Nuestro contrato (editando)

¿Síntomas?

Narra (Dorian)
— Estás nervioso — Ellise susurra tras mi oreja  mientras presiona mi mano, en cuanto llegamos a la escuela de Marina supe que algo no andaba del todo bien conmigo.

— Patrañas, estoy bien — miento, caminamos despacio por el pasillo, observamos a los padres dirigirse a los salones de sus hijos, era la primera vez que Marina me vería por aquí.

— Lo estás pero sé que no me lo dirás, ven este es el salón — la última puerta del pasillo era el salón correspondiente, la mayoría de padres ya estaban posados sobre los asientos de sus hijos, un silencio amenazador se propagó por el salón, Ellise toma de mi mano sin prestar mucha atención, me guía hasta el asiento de Marina.

— ¿Cómo sabias que este es el asiento? — pregunto, las miradas sobre nosotros son intensas, empezaba a preguntarme si Ellise se sentiría incómoda.

— Por la mochila, la última vez que la vimos tenía esta misma mochila — besó mi mejilla, los murmullos empezaron a escucharse a nuestro alrededor, en lo personal me encuentro acostumbrado a este tipo de cotilleos estúpidos no obstante, pensaba en Ellise primero.

¿Es ella la esposa de ese bombón multimillonario?

No es tan bonita, no sé cómo es modelo.

Ese hombre es una maravilla, inteligente, guapo y buen padre, escuché de él en las noticias.

— Malditas chismosas — murmuro de mala gana, mi esposa por su parte ríe por lo bajo y me dedica una bella sonrisa.

No pierdes tu sensual sonrisa, belleza.

— Buenas tardes, Señores y Señoras, me presento de nuevo ante ustedes, mi nombre es Alanna y soy la profesora de la generación de este año — la mujer me mira directamente, el asiento de mi hija está justo en el centro del salón, intento averiguar por qué se me hace visiblemente conocida.

— Veo que hay dos padres nuevos dentro del salón, ¿pueden presentarse? — indica, por alguna extraña razón algo me dice que no debíamos haberlo hecho, la mujer me recorre con la mirada, sigo sin poder recordar.

— Buenas tardes, mi nombre es Ellise Hesseh.

— Y yo soy Dorian Hesseh, somos los padres de Marina — de vuelta a los murmullos, la profesora vuelve su mirada hacia Ellise a quien examina con superioridad y vuelve hacia mí con una gran sonrisa.

— Es un placer tener a un gran empresario con nosotros el día de hoy, déjeme decirle que su hija es una de las más brillantes del salón, señor Hesseh — frunzo el ceño, ¿me  está jugando una broma?

¡Maldita sea!

— Eso lo sabemos, mi esposa aporta mucho en el estudio de nuestra hija — siento la mirada de Ellise, debe estar tan sorprendida como la mayoría de los presentes, ya sé dónde conozco a esta mujer.

Alanna Fitzgerald, un antiguo romance de Universidad, una mujer que intentó quedar embarazada de mí, y en cuanto lo estuvo quiso hacerme cargo de la criatura, claramente la prueba arrojó negativo. Recuerdo todavía lo furioso que estaba mi padre ese día, estuvo a punto de golpearme cuando esa mujer se presentó a su oficina exigiendo que me hiciera responsable.

Los niños interrumpieron el incómodo desliz, observo como mi hija camina al lado de un jovencito, de cabello castaño y grandes ojos grises, coquetea con ella descaradamente, le toma de la mano cariñosamente, Marina apenada pone uno de sus mechones negros detrás de su oreja, fulmino con la mirada al niño en cuanto se queda helado al verme, por su parte mi hija se aproxima hacia nosotros con una gran alegría y nos abraza con euforia.

¿QUIÉN SE CREE ESE JOVENCITO PARA TOCAR A MI HIJA?

— Papá, Ellie, es una alegría verles, me han hecho mucha falta — expresa una vez estamos por salir del salón, la reunión ha concluido, han entregado las calificaciones, una vez más mi hija es el cuadro de honor.

— Señor Hesseh, ¿puedo hablar un segundo con usted? — la profesora me retiene, Ellise con una mirada desconfiada toma a Marina de la mano y sale del salón.

— Mucho tiempo sin verte Dorian — saluda, arqueo una ceja al observar como desabotona dos de los botones de su camisa.

— Ha sido mucho tiempo, desde la prueba de paternidad — sonrío victorioso, he dado en su punto más débil, me mira enfadada.

— ¿Esa chica es tu nuevo pasatiempo? Recuerdo que te divertías más conmigo — me acaricia el pecho "seductora" intenta hacerse paso a mis labios.

Mujer arrastrada e insinuadora, ¿cómo puede ser profesora?

— Es hora de volver a casa, amor — volteo hacia la puerta, Ellise está cruzada de brazos, esa expresión en su rostro nunca la había visto antes, cierro los ojos maldiciendo por lo bajo.

Eres un imbecil, Dorian.

La dejo plantada siguiendo con paso desesperado a mi esposa, quien furiosa camina hacia la salida, observo desde lo lejos al mismo niño del salón darle un beso en la mejilla a Marina, aprieto los puños conteniendo el enojo generado en mí, me apresuro a tomar a mi hija de la mano apartandole del insinuador niño del demonio.

— Lo siento, Señor — se disculpa.

— Nombre.

— Allan Lowell — me mira asustado, recuerdo su apellido con lujo de detalles, después de esto no volverá a tocar a MI hija de nuevo.

— Tu padre es Jonathan Lowell, trabaja en mi empresa niño, y sí no quieres que pierda el empleo será mejor que no toques de nuevo a mi pequeña — amenazo mientras asiente rápidamente, desaparece de mi vista mucho antes de que Marina pueda articular una palabra.

— Dorian — regaña Ellise, hago caso omiso y camino hecho un saco de furia en dirección al auto.

Narra (Ellise)

Miro sorprendida el comportamiento de Dorian, acaba de amenazar a un niño de doce años, ¿qué estaba pasando por su cabeza en ese instante? Aún incrédula de la escena, decido tomar de la mano a Marina, quien está claramente avergonzada, un color carmín tiñe sus mejillas, ¡mi pequeña niña! No es culpable del estúpido comportamiento de su padre.




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