Nuestro amor sabe a chocolate

∞ Capítulo 4

Dan había quedado afectado por lo que había sucedido con aquella mujer en el pasillo del hospital. No había visto su rostro, pero su aroma era algo que lo había perturbado.

—Señor, ¿cuál es su decisión?— le preguntó el director.

—Si esta persona no paga su deuda dentro de un mes, se suspenderán todos los beneficios.— Se puso de pie y acomodó su corbata. —Yo aquí no tengo más que hacer, tengo otros pendientes; si esto es todo, me retiro.— Sin decir una sola palabra más, abandonó el lugar dirigiéndose sin demora hasta su automóvil.

—Vamos a mi departamento, ya no regresaré a la empresa.— Fue una excusa para decir que tenía pendientes. Su cabeza dolía y sus recuerdos lo estaban atormentando.

—Como diga, señor.— Dan subió cuando su chófer le abrió la puerta, se situó en su lugar y marcó el número de su amigo, quien estaba en recursos humanos en la empresa.

—Renzo, busca una nueva asistente para mí.— El hombre al otro lado de la línea solo hizo un suspiro cansino al saber que una vez más había espantado a una empleada.

Dan colgó la llamada sin esperar la respuesta de Renzo; solo quería llegar a su departamento y dormir.

Cuando su auto parqueó en la puerta del edificio donde tenía su departamento, bajó de inmediato, se montó en el ascensor. Sus pensamientos eran un torbellino; se sentía enfadado.

Ingresó a su espacio, al lugar al que solía ir cuando quería estar lejos de su familia y obligaciones.

—Después de tantos años, me sigue doliendo como si fuese un niño.— Susurró mientras cubría sus ojos con su brazo, recostado en el sillón. Su mente lo llevó a su infancia, a esa tienda donde él era feliz cada día que iba, pero solo porque veía a la niña de cabello y ojos brillantes. Hasta que aquel día llegó un hombre alto, de cabello y ojos oscuros, igual que él. Tuvo miedo, pero luego, cuando le habló, sintió paz y le imploró que antes de sacarlo del orfanato lo llevara a la tienda de su amiga para contarle que al fin habían ido por él. No era su mamá, pero había conocido a su papá.

Pero cuando llegó al lugar, ya no estaba la agradable mamá de Chiara; ahora había una mujer desagradable que le dijo algo que rompió el corazón de Dan.

—Ella se marchó con su madre. Insistimos en que se quedara con nosotros, pero dijo que no tenía nada que le importara en este lugar.— Dan, aquel día, se sintió decepcionado. Habían prometido que serían amigos para siempre y ella no cumplió; se fue, como lo hizo su mamá. Era algo que lo había marcado para siempre y se prometió nunca más volver a creer en una niña.

Cuando creció, solo decidió tener aventuras pasajeras con las mujeres, ya que en ellas no se podía confiar; no eran fieles a sus palabras, siempre fallaban.

—¿Una nueva crisis del pasado?— La voz de su padre resonó en el lugar, haciendo que Danzel lo mirara. Sabía quién le había comentado sobre su ubicación.

—Solo necesitaba estar solo.— Dijo sin ánimos de provocar una nueva discusión con su padre.

—Desde pequeño te aísla en esta fecha.— El joven se sentó de inmediato y miró su móvil para corroborar lo que Kendrick decía.

—Después de tantos años, sentí su aroma nuevamente. Quizás sea inmaduro de mi parte, pero quisiera dejar de sentir que ella también me abandonó.— El hombre mayor se sentó junto a su hijo y le palmeó la espalda.

—Debes olvidar aquello; ahora tienes una familia que te ama y confía en ti.— Kendrick dudaba si decir o no aquello, pero era necesario; su hijo no podía vivir con el fantasma de la niñez. —Debes aceptar el compromiso con Nayra; es lo más conveniente.— Danzel escuchó las palabras de su padre y, por primera vez en mucho tiempo, pensó que era hora de darle la razón.

—Dile a la abuela que puede comenzar con los preparativos.—

(•••)

Con el paso de los días, Danzel ya había regresado a su vida cotidiana, con la única diferencia de que tenía próximo su compromiso. Uno del cual ya se estaba arrepintiendo, pero no iba a arruinarle la alegría a su abuela, no por ahora.

—Amigo, tenemos nueva asistente.— Interrumpió Renzo en la tranquilidad del despacho de Danzel.

El CEO elevó su mirada y esperó a que siguiera dándole la información sobre quién comenzaría a trabajar.

—¿Y dónde está ella?— Preguntó con arrogancia.

Renzo salió una vez más al pasillo y llamó a la nueva empleada.

La joven ingresó con una enorme sonrisa, aquella que siempre llevaba dibujada en su rostro, a pesar de los muchos dolores que ella cargaba.

—Danzel, te presento a Aheli, tu nueva asistente. Está a punto de recibirse en finanzas; es la candidata perfecta para este puesto.— Hablaba con admiración de la adorable chica. Danzel se puso de pie y observó detenidamente a la mujer que estaba de pie frente a él, aquellos ojos y ese cabello con abundantes ondas castañas.

—Buenos días, señor Wagner, es un placer trabajar para usted.— Ella le extendió la mano sin dejar de sonreír. Danzel elevó una de sus cejas, pero por alguna razón, sin poder controlarse, la extendió y la saludó, sintiendo una electricidad recorrer su brazo y luego su cuerpo entero.

—Busca a Bonnie; ella te explicará qué hacer y ponerte al día con tu trabajo.— Le dio la espalda mientras observaba su mano. —Si no logras ponerte al día en una semana, estarás despedida.— Renzo le hizo una mueca a la joven y la invitó a salir de la oficina, dejando a un descolocado Dan, sin comprender por qué le había sucedido aquello.

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𝓣.𝓛❣




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