Narra (Dorian)
¿Qué carajo le pasa a la prensa? Rogaba en mis adentros que Ellise no se encontrara enfadada con el contenido de la revista, malditos difamadores, estaba a punto de perder la paciencia. Mi esposa no había salido del baño desde que llegamos al hotel en un incómodo silencio, escuchaba desde nuestra cama el sonido de la regadera hace ya una media hora, todo empeora cuando nos encontrábamos en excelentes condiciones, no entiendo cuál es el sentido de la prensa para ponerme en esta situación. Hasta este punto ya no sabía a quién culpar.
Calma ese estrés, terminarás por gritarle a alguien, y te pasarás lamentando todo el viaje — las palabras de mi conciencia no me ayudan en nada, parecen empeorar mi humor.
— Ellie, ¿Puedes abrir la puerta? — suplico estando detrás de ella, la puerta se abre de golpe dejándome en el aire. Portaba su bata y una toalla rodeando su cabello, su mirada permanecía neutra sin ninguna intensión de hablarme.
— Nena...
— Dorian no vamos a discutir por esto, tengo mucho en la cabeza ahora — me mira cansada, camina hasta su maleta y saca el vestido de gala para la fiesta, el mismo que usó el día de la cena. Se retiró la bata dejando ver su increíble cuerpo ser adornado por la lencería de un bonito color negro.
— No deberías ponerte así, eso fue historia del pasado. Es igual de estúpido que ponerme celoso con el amorío que tuviste con Louis en la Universidad — se gira cruzada de brazos, camina hasta mí hasta tenerla enfrente y pronuncia con enfado aquellas palabras.
— ¿Qué sabes tú de eso?
— Sé lo necesario, te gustó mucho besarte con él.
— ¿Te estás escuchando? Hay una diferencia muy grande entre nosotros dos, tú te acostaste con todas estas mujeres, yo solo lo besé unas cuantas veces. Te recuerdo que fuiste el primer hombre que estuvo conmigo.
— No es mi culpa que te pasaras la vida restringiendo de acostarte con ningún hombre a parte de mí — suelto con enfado, sin pensar siquiera lo que había dicho, su rostro se ablandó y dio media vuelta sin decir nada.
— Ellise no quería decir eso, perdóname yo...
— Lo entendí, gracias — tomó su vestido y volvió al baño cerrando la puerta con seguro, cierro los ojos suspirando con pesadez, ¿Qué estupidez había dicho?
Y lo había había estropeado claro estaba, nos preparamos sin pronunciar ni una palabra, en su rostro permanecía una indiferencia absoluta, su enfado era notorio por lo menos para mí. Pronuncié una vez más que lo sentía, y que se veía realmente hermosa pero no hubo respuesta de su parte, todo se desenvolvió tan frío, llegamos a la fiesta por aparte a petición de ella, Ellise con sus amigos y yo como acostumbraba hacerlo, solo. La había hecho enfadar por culpa del estrés que cargo en mi cuerpo, y estoy segura que la he hecho sentir mal, me consumía la culpa por completo.
No debí haber dicho eso...
— Parece que está enojada... — escuché decir a mi lado, Dana permanecía ahí con un vestido escotado. Lo peor de todo esto es que su nombre estaba en la revista que leyó Ellise.
— No es de tu incumbencia, te agradecería que no te metieras en esto — respondí tajante, había sonado brusco pero me sentía impotente por no poder arreglar las cosas con mi esposa. La mayoría de personas empezaba a pagar por mis malos humores, un motivo más para sentirme igual de inseguro como lo fui hace años atrás.
— Eso no decías cuando estábamos a solas ¿Recuerdas? Me buscabas cada que venías de viaje — tomó mi corbata acomodándola, me aparto de ella antes de que empiece a verse mal la escena. Esto no podía empeorar más.
— No tenía responsabilidad alguna, era soltero. Respeta por lo menos a mí esposa — ríe, llamando la atención de los presentes, cierro los ojos resignado, estaba cansado y el día aún no terminaba. Visualizo a Ellise acercarse algo avergonzada, esperaba que se dirigiera a mí, sentí entonces como sus labios se posaron en los míos de golpe haciéndola retroceder.
No eran los labios de mi esposa.
— Me debías esto, Dorian Hesseh — dice Dana después de apartarse de mí, la mirada de Ellise se desfigura y termina por tomar su cartera y salir de la fiesta apresurada, intenté retenerla pero para mi desgracia el equipo de marketing me detuvo con prisa.
Perdóname, perdona a este idiota.
Narra (Richard)
— ¿Hola? — logro tomar el teléfono de la mesa de noche, me había quedado dormido temprano al igual que las niñas. Por fin una noche donde podía descansar como debía hacerlo.
— Richard, ¿Estás despierto? — escucho la voz de Dorian tras la línea, observo a mi lado a Clarisse removerse. Empiezo a maldecir por lo bajo.
— Por su puesto que no imbecil, casi despiertas a las niñas — me giro con enfado, ¿De cuánto es la maldita diferencia horaria allá?
— Me enfadaria por esa ofensa pero después de hoy, de verdad me la merezco — su voz se escucha apagada, me sorprende escuchar al gran Dorian Hesseh de aquella forma tan deprimida.
— Tu cara salió en todos los periódicos ayer, ¿En qué diablos pensabas?
— No entiendo cuál es el problema, eso pasó hace mucho tiempo, ni siquiera estaba casado para entonces — escucho una especie de golpe, seguramente que ha estado de muy mal humor, lo presiento enseguida.
— Y supongo que no se lo aclaraste a Ellise — lo suponía, para que se encuentre tan bipolar, mi hermana ha de estar enfadada con él.
— Intenté hacerlo, pero respondí una idiotez ahora está enojada, y como si fuera la cereza en el pastel, mi asistente me besó durante la fiesta de bienvenida — se le acorta la voz, estoy impactado en estos precisos instantes, ¿Le estoy escuchando llorar?
Reprime la risa, reprime la risa, Richard.
— ¿Estás llorando, Dorian?
— No idiota, sólo estoy muy estresado. No sé qué diablos hacer...
— Te has metido en un lío grande, y de solo imaginar que mi hermanita esté llorando por tu estupidez, me gustaría tenerte enfrente animal — Ok, he sonado brusco, debería calmarme. Dormir tan poco provoca ataques de ira, eso estaba comprobado.