Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: Nyc N° 3

Capítulo 36

— ¿Mamá? ¿Maamaaaá?

Hanna escuchaba a uno de sus pequeños llamarla, pero se encontraba sumida en un sueño demasiado profundo. ¿Cuánto tiempo tenía sin dormir así de bien?

Pero algo la comenzó a mover sacándola se su letargo, haciendo que abriera los ojos y se diera cuenta que no estaba en su cama si no... ¿En su sofá?

Y no estaba sola, estaba apoyada sobre alguien y esa persona no la dejaba moverse; la tenía agarrada de la cintura para evitar que ella se separara.

Ehan estaba plácidamente dormido cuando alguien lo comenzó a mover. Abrió los ojos asustados y se encontró con la mirada divertida de Hanna.

— ¿Me puedes soltar? — dijo señalando con el dedo hacia el otro lado.

Ehan giro el rostro y se encontró con unos ojos iguales a los suyos, Matt los estaba observando con la cabecita de lado y sus ojos llenos de curiosidad.

Ehan miro a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el sofá abrazando a Hanna. La noche anterior, ellos se quedaron dormidos y ahora uno de sus hijos los había encontrado.

—Eh... hola hijo — dijo Ehan soltando a Hanna y sentándose mientras evitaba hacer una mueca de dolor, su espalda estaba molida.

— ¿Que hace en el sofá? — pregunto el pequeño.

Hanna comenzó a reír. Esa situación le era muy cómica, se sentía como si su hijo los hubiera atrapado con las manos en la masa.

—Nos quedamos dormidos en el sofá— explico Ehan con una sonrisa.

El pequeño los miro como dudando, pero al final se encogió de hombros y salió corriendo hacia su habitación.

Hanna solo negó con la cabeza mientras sonreía, pero una molestia en su espalda hizo que la borrara.

—Tienes razón, este sofá es peor que el suelo.

—Esta vez, estaba más cómodo— aseguro Ehan guiñándole un ojo.

Hanna se sonrojo recordando la sesión de besos de la noche anterior y negó con su cabeza.

—Prefiero mi cama— dijo levantándose. Se arregló el cabello en una cola de caballo improvisada y camino hacia su cuarto.

Ehan no despegaba sus ojos de ella. Al verla toda despeinada y con sus ojos dormilones le parecía más hermosa que nunca. Bueno...el siempre veía hermosa a Hanna.

Cerró los ojos dando gracias al universo por poder estar ahí con su familia. Si hace meses le hubieran dicho que estaría ahí, él no lo hubiera creído...aún seguía sin creerlo.

En ese momento, Matt regreso corriendo hacia la sala y se sentó junto a Ehan en el sofá. Tomo el control y encendió la televisión.

— ¿Qué quieres ver campeón? — le pregunto Ehan a Matt al verlo tan emocionado.

—Es la capilla de cachorros. Me encaaanta verla— dijo el pequeño dejando uno de los canales para niños. Ehan reconoció el programa como el mismo de su pijama. Ya quería ver su cara al enterarse que esa tarde irían a ver la película.

—copa chol... copa chol... al instante llegan— comenzó a cantar Matt.

Ehan no logro evitar reír. El programa se llamaba patrulla de cacharros no capulla. Y la canción de decía PAW PATROL pero para su hijo era copa chol.

—Un equipo es... copa chol... — seguía cantando Matt cuando Hanna entro y sonrió al verlo.

Ehan y ella compartieron una mirada antes que se alejara a la cocina dejándoles un momento padre e hijo.

Ehan no se despegó de ellos en todo el día. Por la tarde les dijeron a los pequeños que saldrían y ellos salieron corriendo a cambiarse. Estaban saltando de la felicidad.

—Ya quiero ver sus caras al saber que iremos al cine— dijo Hanna sentándose al lado de Ehan en el sofá de la sala.

—Yo también. Pero primero debemos pasar a mi departamento. Necesito cambiarme— dijo con tranquilidad.

Hanna lanzo una carcajada, Ehan tenía razón, ninguno de los dos jamás imagino que la lluvia lo dejaría atrapado en su casa así que seguía con la misma ropa que el día anterior.

—Está bien. Iré a cambiarme ¿Podrías ayudarles a los gemelos?

—Claro. Me encargare de ellos.

Hanna aprovecho para correr a su habitación y comenzar a buscar ropa. Tal vez fuera tonto, pero quería verse bien.

Tomo unos pantalones negros que le quedaban algo pegados; busco entre sus camisas, pero no se decidía por ninguna. En el cine haría frio así que tomo un cárdigan blanco con unas bailarinas negras.

Su cabello... dudaba poder domarlo así que lo soltó y lo dejo caer. Se maquillo de forma natural tratando que no se notara.
Tomo aire y salió a buscar a sus chicos, pero en la puerta, su pie se golpeó con algo. Era una de las cajas con las pertenencias de Sebas.

Todavía no las había empacado todas, pero la mayoría se encontraban dentro de cajas; posiblemente esa era la parte más difícil de perder a alguien.

Cuando ella llegaba a casa, sentía como si las cosas fueran igual, como si de repente Sebas aparecería y la abrazaría como siempre, pero eso ya no sucedía más.



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En el texto hay: hijos, celos, amor

Editado: 07.02.2019

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