Nuestro contrato (editando)

A tu lado

Narra (Ellise) 
La mañana transcurrió de una manera algo extraña, puesto que las personas que trabajan en el estudio me miraban de reojo y otros simplemente no les importaba comentar en voz alta sobre el artículo, una gran mayoría ya lo había leído, y yo tan solo me preguntaba cómo podría estar manejando Dorian este asunto.

No sabía con exactitud como se encontraría, pero conociéndolo debería estar todo bajo control, por un instante analicé cuán perjudicial sería esta difamación en la custodia de Marina, puesto que aunque este artículo se borrara los comentarios no lo harían, ya había salido a la luz. Por mi parte me sentía desanimada, sonreía cada que alguien me preguntaba aún cuando por dentro tenía ganas casi incontrolables de llorar, me mantenía fuerte por mí misma, debía hacerlo teniendo en cuenta que en algún momento llegaría a sacar toda esta tristeza que guardaba en mi interior.

— Ellie, ¿Cómo has estado? — escucho la voz de Louis detrás de la línea, su llamada me había tranquilizado un poco.

— Estoy bien Lou, no deberían preocuparse por mí — respondo jugueteando con mi merienda, me encontraba en mi hora de descanso antes de terminar la última sesión del día.

— Sabes que no debes de ocultarnos lo que sientes, princesa — ambos me conocían más que nadie, sabían con exactitud qué sentía, aunque estuviéramos a miles de kilómetros a distancia.

— Lo estoy Louis, ¿Cómo están ustedes? — pregunto cambiando de tema, empezaba a irritar con facilidad.

— Hemos tenido bastante clientela, estamos hasta el cuello de trabajo no obstante, todo está bajo control linda, de hecho una pequeña amiga nos visitó ayer y se ofreció a ayudar — su mención me devuelve un poco de alegría, estoy segura que la pequeña Marina había ido a escondidas como es de costumbre.

— ¿Con quién ha venido? Dorian no debe de enterarse de esto o habrá problemas — suelto una risita, imaginarme lo enfadado que se pondría me genera por alguna razón una ternura inexplicable.

— Con el chico de traje, Lucas creo que es su nombre, ¿Sabes? Creo que Liz y él se llevan bastante bien — comenta haciendo que eleve mis cejas en señal de sorpresa, había pensado que era la única que lo notaba.

Liz es demasiado evidente para ser verdad.

— Ayer pasaron una gran parte de la visita charlando, les vi muy animados y como buen amigo limpié las babas que Liz había dejado caer cada que lo veía a los ojos — intenté reprimir la carcajada pero fui muy débil para ello, ambos reímos animados ante la situación.

— Fue demasiado empalagoso a mi parecer, te vi reflejada en Liz por un instante, princesa — arrugo mi nariz, me preguntaba a qué hacía referencia.

— ¿De qué hablas?

— Observas a Dorian de la misma manera, con cierta dulzura, eres bastante evidente de igual manera — un pequeño recuerdo de Dorian se hace presente en mi mente, quería sentir sus brazos rodearme, tenía una gran necesidad de besarle.

No puedo evadir lo que siente mi corazón hacia él, era casi imposible hacerlo con firmeza estando tan cerca suyo.

— Supongo que es la consecuencia del matrimonio, lo entenderás cuando te cases Louis — suspiro calmada, había desaparecido todo rastro de impaciencia, me sentía segura con mis amigos, sabía con exactitud qué ellos no podrían juzgarme de la misma manera que lo han hecho la mayoría de personas.

— Estoy algo joven para ello linda, me gustaría seguir con la soltería por un tiempo — niego con la cabeza, Louis no es el tipo que se compromete seriamente, ama su la libertad de una manera apasionante.

— Cuídense, estoy a días de volver chicos, deseo verlos — me despido, puesto que ya se acabaría mi hora de descanso.

— Cuídate Ellise, esperamos ansiosos tu llegada pequeña — cuelgo confiada de sus palabras, efectivamente así sería, tenía fe de ello.

Narra (Dorian) 
Finalmente había encontrado mi punto de tranquilidad, había tomado mi hora de almuerzo como espacio para dedicarme a la lectura, la tensión desapareció notoriamente de mi cuerpo, mi único pensamiento era Ellise, cómo podría estar manejando la presión que la mayoría estaría poniendo en ella, le jugaban de una manera insensata ya que la gente no contaba con la verdadera versión de los hechos, le juzgan aún sin conocer el desarrollo de nuestra historia, la cual me dejaría pensativo.

La llevaría a la rueda de la fortuna que se encontraba cerca del Big Bang, por la tarde después de nuestra jornada laboral, debería estarse sintiendo incómoda e incluso desanimada, sentía la necesidad de escuchar lo que posiblemente estaba reteniendo, me gustaría que pudiera confiarme sus emociones, sus preocupaciones, como estuviera enfrentado la situación, un leve presentimiento me advertía que trataría de no mostrar debilidad, tal y como lo hace cada que algo le afecta, veía algunos de mis malos hábitos reflejándose en ella.

— ¿Hola? — su dulce voz resuena en mis oídos, permanecía con un tono bajo.

— ¿Cómo has estado? — suspiro con ligereza, aún estando de viaje el papeleo me parece interminable.

Observo con tranquilidad el planning de la semana entrante, me reprendo internamente olvidando la visita de este fin de semana, había olvidado a los de servicios infantiles.

— Estoy bien Dorian, ¿y tú? — lo susurra, había un rastro de cansancio en su hablar.

— Paso por ti después de las cuatro — indico aún encontrándome en la firma de los documentos, una fila interminable yace posada sobre el escritorio de madera.

— Iré con los chicos a visitar el Big Bang por la tarde — interrumpe.

Has de necesitar esto mucho más que yo, querida.

— De acuerdo, te veré justamente en ese sitio, tenemos un tema pendiente entre ambos — carraspea nerviosa, noto su inquietud detrás del teléfono.

— Adiós Dorian.

Cuelga dejándome con la palabra en la boca, guardo el teléfono en el bolsillo de mi chaleco volviendo mi mirada hacia el trabajo, mi prioridad sería terminar con todo lo antes posible.




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