Nuestras Ultimas Palabras

Capitulo VIII


El amor. Un sentimiento inmenso que no tendrías que ocultarlo a los demás.

 


Alegría.

Bianca.

-¡Me voy, madre! - grite y cerré la puerta sin escuchar su afirmación. 

En la acera estaba el chico rubio de ojos azules, mi enamoramiento de infancia,adolescencia y ahora con la persona con quien salía. Una ilusión que creía imposible. El estaba apoyado en su auto, con su campera de deporte que me había prestado llena de perfume.

Me dio una sonrisa que le devolví. Abrió la puerta del auto y me senté. Al sentarse en el asiento del conductor nos saludamos y colocamos música. Hablar con él en ese momento era incomodo, Molly me había aclarado de que podría llegar a suceder pero no pensé que fuera a tal grado.

-¿Tienes clases hasta tarde? - asentí y le devolví la pregunta.

-Tengo entrenamiento. No podré venir a dejarte a menos que quieras verme entrenar con los chicos. - su mirada estaba centrada en el camino mientras yo lo miraba con admiración.

-Claro. Ahí estaré.

Al llegar ingresamos juntos, él con el brazo en mi hombro acercándome a su pecho. Todas las chicas lo miraban a él como un ángel sublime mientras que a mi me miraban como el diablo encarnado.

Molly me clavó su mirada de asombro desde el casillero. Nos dirigimos hacia ella mientras él se saludaba con sus compañeros de equipo.

-Buenos días, tórtolos. - la sonrisa de Molly causó una risa nerviosa a ambos. - Lo siento pero te robare a mi mejor amiga, tema urgente de chicas. 

-Claro. Nos vemos después,Bi. - asentí y me dio un beso en la mejilla, perdiéndose en el pasillo entre los alumnos.

-¿Puedo entablar una conversación con la realeza? - Molly se agarró de mi brazo y comenzamos a caminar yendo a la clase de ella primero.

-No exageres, Molly.

-Tarde, exagerarse todo lo que quiera. ¡Mi mejor amiga está con el chico de sus sueños! - negué con la cabeza sonriendo, siempre me levantaba el humor aun con sus locuras y risas contagiosas.

-Permiso para retirarme a mi clase.

-Concedido. - ambas reímos y nos despedimos. 

-A la noche hablamos, necesito tu ayuda antes de ir a la cita con Rick. - entró a su clase dejándome con la palabra y una sonrisa de oreja a oreja.

Miré el reloj en mi móvil y aún tenía lo suficiente para comprar una bebida e ir. En los pasillos no circulaban alumnos, todo estaba en silencio y tranquilo, algo no muy común.

Al llegar a la máquina de bebidas, saque la bebida y al girarme me encontré con la persona bipolar y extraña que había conocido.

-No respondiste mi mensaje. - esa voz me cansaba.

-¿Debería?

-Te pedí disculpas, como mínimo una muestra de que las aceptas. - alzó los brazos y metió sus manos en el bolsillo.

-Claramente te estoy demostrando que no las aceptó. Tengo que ir a clases. - pase a su lado con la cabeza en alto. 

Realmente no tenía algo tan grave en contra de él pero yo lo trataba de forma agradable mientras que él solo me insultaba y me echaba en cara que había nacido en cuna de oro.

Sentí la fuerza de una mano sujetarme el brazo y girar mi cuerpo quedando enfrente de nuevo con el chico de las mil emociones.

-Te lo recompensaré.

-Intentalo. No cambiaré de opinión.

-De acuerdo. Iremos en tren. - me tiró del brazo hasta salir del instituto. -Pero antes pasaremos por un supermercado.

-Tengo clases, Ethan. 

-Te las perderás, lastima.


....


-Tendremos un día largo, necesitamos llevar refuerzos. - me sonrió y abrió la puerta del refrigerador dejando escapar el frío.

-Me castigaran luego de esto.

-Hagamos que el castigo valga la pena, ricachona. - me entrego botellas de gaseosa y jugos, colocó sus manos en mis hombros y me giro dejándole la mochila a su control. Guardo las bebidas dentro de mi mochila

-No robaré, Ethan. - Mire por todos lados inquieta, sentía que el corazón se me saldría del pecho. - Tengo plata, no hace falta.

-No, la usaremos más adelante. Además… - acerco su rostro mas a mi. - Te vendría bien un poco de adrenalina en ese sistema aburrido.

-No soy aburrida

-Demuéstralo hoy, princesa. - me sonrió provocando aún más - sin quejas, negaciones sólo disfrutarás todo el día.

Dejé la mochila en el suelo y empecé a caminar por el pasillo del supermercado.
Escuche sus pasos detrás de mí que me seguían mientras que tenía colgada la mochila de su hombro.

Sentí una energía que recorría todo mi cuerpo,no sentía esto jamas, pero Ethan provocaba eso en mi.

Nuevas sensaciones, eran llamativas y muy adictivas para mi cuerpo.

-Ve a buscar hielo, nos encontramos de nuevo en las heladeras. 

-Per- me dejó con la palabra en la boca y me dirigí hacia donde estaban los hielos.
"Este chico esta loco" 
Quiere robar comida y hielo, no suena un buen plan.

Sujete el hielo y lo lleve hacia donde el chico extraño me ordenó.
Al llegar tenía una nevera playera.

-¿Qué haces con eso? 

-¿Quieres comer el helado derretido?  Porque yo no. - su seriedad y cambio de actitud empezó a ser algo normal. - sólo deja el hielo dentro de la maldita nevera.

-¿Volvió el Ethan gruñón? - me crucé de brazos y él lo imitó en forma burlona.

-Si. Este gruñón hará que tengas el día más divertido de tu vida. - cerró la nevera con el helado y bebidas. - Muévete.

Caminamos hacia el cajero, él con el rostro sereno mientras que yo no sabía donde ocultarme. ¿Lo había hecho antes? ¿Cuántas veces?

-Lista para correr. - me susurro en el oído, erizandome la piel. - ¿Quieres negarte?

-Solo preocupate en no morir al correr con esa nevera. - le sonreí y empecé a correr hacia la salida con el siguiendome.

Él corazón palpitaba con afán, mis piernas solo corrían sin recibir otro tipo de orden. Al mirar para atras veia a un chico con ojos negros llenos de brillo y una sonrisa tierna.



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En el texto hay: humor amor, tragedia dolor, romance odio

Editado: 31.03.2021

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