónde diablos estaba?
Sintió a la persona de su lado pegarse más a él y logro distinguir unas proporciones grandes; giro su cabeza asustado y observo a Nick abrazándolo.
— ¡Ahh! —grito mientras empujaba a Nick pero el impulso lo lanzo a el directamente al suelo.
¿Qué hacía con Nick en la misma cama? Se revisó y noto que seguía con su ropa.
— ¿Qué?... ¿Que... que sucede? — dijo Nick despertando y viendo confundido a Ehan en el suelo.
— ¿Qué haces ahí viejo?— pregunto un Nick confundido.
—Me tire al suelo cuando me di cuenta que me tenías abrazado— le dijo molesto.
— ¿Dormiste en la cama? — Pregunto Nick incrédulo— No entiendo por qué siempre que tomo, termino con un tío en la cama— se quejó.
—Agradece que no fue una mujer, bebé— dijo Olivia entrando a la habitación, los observo con una sonrisa burlesca y camino con cuidado hacia la ventana para correr las cortinas.
Ehan y Nick cerraron los ojos y gimieron del dolor de cabeza. ¿Qué había pasado la noche anterior? Estaban seguros que esa resaca les duraría una semana.
—Levántense, deben tomar una ducha. Hoy todos debemos viajar a Lane. La boda es mañana y estamos atrasados.
— ¿Podrías traernos una aspirina, cielo? ¿Por favor?— pidió Nick con cariño a su novia.
— Está bien. Se las preparare en la cocina; pónganse en pie que ya es tarde— dijo Olivia saliendo de la habitación.
Ehan abrió un poco más los ojos y logro reconocer los muebles. Se encontraban en el departamento de Nick. La noche anterior había sido la fiesta de Alexander, recordaba eso.
Habían llegado varios amigos de la universidad y todos se habían puesto a beber antes de abandonar a Alexander.
Después recuerda que habían bajado al uno de los bares de la zona pero después de eso su mente estaba en blanco.
Solo agradecía no haber hecho una locura el día anterior.
Su teléfono comenzó a sonar y él lo busco en sus bolsillos pero no estaba; reviso en el suelo y no lo encontraba pero el aparato no dejaba de sonar.
Lo encontró finalmente en la cama a un lado del cuerpo de Nick.
— ¿Hola? —contesto sin ver el nombre.
— ¿Ehan? ¡Por Dios! Hasta que al fin contestas tu puto teléfono. ¿Dónde estás? ¿Estás bien? — Dijo la voz desesperada de Hanna— ¡Dios! He estado toda la noche preocupada por ti. ¿Qué hiciste?
—Hanna... yo... ¿Qué? — dijo confundido, llevaba más de una semana sin hablar con ella. Desde el día que se fue, no habían hablado hasta ese momento y escuchar su voz era una gran impresión para Ehan.
Él se mantenía en contacto con Sebas para saber cómo estaban ella y los gemelos.
— ¡No puede ser! ¿Enserio no recuerdas nada? — pregunto con incredulidad.
Hanna estaba a dos minutos de lanzar el teléfono contra la pared del hotel. Ayer en la noche mientras todos dormían; Ehan le llamo.
Ella le contesto pensando que era una emergencia pero se encontró con un Ehan más borracho que un alemán durante el festival de la cerveza.
—Hanna. Lo siento... yo... ¡Ahh! No aguanto la cabeza y me desperté hace un momento y no sé qué ha pasado.
"¡Increíble! ¿Cómo podía ser tan irresponsable?" — Pensó Hanna mientras caminaba por la habitación. Ese día todos habían decidido ir a la alberca pero Sebas y los niños se adelantaron mientras ella hacia esa llamada.
—Me has llamado en la madrugada jurándome amor eterno, Ehan— dijo entre dientes— Casi no te entendía y estaba muy preocupada de que te hubiera pasado algo. Después me hablaste sobre ir a marcarte o no sé qué, y me preocupe más. ¡Eres un inconsciente! ¿Cómo se te ocurre ponerte así?— dijo Hanna al borde del llanto.
De verdad se había preocupado, desde el momento que escucho a Ehan balbucear palabras sin sentido, ella temía que el cometiera un locura. Pasó en vela durante la madrugada esperando noticias y ahora que al fin lograba hablar con él, él muy imbécil no recordaba nada.
— ¡Lo siento! ¿Sí? No quería preocuparte. Fue la durante la fiesta de Alexander ya que se casa mañana y...y... nada. Eso es todo. Perdón por preocuparte. Estoy bien.
Hanna dejo salir el aire de sus pulmones, sentía como su cuerpo se empezaba a relajar al saber que estaba bien. Había pasado uno noche terrible pensando que tal vez Ehan se encontraba borracho en algún lugar sin nadie que lo llevara a casa.