Nuestro contrato (editando)

Pequeños problemas

Narra (Ellise) 

— ¿Qué harás el resto del día? — pregunta Dorian tecleando su teléfono, habíamos llegado hace algunos minutos al aeropuerto de San Francisco después de una luna de miel inolvidable que se vió apagada de alguna manera por él mismo, ya se encontraba listo para su rutina habitual de trabajo en la oficina.

Supongo que es hora de volver a la realidad, sin duda había pasado los mejores días en Italia y eso me había hecho desaparecer de mis responsabilidades por completo, haciendo que al momento de regresar haya caído de vuelta a mi vida diaria, quién no se iba a divertir estando en un país tan lleno de cultura, las comidas y las tiendas son tan atractivas, también pude aprender del idioma, puesto que Dorian sabía hablarlo con fluidez, algo bastante impresionante para mí, pasamos una de las tantas tardes escuchando los relatos de juventud de un anciano vecino del lugar. 

— Iré a la tienda, voy a comer con los chicos y volveré en la tarde para llevar mis cosas a tu casa — observo como salimos del estacionamiento del aeropuerto, Lucas ya estaba esperándonos, le sonreí calidamente.

— Te recogeré a las cuatro para recoger tus cosas, no quiero que te retrases, no me gusta la impuntualidad — me mira ligeramente para volver a centrar su mirada a la pantalla de su   teléfono, desde que llegamos cambió de manera drástica y desubicándome por completo, intereactua como si me estuviera ignorando, pero solo quería pensar que simplemente volvía a ser el impecable hombre de negocios.

— Ya, claro — me dedico en el camino, deseaba con ansias ver a los chicos y comentarles de las maravillosas tiendas a las que habíamos ido, que por cierto había comprado un obsequio para ellos, estaba segura que desearían un recuerdo de mi estadía en Italia, me matarían si no me acordara de ellos. 

— Tienes a tu disposición el número de Lucas, puedes pedirle lo que sea, y él lo hará — observo al ya mencionado por el retrovisor y este asiente levemente, notaba lo fiel que es a su jefe y del desempeño en su trabajo, increíblemente impecable.

Me sentía distinta de cierta forma, pasar de vivir sola en mi departamento, iniciar con mi independencia, disfrutar de mi juventud, a estar casada y compartir con Dorian es algo ya distinto. Él por su parte, me llevaba algunos años encima, sin duda había vivido más que yo y por ende, la estabilidad era algo primordial en su vida, ahora estaríamos bajo el mismo techo y eso nos daría tiempo para conocernos, puesto que si quiere que esto funcione deberemos hacer un pequeño esfuerzo, por el bien de la pequeña Marina y por el bien de nuestro contrato, esto debería funcionar de la mejor manera. 

La luna de miel fue de ensueño para muchas, visitar un lugar donde nunca había estado fue fantástico, ver de cerca las finas marcas de ropa era mi sueño y mucho más interesante fue probar una gastronomía diferente, él me permitió desenvolverme en mi forma natural, sentir, probar, disfrutar. Estar con Dorian no era tan malo, siempre y cuando no tratara de hacerme sentir incómoda, era un hombre bastante conversador en realidad, y era un apasionado por la lectura, ya que compró algunos libros en nuestra estadía en Venecia, me comentó que amaba leer desde que era solo un infante, aunque eso ya lo había notado desde el día en que lo conocí. 

— Te veo en la tarde — se despidió saliendo del auto, le observo caminar por el pavimento con un vaivén felino y seguro, así es muchachas un hombre difícil de ignorar. Considerando la distancia y orden de mi marido, Lucas me dejaría en la tienda para no tener que caminar hasta allí. 

— Felicidades por la boda, señora Hesseh — su comentario me sacó de mis pensamientos, aún sonaba extraño para mí escuchar tal apellido.

— Gracias, Lucas — sonreí ladina, observaba mi teléfono durante el camino, no tardamos nada en llegar y le volví a agradecer, bajé del auto con las bolsas en mis manos y los chicos me esperaban ansiosos fuera de la tienda.

— ¡Ellise! — ambos se abalanzaron hacia mí abrazándome con fuerza, dejé soltar una risita correspondiendo al gesto.

— Liz, Louis, me alegra verlos chicos — sonrieron no obstante, sus caras se pusieron serias de repente, como si hubiesen recordado alguna mala noticia en cuestión de microsegundos. 

— Ellise, los del banco han estado llamando — miré a Liz sin entender, ¿a qué se debía? Según yo, la deuda había sido cancelada en su totalidad.

— No han pagado la deuda, insistimos que no estabas en el país pero fue inútil, hoy vendrán a embargar la tienda — continuó Louis, y esto me cayó como un balde de agua fría, Dorian había prometido pagar la deuda desde el primer día y no había cumplido con ello justamente ahora cuando me he enterado.

Furiosa y con desesperación entramos hacia la tienda, mi mente se había desconectado de un momento a otro, dejé mis cosas a un lado del escritorio mientras rebuscaba entre mi bolso, tomé el papel con el número de Lucas y no dudé en llamarlo, los tonos se alargan de una manera desesperante, me sentía asustada por la repentina noticia recibida por los chicos ¿Cómo ha podido dejar pasar esto?

— ¿Hola? — se escuchó desde la otra línea.

— Lucas habla Ellise, dile a tu jefe que debido a su descuido van a embargar mi tienda — se escuchó un silencio repentino, aprieto los puños con fuerza. 

— Señora...

— Voy a ser clara Lucas, dile también a Hesseh que si esto no tiene una solución inmediata, nuestro contrato se romperá esta misma tarde, con la misma simplicidad con la que firmé — amenazo enfadada, claramente lo estaba, cuelgo de golpe al no escuchar respuesta de su parte mientras trataba de tranquilizarme, eso sería difícil. 

Respira Ellise, respira.

Narra (Dorian) 

— Señor, ha surgido un diminuto problema que requiere su atención — avisa Lucas con un tono de preocupación, me muestro irritado ante su repentina interrupción.




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