Nuestro Castigo.

El inicio de todo.

En definitiva, nos pasamos la vida entera buscando aquello a lo que estamos unidos desde un comienzo. Algunos son capaces de encontrarlo, otros por desgracia llegan demasiado tarde o se encuentran demasiado lejos. ¿Has encontrado a tu alma gemela?

Era tan perfecto el amanecer que se mira desde ambas direcciones, era un nuevo día.

Las ocho extremidades se movían en sincronía para poder desplazarse de lugar, como una gran esfera perfecta, y es que eso eran, eran criaturas tan perfectas que se estaban completos, felices y sobre todo realizadas, nunca cambiarían esta paz por nada, además ¿Cómo podrían vivir sin su otra mitad?

-Hay miles como nosotros ¿no lo crees, Maximus? - una voz tan angelical que de verdad olvidaba que era una simple mortal ¿Cómo puede tener esa voz tan perfecta?

- ¡Por supuesto que los hay, Agatha! Todos estamos tan complementados, no sabríamos que hacer sin nosotros ¿tú... te imaginas algo sin mí?

- ¡No! Claro que no, no digas esas cosas por favor, siempre estaremos juntos.

Esto es lo que eran; hombres, descendientes del sol; mujeres descendientes de la tierra, y andróginos, descendientes de la luna. Y cada uno de ellos era redondo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras de cada lado y con el resto de las partes del cuerpo duplicados. Se movían como planetas, en círculo, girando con sus extremidades.

-Agatha... Despierta y mira las estrellas, tan perfectas y hermosas como nosotros. - estaban reposando en un pequeño bosque alejados de los demás seres.

-Nunca dejaría de admirarlas, tan brillantes y hermosas en lo alto de nosotros.

- ¿Sabes? las estrellas tienen mucho coraje y su luz es interminable incluso después de nuestras muertes.

- ¿Cómo puede ser eso posible, Maximus?

- Déjame explicarte el infinito...- le encantaba explicar esto, mientras podía verlas y admirarlas con sus ojos, siendo inigualables hasta arriba, admirando la belleza que ellos eran-... es por eso que es tan extraño y hermoso que puede llegar a ser, tan solo estar presente, sin inmutarse a lo que pasé debajo de ellas... De hecho, el solo existir es tan hermoso.

-Fue creado para poder admirarlo.

-Agatha, tan perfecta mirada, tan perfectos tus bellos ojos, no puedo evitar decirlo, pero, querida mía, el universo fue creado solo para ser visto por tus ojos, que reflejaran las constelaciones enteras.

-Oh, Maximus, no sé qué haría sin ti y tus hermosas y bellas palabras, eres lo que me faltará siempre y eres lo que siempre me hará feliz; ojalá que pasen años, millones de años, vidas enteras, si quieres, para nunca ser despojada de tú ser, de mi ser, mi amor por ti nunca se terminará.

Cada noche antes de caer rendidos por la sábana estelar hablaban de lo hermosas que eran aquellas estrellas, nunca se cansarían de la paz que tienen ¿cierto? Pero lo que todos aquellos seres planeaban era tan fatídico que esa sería la última noche que podrían disfrutarlas.

- Tan lindas en lo alto que hasta parece mentira que podamos verlas ¿los dioses sabrán lo que es apreciar su luz?

-Los dioses, tan patéticos. Somos mucho más que ellos, no nos pueden derrotar, somos igual o incluso más poderosos que ellos, mi querida Agatha.

- Querido, Maximus, no provoquemos su irá, no queremos ser castigados- aunque no pudiesen ver las facciones del otro, sabían muy bien lo que el otro sentía.

-Nunca será así, porque mañana será el día en que los derrotemos y tomemos el Olimpo ¡será de nosotros! Necesitamos estar sincronizados, Agatha.

Lo peor que podían pensar estos seres es que pudiesen derrotar a los mismísimos dioses ¿Quiénes se creían? Se desato una batalla sangrienta.

- ¡USTEDES PAGARÁN POR ATREVERSE A ENFRENTARNOS!, ¡SUFRIRÁN EL CASTIGO DE ZEUS!

Y así fue como los perfectos seres fueron separados, quedando dos iguales ¿su castigo? Encontrar a su mitad para sentirse completos, para ser felices de nuevo de una forma que no encontrarían en soledad.

- ¡Maximus! por favor, Maximus ¿Dónde estás? - era un caos total cuando Zeus se decidió a separarlos. Gritos y pies torpes, personas caídas y sin saber que hacer entrando en la desesperación por encontrarse.

- ¡Agatha! - él yacía en el suelo sin poder moverse ¿Cómo podría? La necesitaba para moverse, de hecho, era impresionante que Agatha se mantuviera en pie y no cayera, probablemente era más su preocupación por encontrarlo que preocuparse por ella misma.

Era un día trágico y fatídico, bien lo había dicho Agatha al decir que sufrirían el castigo de Zeus ¿Qué es lo que habían hecho? No podían retroceder, habían llegado tan lejos para nada, planeando y viéndose en el Olimpo ¡que patético terminar así! ¿Dónde estará la paz que tanto amaban ahora?

El dios Apolo descendía del cielo para cerrar las heridas de todos los caídos; estirando la piel y cerrando alrededor del abdomen, dejando una marca de por vida.

¿Qué era esa sensación de vacío en sus corazones? ¿Qué sería de ellos a partir de ahora?

Tendido en el suelo estaba Maximus con la herida aun abierta, pues Apolo no había ido a su ayuda todavía, con dolor y sintiendo por primera vez las pequeñas gotas que salían de sus ojos tomó la mano de Agatha, aquella mano que también fue suya; a pesar de estar separados, cortados, Agatha estaba ahí y seguía siendo igual de angelical que siempre, con esfuerzo apenas y podía oírla.

-Vendrá Apolo a curarte, sé paciente.

-No puedo serlo, querida ¿podrías repetir lo de aquella noche?

-Guarda tus fuerzas, por favor...- la batalla se seguía desencadenando. Apolo curando, Zeus luchando ¿cómo había creado tantos?

-Agatha, por favor...

-Eres lo que me faltará siempre y eres lo que siempre me hará feliz- con dolor recitaba sus palabras dichas dos noches atrás- ojalá que pasen años, millones de años, vidas enteras, si quieres- sus ojos se llenaban de un líquido que recorrían su cara- para nunca ser despojada de tú ser, de mi ser, mi amor por ti nunca se terminará.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.