Nuestro contrato (editando)

Pequeños avances

Narra (Dorian)

Estar casado no era un novedad para mí eso lo podía asegurar, pasé once años de mi vida casado con una bruja disfrazada de mujer, mi perspectiva de estar casado cambió con el desastroso matrimonio que tuve y lo único bueno que dejó en mi vida fue mi bella hija, hasta ahora me pregunto que hizo comprometerme con Marilyn y siendo sincero no es una mujer fea, de lo contrario es bella pero no opino lo mismo de su lado venedoso. Ellise en cambio es una chica joven e inexperta, con un lado aún inocente sobre la realidad de la vida, con una personalidad totalmente opuesta a la mía y eso es algo que considero interesante, ya que en el pasado Marilyn poseía una personalidad muy parecida a la mía y eso lo hacía bastante aburrido a mi parecer.

He notado algo curioso desde el día que Ellise y yo nos conocimos, parece que pongo nerviosa a la chica que había tomado por esposa y si les soy sincero, eso me gusta, el hecho de hacerla sonrojar es algo encantador y empezaba a divertirme con ello. Durante la tarde he tratado de comprobar cuán nerviosa se puede poner estando a mi lado, una actividad bastante estúpida pero como todo hombre me gustaba causar ese efecto en las mujeres, por estúpido que suene es una verdadera realidad en mí.

— ¿Qué haces? — pregunta al ver cómo le miro directamente.

— ¿De qué hablas?

— Deberías empezar a conducir si quieres que te enseñe a cocinar — señala las compras que habíamos hecho antes de regresar a la casa, puesto que hoy comenzaríamos con las pequeñas clases.

— Tanto te molesta que te mire, a mí no me molesta cuando lo haces — se sonroja volteando el rostro hacia la ventana.

— Idiota — murmura.

— Te escuché — enarco una ceja concentrándome en el camino, esto sería un experimento bastante divertido.

Narra (Ellise)

El no tener experiencia con los hombres lo vuelve algo difícil, suelo sonrojarme con bastante sencillez y para Dorian esto era mucho más fácil puesto que me ponía tremendamente nerviosa, ese aire de seductor y su mirada tan desafiante eran unas cualidades bastantes atractivas, las chicas a su alrededor lo tenían presente ya que ninguna podía pasarlo por alto, es un hombre que simplemente no se puede ignorar. Sentía un escalofrío cuando se mantenía muy cerca de mí, sabía la manera correcta de hacerme sentir incómoda en unos instantes, la verdad no sabía cómo este hombre lograba causar tantas emociones en mí si sólo llevo dos días de conocerle.

— Aprenderás a hacer una comida completa pero sencilla, cocinaremos un estofado de vegetales — le observo lavarse las manos para tomar el cuchillo y la tabla de picar.

— Pica las verduras en rodajas mientras yo hiervo el agua — con firmeza toma del cuchillo y empieza a cortar las verduras, me complace ver como lo hace con tanta facilidad. 

— El secreto es escoger bien los condimentos, toma la pimienta, la sal, el sazonador y pon las verduras en la olla — me siento en el taburete de la cocina mientras le observo.

— ¿Cuánta cantidad debo de poner? — toma la pimienta leyendo su etiqueta.

— Solo deja suelta la mano y rodea la olla — agarro su mano ayudándole con los condimentos, tengo que ponerme de puntillas para poder ver lo que hace ya que su estatura me impide ver bien.

— Ahora que has agregado todo, déjalo reposar durante una media hora para que todo se cocine a la perfección — se da la vuelta para observarme, sentí su cuerpo rozar contra el mío cuando se dirige hacia el taburete.

— Esta es la comida favorita de Marina — comenta observando la olla.

— Debe ser una niña muy buena — dejo escapar aquel comentario, he pensado en voz alta.

— Lo es, es muy lista algo muy particular en los Hesseh — según tenía entendido Dorian siempre fue muy inteligente, de calificaciones perfectas y con una muy buena capacidad en los negocios, no por nada Hesseh Entertainment era una de las empresas más grandes del país.

La cena resultó ser una maravilla, la comida resultó ser muy buena y esta era un de las pruebas más sencillas, Dorian me comentó el porqué no cocinaba en su casa ya que su tiempo era demasiado limitado para poder cocinar o simplemente atender por sí solo su casa, lo entendía en cierta parte puesto que su trabajo era bastante complicado y poseía un tiempo reducido para sí mismo. Él pasó la cena hablando de su vida universitaria, comentó también sobre su hija a quien describía como lo más valioso para él y como había afectado la separación en ella, Marina es descrita como una niña bastante madura para su edad, muy responsable y cariñosa así como inteligente, ella había despertado en mí curiosidad ya que era todo lo contrario a lo que solía pensar que sería.

— Tienes sueño — me observa bostezar, asiento levemente.

— Acompáñame, ya es tarde — subió las escaleras rumbo a la habitación, se me había olvidado mencionar que llegamos a un acuerdo sobre la cama, por decisión de ambos vamos a dormir juntos de hecho no lo venía tan malo.

Dorian fue a asearse mientras yo me cambiaba por mi pijama, después de terminar de asearme le vi acostado en la cama con la mirada puesta en su libro, la tenue luz de la lámpara alumbraba la habitación, me acosté a su lado cerrando los ojos lentamente estaba realmente cansada y esperaba solamente descansar. Su cuerpo abarca parte de la cama, era un hombre corpulento y yo una pequeña miniatura a su lado, a mitad de la noche desperté al sentirle muy cerca de mí por lo que quise intentar apartarme pero mi equilibrio me jugó una mala pasada y terminé en el borde de la cama a punto de pegarme un buen golpe.

— ¡Dorian! — chillo al sentir la caída, el sonido de mi cuerpo impactando contra el piso de madera le despertó.

— ¿Está cómodo el suelo, querida? — se burla al verme tendida con un fuerte dolor en el trasero, eso ha dolido.

— Te importa ayudarme — bufo disgustada, me tiende la mano para ayudarme a subir, estaba muy divertido por esto.




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