Narra (Ellise)
Esas fueron las palabras que esperaba que dijera, palabras que hicieron a mi corazón detenerse casi por completo, el balde de agua fría que había recibido en ese instante me sirvió para reunir fuerzas. El estruendo de mi mano en su mejilla le hizo reaccionar de inmediato, me levanto furiosa retomando mi camino, siento como me detiene del brazo.
— Ellise, aguarda — me empuja hacia sus brazos en su intento por detenerme, golpeo con fuerza su pecho — Eres un ingrato, mi madre murió de angustia por ti y tú no pudiste ni dar la cara por la familia — suaviza su agarre, me aparto ligeramente de su lado, Richard se mantiene en un pensativo silencio.
— Siempre fuiste más fuerte que yo pequeña...mi única solución fue actuar como un cobarde — sus ojos se cristalizan, el corazón se me parte en pedazos mientras luchaba internamente contra mi orgullo.
— Podíamos salir de esta Richy, pero decidiste marcharte y dejarme sola cuando eras tú mi única familia — baja la cabeza avergonzado, tomo camino hacia el ascensor puesto que ya no tenía más que agregar, me quemaban mis propias palabras había sido demasiado dura con él.
— Lo siento mucho, Ellise — suspiro irónica, me vuelvo hacia él y le encaro. — Ya me lo han dicho, gracias — le dejo plantado sin poder mirar hacia atrás, había desquitado mi enojo de una manera infantil no obstante, me había sentido cargada de todas aquellas emociones de enfado y angustia.
Había sobrevivido con dos trabajos para poder saldar la deuda, una deuda que de no ser por Dorian habría terminado pagando hasta mi vejez, tal y como mis padres lo habían hecho. Me dejó sola cuando más lo necesitaba, dedujo que sería capaz de hacer frente a una deuda y lo hice, pero también me consumió como lo hizo con nuestros padres, les arrebató la vida, pero él nunca comprendió el valor de cada esfuerzo, de cada trasnoche que pasaban para mantenernos y cumplir con las cuotas, no tenía la misma consideración que le tuve a mamá en vida.
— ¿Qué pasa? Estás roja — exclama Lucas en cuento piso la habitación, le extiendo el vaso de cartón con el café que posiblemente ya se encuentre frío —. Es la tensión, estoy ansiosa — sonrío levemente, Lucas bebe el contenido del vaso sin rechistar, ha sido un gesto muy humilde.
— Alguien vino a visitar al señor Hesseh — comenta, en lo que se abre la puerta mostrando la figura de Roger, se acerca hasta mí y me envuelve en un abrazo — Esto es horrible Ellise, pero veras como se recupera con rapidez, es un hombre que no puede mantenerse quieto, se levantará de ahí o no se llama Dorian Hesseh — me anima, su gesto es gentil y me reconforta sentirme apoyada.
— No has comido nada, deberías tomarte el tiempo para retomar fuerzas — añade Lucas, ganándose una mueca de parte de Roger. — Yo no he comido nada, ¿te apetece ir conmigo? — asiento, me aproximo entonces a la camilla y dejó sobre su frente un delicado beso, le observo con detenimiento su hermoso rostro.
No te perdonaré si no despiertas, cariño.
— Cuidalo por favor, volveré antes del cambio de turno — asiente tranquilamente, ambos salimos de la habitación rumbo al parking del hospital, su auto está ahí y podía notar por su mirada que también se encontraba preocupado, pensativo y perdido entre sus pensamientos.
Narra (Roger)
Ellise podía describirse con una sola palabra, era una mujer encantadora en todo lo que la palabra significaba, con un carácter fuerte, un corazón de oro puro y una belleza espléndida. Brillaba a su propio ritmo y con su propia intensidad, su manera realmente sincera de expresarse se vuelve acogedor, con su intensa mirada y el rojo carmesí que adorna sus mejillas, es una mujer que puede parecer dulce y sensual a la vez, había sido sin duda la mujer más expectacular que haya podido conocer.
No obstante el brillo tan particular de sus ojos se vió apagado el día de hoy, se notaba cansada y realmente dolida, como si alguien se hubiera encargado de destrozar su corazón en diminutos pedazos, no podía haber sido su día.
— Esta es la mejor mesa — comento instalados en esta, ella observaba maravillada a su alrededor, por un instante me recordó a mi pequeña sobrina son igual de curiosas ante las pequeñas cosas de la vida.
— El restaurante es impresionante, nunca había entrado a uno coreano — observa el menú con gran detenimiento, causó en mí una ternura inexplicable — Déjame decirte que el kimchi, es un plato realmente delicioso.
Decidimos que ordenar mientras suena su celular, lo toma con toda la paciencia y observa la pantalla, la bloquea tan pronto como hace un gesto de disgusto. Escuché sin querer la conversación que tuvo con ese hombre, quién diría que son tan parecidos, dos hermanos que había dejado de verse durante años, ella había guardado un gran dolor muy en sus adentros, su fuerza era realmente increíble de admirar.
— Estuve buscando al doctor que atiende a Dorian, el doctor... — me mira durante unos instantes, luego aparta la mirada — Callaghan.
Busco las palabras correctas para agregar el tema, está enfadada con su hermano y su intención no era evadirlo, todo lo contrario, lo podía hacer notar con facilidad a cualquiera.
— Yo...te pido una disculpa — su confusión me divierte por un segundo, siento haber pasado una situación parecida en el pasado — No quería escuchar la conversación pero, estuve buscando al doctor...
— Supongo que lo sabes — hace un mohín, analiza las palabras y se dispone a continuar — Te pido que esto no lo sepa nadie, me traería más problemas de lo que ya me ha traído su presencia — cubre su rostro con las manos, suspira.
— Puedes soltarlo, no puedo juzgarte de hecho me identifico de alguna manera, ya sabes...Marilyn — me sonríe, bebe un sorbo de su refresco y se prepara — Dejé de ver a Richard a los nueve años, venía para navidad pero dejó de hacerlo para esa fecha, pasaron los años mi madre y yo seguimos con nuestra vida hasta que los gastos de mi hermano se hicieron insoportables para ella, trabajaba más de lo que dormía hasta que pude empezar a trabajar y me mudé a San Francisco, estudié y trabajé para ayudarle hasta el día que murió. Richard había desaparecido del mapa para ese entonces, no sólo tuve que enterrar a mamá sola sino que también heredé una deuda que se me hacía imposible pagar y que habían arrastrado mis padres durante años.