El viernes de esa semana a las diez horas con cuarenta y tres minutos, fue declarado muerto el señor Sebastien Clark Martín.
Hanna se encontraba con el cuándo su corazón comenzó a fallar; llamo a los doctores pero por muchos esfuerzos no lograron reanimarlo. Oficialmente...
Sebas estaba muerto.
Durante toda la Semana Hanna no se había despegado de él, los gemelos lo iban a visitar todas las tardes, pero era Ehan quien se había encargado de todo.
Él había tomado el mando de la situación al ver el estado de Hanna. Así que quería hacer las cosas lo más fáciles para ella.
—Eres un imbécil— le había dicho Sebas una tarde a Ehan mientras estos hablaban y reían como amigos — prácticamente has sobornado al hospital para que los gemelos puedan entrar.
—Lo importante es que pueden entrar— se había defendido Ehan— Además. Hanna también los necesita cerca de ella.
—Tienes razón. Eso no lo niego. Pero te quiero pedir algo.
—Claro. Dime.
—Quiero... quiero que traten la forma de que los gemelos no estén en el hospital cuando llegue el día. Al instante que algo empiece a salir mal, quiero que se los lleven. No quiero que me vean así. Por favor...
—Sebas, eso no es...
—Si es posible Ehan, solo tienen que estar pendientes. Eso es todo lo que deseo, que ellos me recuerden bien. No mientras este agonizando.
Ehan sintió un nudo en la garganta; ver la muerte de Sebas tan próxima se le hacía difícil de creer. En poco tiempo le había tomado un gran cariño a ese tipo, no lo podía explicar, simplemente estaba muy agradecido de haberlo conocido.
— Me encargare de ello. Te lo prometo.
Sebas levanto la mano y la extendió a Ehan. Este se acercó con una sonrisa y la tomo. Era una forma de sellar la promesa y terminar toda esa situación.
—Eres un buen hombre Hilton. Haz a nuestra familia muy feliz— dijo Sebas con tranquilidad.
—No dudes que lo hare Clark.
Esa fue la última vez que hablo con su nuevo amigo. Ehan todavía no creía que ya no estuviera.
El viernes por la mañana fue Hanna la que estaba a su lado cuando su cuerpo dejo de responder. Fue una escena difícil de ver, ella no se quería separar del cuerpo de Sebas mientras lloraba de forma desconsolada.
Fue Ehan quien logro separarla y sostenerla para evitar que cayera al suelo debido a la debilidad de su cuerpo. Ella lloro por horas sobre el hombro de Ehan. No podía creer que Sebas ya no estaba.
Era difícil de explicar...ella sentía un dolor en el pecho que no la dejaba calmarse, había perdido a su madre y ahora perdía a Sebas.
Los había perdido de mano de la misma enfermedad.
No entendía por qué la vida era tan perra con ella. ¿Por qué le tenían que quitar todo lo que ella amaba?
Pero algo le decía que no estaba sola. Aunque le costara aceptarlo, Ehan estaba con ella. No estaba totalmente sola en ese momento. Tenía un nuevo apoyo donde dejar sus cargas.
Lo más difícil definitivamente fue darle la noticia a los gemelos.
¿Cómo le explicas a un pequeño que su padre ya no está? ¿Qué esa persona que ellos querían tanto ha muerto?
Los pequeños lloraron un poco cuando les explicaron la situación. Ellos dijeron que Sebas les había dicho que eran unos pequeños muy fuertes y ahora lo demostrarían.
No defraudarían a Sebas.
Abrazaron a su madre dándole consuelo y diciéndole cuanto la amaban. Hanna le lanzo una mirada a Ehan y este se la regreso.
Definitivamente Sebas lo dejo todo listo.
Ehan se encargó del funeral; quería que todo fuera como era debido. Un hombre como Sebas merecía lo mejor.
La noticia fue como una bomba en BiTec. Nadie jamás se imaginó que Sebas estuviera enfermo y menos que muriera tan joven.
Todos se pusieron de acuerdo para hacer una colecta para ayudarle a Hanna con los gastos funerarios. Pero para sorpresa de todos fue Ehan quien cubrió estos.
El jefe llevaba casi dos semanas sin llegar a la empresa, nadie sabía cómo se había enterado de lo que sucedió con Sebastien pero daban gracias por ello.
El día del funeral todos llegaron al cementerio por la tarde, llegaron algunos viejos amigos de Sebastien de la preparatoria, todos sus compañeros de trabajo y un primo lejano que se enteró de lo ocurrido.
Fue un día triste, el cielo estaba nublado y todo parecía carecer de emoción. Ehan estaba con Hanna recibiendo a la gente. Los gemelos llegarían un poco después, Hanna no quería que estuvieran ahí mucho tiempo.
Si para ella era difícil ver el ataúd no quería ni imaginarse lo que sentirían sus pequeños.
Para todos en la empresa fue una sorpresa encontrar al jefe junto con Hanna; los murmullos no se hicieron esperar entre los presentes pero la más sorprendida en definitiva fue Sarah.
Llevaba semanas sin saber de Ehan y de repente estaba ahí consolando a Hanna. ¿Qué estaba pasando con ellos? Pero no tenía mucha cabeza para analizarlo porque la tristeza no la dejaba. No podía creerlo.
Veía a los presentes y veía el ataúd y seguía sin creerlo.