Nuestro contrato (editando)

Fuertes emociones

  — Ha caído exhausta — Dorian observa a la niña posada en su cama, en cuanto cenamos subió a su habitación.

— Tiene mucha iniciativa, nos ayudó con la clientela, y déjame decirte que es una excelente vendedora — ríe, cierro la puerta de la recámara, nosotros tomamos rumbo a la nuestra.

— Siempre ha sido así desde pequeña, desde que era una bebé, sabía que sería tan ingeniosa e inteligente, me enamoré de la vida en cuanto la tuve entre mis brazos por primera vez. — me mira nostálgico, han pasado doce años desde su nacimiento, como padre debe de ser increíble  observar a los niños crecer.

— Los hijos son realmente un milagro, mira a Dorian Hesseh, ese hombre daría la vida por amor — su expresión ha cambiado, está más relajado y sonriente, esa hermosa hilera de blancos dientes me sonríen, puede ser la sonrisa más hermosa que haya visto.

— No te imaginas lo que estoy dispuesto hacer para tener la custodia de Marina, mi hija es lo más importante en mi vida — estoy segura que así es.

— Y tú eres lo más importante para ella, he visto lo preocupada que se pone cuando estás distante, o lo alegre que se pone cuando la abrazas — su mirada se vuelve al frente, toma mi mano izquierda y acaricia mi anillo.

— Hay alguien recientemente importante para mí — dice, dudosa le pregunto.

— ¿Quién puede ser?

— Tú, Ellise — entrelaza su mano con la mía, esa descarga vuelve a recorrer mi cuerpo, mi corazón siente una pequeña alegría.

— Me quiero disculpar contigo, no debí llamarte egoísta — respondo cabizbaja, siento como sonríe y niega levemente con la cabeza.

— No podré viajar contigo el primer día a Londres, te alcanzaré al día siguiente — comenta subiendo mi ánimo de inmediato, ¿había cambiando de opinión?

— ¿Hablas en serio? — asiente, mis enérgicas reacciones me llevan a abrazarle, me quedo estática en cuanto me doy cuenta de mi acción.

— Lo siento — trato de apartarme, pero sus brazos me rodean deteniéndome.

— Deja de disculparte por todo, no todo lo que haces está mal — susurra, aspiro el aroma varonil de su perfume.

— Dorian — mi corazón late con fuerza, pareciera que fuera a salirse de su lugar, una extraña sensación se apodera de mi cuerpo.

— Solo un poco más — su cuerpo está tan cerca del mío, siento su pecho pegar contra el mío, me siento protegida a su lado.

Dorian me confundía con cada acción, se mostraba dulce y cariñoso, y luego volvía a ser distante y firme, era un patrón de comportamiento que he estado notando en él. Por mi parte empezaba a ser mucho más vulnerable a su lado, un solo roce suyo causaba un ligero escalofrío, sus besos me queman por dentro y sus palabras derriten mi corazón, pero una señal de autodefensa se dispara en mi cerebro, no debo enamorarme de él.

Nuestro matrimonio es un contrato, cuya duración es de dos años, en cuanto el plazo se terminé no seremos más que dos extraños de nuevo, me dolería apartarme de él si me llegase a enamorar, ese pensamiento recorre mi mente de golpe y me hace reflexionar sobre mis acciones, un ligero dolor invadía ahora mi corazón. 
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— Señor Hesseh, gusto en verlo — saluda mi abogado, un hombre que trabajó en confianza para mi padre desde su juventud.

— Tome asiento, ¿Cómo avanza la defensa de la custodia? — me centro en el asunto, estábamos a menos de cuatro meses del juicio y aunque la defensa tenía una buena dirección, sabía con exactitud que Marilyn es una mujer complicada.

— Señor, el caso avanza con exactitud, me he reunido con el abogado de la señora Taylor no obstante, sigue sin querer llegar a un acuerdo — me lo esperaba, llevaba seis meses tratando de negociarlo.

— El juez pidió una visita supervisada, un psicólogo de servicios infantiles pasará un día con ustedes para determinar cuán adecuado es el cuidado hacia su hija, de esto depende su defensa Señor — informa.

— Señor Lowell, quiero que sea sincero, ¿es posible que gane la custodia de mi hija? — dejo soltar, el miedo lo invade, me mira con cierto nerviosismo.

— Yo pienso que es probable, pero nunca se sabe cómo será la defensa de la otra parte involucrada, por lo general la custodia completa se otorga a la madre, el abogado de la señora Taylor sugirió que usted...

— ¿Desistiera? — no me agrada lo que empieza a decir.

— Sí.

— ¿Usted piensa que debo desistir de la custodia de mi propia hija? — mi enfado se hace notorio, quién se creía este hombre para recomendarme tal cosa.

— No es muy probable sinceramente, así que podrían...

— No voy a desistir por ninguna razón, tengo el mismo derecho a protegerla, por lo tanto señor Lowell no quiero que pase por su cabeza esa pequeña posibilidad, llevaré mi decisión hasta el final ¿ha quedado claro? — asiente con cierto temor, se levanta y procede a retirarse, paso mis manos por mi cara, me encuentro frustrado por la situación, no quiero perder a mi pequeña.

Marilyn quería apartarla de mi lado, dejaría de ver sus hermosos ojos expresivos, dejaría de escuchar su voz llamándome y perdería la oportunidad de abrazarla, me desespero cada que ese pensamiento cruza mi mente, ella tenía en cuenta que Marina es mi punto débil y estaba dispuesta a arrancarme esa parte de mí, el dolor que causaría sería inmenso, no podría ser igual.

A la hora del almuerzo decido recoger a Marina de la escuela, en cuanto me ve esperándola corre hacia mis brazos, le abrazo con fuerza dejando un beso en su frente, aspiro su dulce aroma a frambuesa, acaricio su cabello y le sonrío ampliamente, ella es la niña de mis ojos, la razón por la que mi vida se volvió tan hermosa.

— Papá, has venido por mí, ¿iremos a comer? — su entusiasmo me anima.

No dejes que lo sepa, Dorian.

— ¿Qué deseas comer, princesa? — tomo su mano mientras caminamos hacia el auto.

— Mmm, quiero pasta, ¿dónde está Ellise? — pregunta.

— Ellise está de viaje, le acompañaré mañana — respondo, observo un pequeño mohín de su parte. 




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