Nuestro contrato (editando)

Tiernos celos

Narra (Ellise) 
— Buenos días, ¿Es usted Dorian Hesseh? — pregunta la mujer, cabello rubio, ojos verdes y un cuerpo esbelto, me sentí pequeña por un instante.

— Un gusto, usted es...— la mujer extiende su mano hacia mi marido.

— Halsey Williams, de servicios infantiles — arqueo una ceja observando como se devora a mi marido con la mirada.

¿De dónde sacaron a esta mujer?

— Adelante señorita Williams, le presento a Ellise Hesseh, mi esposa y a Marina, nuestra pequeña — Mar se cruza de brazos disgustada.

— Buenos días — el tono de la pequeña es cordial no obstante, tenía una leve desconfianza en ella.

— Te he visto en alguna parte...¿Por casualidad es modelo? — me inspecciona con la mirada, me mantengo firme.

— Sí, soy modelo Señorita — me giro sobre mis talones en dirección a la cocina, sirvo nuestros cafés mientras me dispongo a servirle jugo a la niña.

— Muy bien Mar, ¿puedo llamarte así? — no le quita la mirada a Dorian, se sentó justo a su lado, pareciera que le quiere saltar encima.

— Puede decirme Marina, con eso bastará — sonrío en mis adentros, no soy la única que no le gusta su presencia.

— Marina cuéntame, ¿cómo te sientes pasando los fines de semana con tu padre? — escucho atenta la conversación, mientras corto la fruta de nuestro desayuno, Dorian se acerca a ayudarme no sin antes depositar un beso en mi coronilla.

— Me la paso genial, la compañía de Ellise y papá es fantástica, ambos se encargan de hacerme sentir cómoda y me he encariñado con la presencia de Ellie. Mi padre es consciente de que tiene una responsabilidad, se hace cargo de mis gastos y algunas veces me consciente con pequeños caprichos, pero nunca en mis doce años ha faltado con el dinero y el cariño dedicado — Marina está a la defensiva, es consciente de la visita y de lo que significará para el juicio, presiento que la niña desea con todo el corazón vivir con su padre.

— ¿No te molesta la separación de tus padre y el nuevo matrimonio de tu papá? — si intenta escuchar una trágica historia, con la pequeña no lo va a lograr.

— La separación fue lo mejor para ambos, son mis padres y a los dos los amo pero ha sido la mejor decisión que han tomado. He podido comprobar que mi papá es feliz al lado de Ellie, ella es la mujer más hermosa en todo el esplendor de la palabra, es atenta y cocina delicioso...además que se ha comportado como una madre para mí — sus últimas palabras me llenan el corazón, la ternura de la pequeña es inigualable, desearía abrazarle en ese mismo instante.

— ¿Con cuál de tus padres desearías vivir? — observo a Dorian quién escucha la última pregunta, dejó el cuchillo a un lado observando a su pequeña responder.

— Sí de mí dependiera, escogería una y mil veces a papá...con él, el amor nunca me llegará a faltar...nada lo hará — la mujer termina la grabación y cierra su cuaderno de notas, se dirige a nosotros.

— Esta ha sido la primera parte, me encargaré de evaluar la capacidad de ambos como responsables de la niña — mi marido está callado totalmente, está pensativo y ligeramente nervioso.

— ¿Desea café? — le ofrece a la mujer, quien asiente enérgicamente.

— Gracias — sostiene la mano de Dorian por unos instantes, observo la escena con el ceño fruncido.

— Desayuna, preciosa — susurra a mi lado, esto no me daba buena espina, ¿por qué? Instinto de mujer.

Al terminar el incómodo desayuno, subimos hacia las habitaciones para arreglarnos respectivamente, pude percatarme que en nuestro baño yacía una tina espaciosa, por un instante imaginé a mi marido y yo juntos en ese espacioso espacio sin la mujer de servicios infantiles rondando la casa. Dorian pareció percatarse de mi intensión, puesto que me tomó por la cintura abrazándome con fuerza, deposita un beso en mi mejilla haciéndome levantar la mirada hacia sus intensos ojos azules.

— ¿Qué te parece si por la noche preparamos un baño en la tina? Solo tú y yo — ronronea sobre mi oído causando un leve escalofrío.

— Promete que será así — hago un puchero haciéndolo reír, me sienta sobre su regazo besando con delicadeza mi hombro.

— Mar quiere jugar al baloncesto, pasaré tiempo con ella mientras tú te relajas, saldremos a comer y justo cuando caiga la tarde, seré todo tuyo — sonrío ladina acariciando su cabello, me encantaba hacerlo por alguna razón.

— Pasaremos tiempo con Mar, créeme esa niña me hace feliz y compartir con ella es un inmenso placer — entrelaza nuestras manos para luego juntar nuestras frentes, observo el color zafiro de sus ojos, me siento ipnotizada ante su mirada.

— Gracias, amor.

(...) 
Yacía sentada sobre la cama de Marina, le cepillada el cabello para poder bajar al jardín, estaba vestida con un overol de mezclilla junto a sus zapatilla blancas, se veía verdaderamente hermosa. Recogí su cabello en un moño alto para que no le fuera a molestar, Mar se voltea en dirección a mí, me observa detenidamente guardando un pequeño silencio, parece estar desconforme con algo.

— Ellie esa mujer no me trae buena espina, ¿Has visto como se devora a papá? — frunce el ceño cruzando los brazos.

— A mí tampoco linda, pero esa mujer es pieza clave en el juicio, si todo sale bien podremos estar juntos muy pronto — le tranquilizo, aún así no parece muy convencida.

— Vamos a por tu padre — bajamos animadas con dirección al jardín, busco a Dorian en su estudio puesto que había aprovechado para leer un poco.

— Te esperamos afuera — me asomé por el portal de la puerta, recibiendo como respuesta una sonrisa suya.

Pasé junto a ellos una de las escenas más inolvidables, observar a ambos reírse y disfrutar del aire libre me llenó el alma profundamente, Dorian ha disfrutado a su hija durante la mañana entera, han jugado baloncesto entre empujones y pequeñas trampas donde ambos se reían cómplices, esa niña había llegado a mi vida de una manera inesperada, llenó de luz nuestra casa y alegra la vida con sus ocurrencias.




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