Nuestro amor está muerto | Baeksoo

Capítulo 1.

Sentados ambos en el gras, veían el paisaje que parecía una pintura. Era uno de esos lugares que no crees su existencia hasta que estás en él. El cielo era celeste y las nubes puramente blancas, perfectas para tomarles una foto y publicarlo en Instagram, los montes que se encontraban lejos se veían pequeños y verdes llenos de vida. Abundaban las flores de distintos colores y los árboles frondosos volvían la vista más irreal. Una bandada de aves pasó encima de ellos; sorprendiéndolos.

—Me gustaría quedarme aquí para siempre.

BaekHyun lo miró con dulzura. —A mí también me gustaría.

KyungSoo no pensó que las vacaciones serían tan buenas. Su madre no había dejado de hablar de ir a Ilsandong-gu para hospedarse en el Royal Saddle; un hotel del que las integrantes de su club de cocina no dejaban de hablar. Para Sooyoung, madre de Kyung, los cuatro integrantes de la familia necesitaban un descanso de todo el trajín de la ciudad y sus atareadas vidas en el trabajo y universidad. ¡Les caería más que bien el aire fresco!

KyungSoo quiso negarse a ir, pero la insistencia de BaekHyun lo hizo aceptar.

Se levantaron del suelo, sacudiendo con sus manos sus pantalones y quitando así rastros de hojas y tierra. El clima era excelente para estar afuera; no había un sol majestuoso achicharrándolos ni un frío que los hiciera temblar. Estaba templado.

—Veamos —habló Byun mientras sacaba el folleto del hotel de su pantalón. —¿Qué quieres hacer antes de ir a cenar?

KyungSoo lo dudo un poco. —¿Qué te gustaría hacer a ti?

Baek rodó los ojos. —Te pregunté primero. —Sonrió juguetonamente. —Hay que hacer de este el mejor día...

KyungSoo se sonrojó e intentó en vano ocultar su bella sonrisa en forma de corazón.

Lo dicho por el mayor fue con doble intención. BaekHyun había escuchado al señor Do hablando de querer alejarlos, no sabía qué haría con exactitud, pero sí sabía que el señor Do era un tipo para temer. Ese hombre cumplía sus palabras sin titubear. Y él, el pobre Byun BaekHyun no había podido nunca hacerle un paro, no podía, era débil. Y se lamentaba cada día por eso... Quizá si tuviera las agallas necesarias para confrontarlo cambiaría el cruel destino que les esperaba a su novio y a él. 

BaekHyun con sus veinticuatro años, amaba la sonrisa del menor. KyungSoo siempre había sido un niño lindo—por dentro y por fuera—, tristemente, no compartía su sonrisa con el mundo. Byun se había encargado de solucionar eso... o bueno, lo intentaba. A pesar que, al inicio ese no era su plan; sí, BaekHyun había tenido ese extraño paso de odio inexplicable a amor sin medidas.

—Montar a caballo. —Soltó.

—Lo que mi príncipe quiera.

El sonrojo en Do se intensificó y Byun confirmó que en toda su vida no había visto a un ser más hermoso y puro y eso que él había visto a mucha gente.

Baek extendió su mano que fue tomada sin dudar. Mientras ellos caminaban, el sol se iba escondiendo. El mayor paró por un instante, observando el gran valle que los rodeaba y al fondo entre montañas verdes se escondía el opuesto a la luna. Pensó entonces en ese cuento para niños donde el sol y la luna son amantes que no podían disfrutar de su compañía, pero el poder del amor fue tan fuerte que ocurrió un eclipse; un instante donde podían estar juntos. Comparó su relación con KyungSoo con la de los astros.

—¿Todo bien? —Soo movió ligeramente sus manos entrelazadas.

—El atardecer es muy bonito... casi como tú.

—¡Deja de hacer eso!

BaekHyun comenzó a reír. —No es mi culpa que seas lindo.

KyungSoo miraba apenado el piso, se ponía muy nervioso con esa clase de comentarios. Nunca sabía cómo reaccionar. BaekHyun solo se deleitaba con la dulce imagen que Soo le daba. Byun le levantó la barbilla con cuidado y le acarició la mejilla con amor saliendo por sus ojos, casi como en una caricatura cuando salen enormes corazones de los orbes del protagonista. Así de enamorado traía Do KyungSoo a Byun BaekHyun.

Oh, el último mencionado...

No quería dejar ir a su novio.

No podía.

No lo haría.

KyungSoo era su hermosa luna. Como en el cuento, la luna tenía a las estrellas, pero no la hacían feliz, entonces, ¿si dejaba a KyungSoo rodeado de personas se sentiría infeliz? Su luna iluminaba las noches y él, el majestuoso y brillante sol, alumbraba los días; el complemento perfecto... y desgraciado. ¿Por qué no podían tener un poco más de suerte? ¿Podrían, si se separaban, tener su eclipse? ¿Llegar a ese momento donde se verían y amarían como si no se fuera a repetir? ¿podrían esperar? BaekHyun no sabía la respuesta y con el paso de los días todo se complicaría.

—Se nos hace tarde para montar a caballo. —Baek lo despeinó. —Hay que apurarnos o tu hermano se pondrá a buscarnos si no llegamos a tiempo para cenar.

Corrieron hacia el establo, el encargado les preguntó si habían montado antes, ellos respondieron afirmativamente, con eso el empleado les sonrió y los encaminó a buscar a los caballos. Antes de dejarlos partir les hizo escribir sus nombres en una lista y les dio recomendaciones básicas.




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